Reseña | Across the Stars

Hace ocho años Anne-Sophie Mutter y John Williams fueron presentados por el pianista y director André Previn, recientemente fallecido. De la amistad y admiración mutua surgió lo que en un principio iban a ser unos pocos arreglos y que, con el tiempo, se convirtieron en el proyecto que hoy escuchamos en Across the Stars.

Las obras han sido elegidas de manera personal por John Williams, quien ha seleccionando temas icónicos y joyas compuestas a lo largo de más de cuarenta años. Todas ellas han sido reescritas para tener el violín de Anne-Sophie Mutter como protagonista. En algunas obras tan solo ha procurado dar al violín un papel solista por encima de la orquesta, tomando el papel de la melodía principal que originalmente estaba repartida entre varios instrumentos. Sin embargo, en otras, la reescritura para violín le ha llevado hacia la reelaboración del material original, convirtiendo alguna de las obras, como por ejemplo Hedwig’s Theme, pieza que Williams y Mutter denominan Harry Potter versión Paganini, en un tema con variaciones.

Los temas elegidos abarcan desde piezas de Star Wars: algunas icónicas, Luke and Leia, Yoda’s Theme, y otras más actuales como Across the stars (Love Theme), pieza que da título al disco, o Rey’s Theme. Encontramos también el tema principal y Remembrances, de La lista de Schindler, junto con otros menos habituales de Memorias de una Geisha o Sabrina, y un par de nuevas versiones de Donnybrook Fair, de Far and Away, y de la genial Night Journeys de Drácula, las cuales rara vez han sido interpretadas desde su composición en 1970.

Tal vez el disco no convenza a los que busquen las versiones originales, pues debe ser visto como una colección especial y no como un recopilatorio, pero lo maravilloso de estas obras de John Williams es que funcionan y tienen personalidad propia más allá de las películas e, interpretadas al violín gracias a esta colaboración, se convierten en una experiencia emocional diferente, con un punto de vista fresco y original que da una nueva vida a las obras.

Por Pedro Téllez