Reseña | À sa guitare

Como un sutil torrente de agua que se filtra y expande en todas direcciones, se nos presenta este álbum. El estelar dúo formado por el contratenor Philippe Jaroussky y el guitarrista Thibaut Garcia nos regala un delicado y sorprendente viaje que abarca 400 años e incalculables kilómetros. Los 22 temas elegidos para este disco se dibujan siguiendo una historia sonora interna que traspasa siglos y estilos y fluye a través de la conexión natural de las sonoridades de cada pieza. Guitarra y voz es una combinación que no se suele tener en cuenta en el mundo clásico, tal vez por la diferencia de volumen, no obstante, la naturalidad esencial de ambos ‘instrumentos’ forma una sonoridad envolvente y de una intimidad inigualable. Como afirma Thibaut en la entrevista que se adjunta en el libreto del álbum, la guitarra está unida a la voz desde los trovadores ya que el laúd —antecedente histórico de la guitarra— permitía cantar, tocar y caminar. Siguiendo precisamente las posibilidades estilístico-sonoras de la guitarra, podemos escuchar las reminiscencias del antiguo laúd en los temas de Dowland, la excelsa finura de los lieder de Schubert y Mozart, las raíces más puras del sentir desde Manha de Carnaval y Alfonsina y el Mar, la grandeza de la ópera de Rossini desde Di tanti palpiti y visualizar los grabados de Goya desde El mirar de la maja de Granados; todo ello sellado con la atmósfera única que siempre genera la voz de Jaroussky, capaz de amoldarse a cualquiera de esos mundos musicales. Dos personalidades de la música clásica en sus ámbitos —Jaroussky consagrado por su irrepetible voz y el tan galardonado Thibaut García— que se muestran tal y como son en este álbum tan orgánico y heterogéneo que se aleja del repertorio ‘esperado’ al tratarse en su totalidad de arreglos originales. Asimismo, desde cada decisión musical se escucha la conexión y la complicidad entre ambos intérpretes. En sus propias palabras: ‘somos un solo artista formado por dos hombres, siendo cada uno de nosotros medio trovador’. Un paseo inolvidable para quien desee fluir a través de la música.

Por Sara Guerrero Aguado