Reseña | Abel. Between Two Worlds

Carl Friedrich Abel (1723-1787) es quizá desconocido para muchos. Poco se sabe de este compositor alemán nacido en Köthen (Sajonia-Anhalt), contemporáneo a Johann Sebastian Bach y que vivió gran parte de su vida profesional en Londres. Abel no solo se dedicó a la composición, sino que también fue la tercera generación de virtuosos en la viola de gamba en su familia. Su padre, Christian Ferdinand Abel (1682-1761), tuvo una amplia trayectoria como intérprete y fue uno de los músicos destacados en la orquesta que Bach formó como Kapellmeister en Köthen (1717-1723). Además, se cree que Bach dedicó a Abel padre sus tres sonatas para viola de gamba, y que Carl Friedrich Abel pudo haber estudiado con Bach gracias a la estrecha relación entre ambos, aunque sin pruebas concluyentes.

Abel tuvo su debut en Londres en 1759 tocando sus propias obras y decidió asentarse en Inglaterra hasta su muerte. Su catálogo de obras incluye piezas de música de cámara, oberturas, sinfonías, cuartetos de cuerda y obras para instrumentos solistas. Una muestra de todo ello es justamente lo que esta fabulosa producción discográfica nos ofrece.

El disco comienza con una magnífica interpretación de la Sinfonía en Do mayor opus 10 núm.4. Continúa con una preciosa aria’Frena le belle lagrime»de la ópera Sifari para soprano solista, una pieza galante que realza la línea vocal de la cantante. Después encontramos cuatro conciertos: el Concerto Flauto Traverso Concertato en Mi menor, reconstruido por Wolfgang Kostujak; el Concerto Viola de Gamba en La mayor; el Concerto a Cembalo obligato en Re mayor; y el Concerto a Viola da Gamba Concertata en Sol mayor.

La Spagna demuestra su maestría en la interpretación del repertorio antiguo, logrando una sonoridad refinada y auténtica. Los solistas destacan por su excepcional calidad, dialogando con el ensemble de manera envolvente y precisa.

Este disco captura con brillantez la esencia de Abel, un compositor que merece mucho más reconocimiento del que se le ha dado por su talento y legado musical.

Por Débora Ñancupil Troncoso