Reseña | A Circle in the Water

Desde su creación en 1987, la Capella de Ministrers, bajo la dirección de Carles Magraner, ha sido un referente de la música antigua en Valencia. Siguiendo el ejemplo de Jordi Savall con sus libro-discos, este conjunto ha editado numerosas grabaciones en este formato. No es el caso de la grabación que nos ocupa: se trata de un único disco dedicado a la música inglesa del siglo XVI, poniendo especial énfasis en Dowland, Hume y Corkine, junto a algunas composiciones anónimas. El formato de músicos es también pequeño, en comparación al que nos tiene acostumbrados este conjunto. Tan solo una soprano, viola da gamba y cuerda pulsada nos deleitan con un programa muy interesante que ha servido de banda sonora para una película del mismo título.

Delia Agúndez canta con buena musicalidad, fraseo y correcta dicción, sin llegar, sin embargo, a la excelencia de una Emma Kirkby. El acompañamiento de viola da gamba y tiorba o láud renacentista, según la pieza, responde a criterios históricos interpretativos, cosa que es de agradecer, pues últimamente la música medieval y del Renacimiento se están convirtiendo en una especie de festival orquestal; aquello que la medievalista Mari Carmen Gómez, con mucho acierto, denominó en su momento ‘orquestas medievales’, y lo cierto es que obras que están pensadas para un número de músicos muy reducido se transforman en agrupaciones similares a las usadas por Haendel en sus óperas.

El trabajo de la Capella de Ministrers es aquí refinado, íntimo, con una acústica poco reverberante y una toma de sonido cercana al oyente. Se agradece también la labor musicológica de incluir compositores anónimos y también obras de Corkine, compositor mucho menos conocido que ya los famosos John Dowland o Tobias Hume.

Como curiosidad, se incluye aquí la famosa pieza anónima Greensleves, tema que musicó Ralph Waughan Williams y que se hizo popular en la película Verdes praderas. Observamos que la versión original es ciertamente muy diferente y, como suele ocurrir en obras similares, admite muchos tipos de instrumentaciones.

Por Àngel Villagrasa Pérez