El compositor y guitarrista José Galeote nos sumerge en un mundo musical onírico donde el paisaje cobra una gran importancia al ser la principal fuente de inspiración del artista. En Poniente, que es el nombre que recibe este disco, nos encontramos con un repertorio elegante, cuidado, con mucha musicalidad y un sonido realmente hermoso. Un repertorio camerístico en el que la guitarra adquiere el protagonismo fusionándose en sutiles melodías con otros instrumentos como el violonchelo, la flauta travesera, el violín y el piano.
Al principio de esta grabación nos encontramos con Dos pequeñas piezas breves para guitarra y violonchelo dedicadas por el compositor a la violonchelista Laura Labrador y al guitarrista Izan Rubio. Estas piezas son la «Danza Dionisíaca» y la «Balada Nocturna». Escuchamos a continuación las Dos piezas parisinas: «Entr’acte», interpretada por la flautista Elena Salgado acompañada de Melani Mestre al piano. La segunda, que se llama «Ciclotímica», es interpretada por José Galeote a la guitarra, acompañado por la flautista Elena Salgado. Una melodía envuelta en un halo de misterio que nos conduce a un mundo de sonidos encantados.
Destaca por su especial belleza la Sonatina Primaveral, que se compone de «La Canción del deshielo. El renacer, la lucha y la luz». La Sonatina Estival se compone de tres movimientos: «Etesios», «Matsukaze y Albornés» y «Grecale». La Sonatina Otoñal cuenta con un único movimiento llamado «Landscape», interpretado por el guitarrista Carles Hoyo, acompañado por María Perera al violín y por Irene Labrador al violonchelo. La Sonatina Invernal se divide en tres movimientos. El tercero de ellos, la «Danza Ritual» es el más agitado. El violín, interpretado por Natalia Boridyuk, reexpone el motivo del primer movimiento exaltándolo, realizando una interpretación dramática mediante la que nos conduce de nuevo a la calma. El disco concluye con dos preciosos y evocadores nocturnos.
En definitiva, en Poniente encontramos un repertorio camerístico que destaca por su belleza y que además está interpretado de forma exquisita.
Por: Ana R. Colmenarejo
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