El pasado 10 de mayo se presentó el nuevo director general del Gran Teatre del Liceu, Valentí Oviedo, juntamente con el presidente de la Fundación Salvador Alemany.
El nuevo cargo, nombrado en la reunión del Patronato el pasado 22 de marzo, se realizó mediante la convocatoria de un concurso público de méritos liderado por el mismo presidente de la Fundación, con la colaboración de una empresa de selección.
«Una institución cultural como el Liceu tendrá que luchar siempre por la estabilidad, pero ahora iniciamos una etapa donde la prioridad ya no debe ser la de «salvar al Liceu» sino la de «disfrutarlo colectivamente«,
afirmaba Salvador Alemany en la presentación, donde ha destacado la ambición y la autoestima como piezas clave para que el Teatro crezca y siga caminando hacia la excelencia.
«El nuevo director general, Valentí Oviedo, hace posible esta ambición, por su conocimiento y experiencia como gestor de equipamientos culturales y, especialmente, por una probada sensibilidad e ilusión por la difusión de la música»,
comentaba el presidente, que concluía su intervención mirando al futuro:
“nos proponemos trabajar en el perfeccionamiento del relato del Liceu para que nuestra programación cubra las sensibilidades de nuestro público, así como hacer crecer la vertiente más social del Teatro a través del proyecto educativo y social. El Gran Teatre del Liceu debe tener la permanente vocación de situar a Barcelona en la primera línea de la lírica internacional».
El nuevo director general ha destacado la importancia que el Liceu sea protagonista por su proyecto artístico y no por su cuenta de resultados. Una semana después de su incorporación, destaca la fuerza, energía, iniciativa, y orgullo del equipo en formar parte de una de las instituciones culturales más importantes del país: “la organización tiene ganas de seguir impulsando el Liceu, a nivel humano y artístico” comentaba Oviedo, que equiparaba a las personas con el latido del Teatro, con la Orquesta y el Coro son una pieza fundamental
“está claro que la Orquesta y el Coro son un elemento que hace falta priorizar, como se viene haciendo des de los últimos años con el maestro Pons.” Con estos pilares fuertes y con la historia jugando a favor es posible “seguir construyendo este liderazgo histórico”.
Con más de 171 años de historia, el Liceu ha sido un símbolo evidente de la inquietud cultural de la ciudad de Barcelona y el país, una actitud que no debe perder. En una ciudad creativa, innovadora, con espíritu crítico, solidaria, ambiciosa y con talento, hace falta que el Liceu transmita todos estos valores tanto en sus producciones como en sus entorno. Un entorno, formado por entidades, organizaciones y público, con el que debe dialogar para convertirse en un teatro poroso y permeable.
“Si queremos cultivar nuestra singularidad debemos construir el relato desde nuestra propia identidad y proyectarlo al mundo”.
Proyectar internacionalmente un Liceu por donde pasan las grandes voces, donde se ven montajes y puestas en escena únicas e innovadoras, y también un Liceu que reconoce y exporta el talento y los creadores nacionales.
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