Reseña | 33 Sueños

En este ciclo intenso de 34 piezas, el compositor ha creado una obra sólida y unitaria.

La armonía y el uso de la voz generan una línea transversal que unifica cada una de las miniaturas, dentro de las cuales surge una rítmica poderosa que actúa como elemento que transforma y enriquece.

La obra es la búsqueda del texto y de lo que este reza, y es por eso que la línea vocal busca siempre al verso. Javier Povedano (barítono) juega un papel transcendental, consiguiendo cuidar cada palabra y la articulación de una línea vocal compleja, que navega entre el movimiento melódico y el recitado.

Por su parte, Juan Carlos Garvayo (piano) nos deleita con una impecable interpretación, que hace que nos sumerjamos en las múltiples y extremas texturas.

Si bien la obra es un todo, cada microcosmos (como así denomina el compositor a cada pieza) sufre una ligera falta de independencia, denotada en unas formas que no se perciben del todo redondas (no así en el total de la obra).

Julia (la segunda parte del disco) es una sorprendente explosión de color armónico que aparece tras la escucha de los sueños de Garvayo.

Un color que surge frágil, y que Sierra transforma a placer hasta convertirlo en desgarrador. Un color que viaja y nos hace viajar por paisajes exóticos y mares lejanos, como en Cantar marinero. Y que nos deja suspendidos en el suspiro (de la preciosa voz de Quiteria Muñoz, soprano) de la Canción hacia dentro.

Seis canciones de seis poemas de la portorriqueña Julia de Burgos donde, de nuevo, el texto es el elemento sobre el que se edifica. El piano pasa —quizá un poco menos que en 33 Sueños— a un plano secundario, y podemos llegar a echar en falta la variedad tímbrica de un largo pasaje a piano o a voz sola (Sierra nos da unas pequeñas pinceladas en los sueños diecisiete y veintisiete del primer ciclo).

Ibs Classical ha conseguido publicar un estupendo disco de música de creación actual que rezuma elegancia en cada detalle, desde las ilustraciones de portada hasta la cuidada grabación musical.

Por Pablo de Diego