Pedro Chamorro, concertista, profesor, director, compositor e investigador, es una de las grandes personalidades de los instrumentos de púa en España. Tras la muerte de Manuel Grandío, Chamorro luchó por hacer realidad el sueño que su maestro le había transmitido: ‘dignificar y alcanzar la profesionalidad y los conservatorios para la bandurria’. Sirva este artículo de homenaje y agradecimiento a sus más de cincuenta años de dedicación a la bandurria.
Por Ana Juanals Bermejo
Su formación musical
Pedro Chamorro Martínez nació en Madrid en 1961, en el seno de una familia melómana. Desde niño, sus padres le transmitieron el amor por la música, lo que supuso que, en 1969, el pequeño Pedro comenzara sus estudios de guitarra de la mano del maestro Manuel Grandío, figura clave en su desarrollo profesional y personal.
En el año 1973, mientras Chamorro continuaba sus estudios de guitarra en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, Grandío le hizo una pregunta que cambiaría el rumbo de su vida: ‘¿Te gustaría estudiar bandurria?’. A lo que, sin duda alguna, contestó: ‘¡Sí!’. Una respuesta clara y concisa que traía consigo una importante responsabilidad. Diez años más tarde, el maestro Chamorro obtuvo el Grado Superior de Instrumentos de Púa tras examinarse por libre, y con las máximas calificaciones, de todos los cursos de Instrumentos de Púa, Conjunto, Música de Cámara, Estética y Prácticas de Profesorado y Pedagogía especializada en la Bandurria en el Conservatorio Superior de Música del Liceo de Barcelona. En 1976 y 1977, el bandurrista madrileño se alzó con el Premio Nacional de Bandurria ‘Manuel Grandío’ del Festival Internacional de Plectro de La Rioja.
Con sed de conocimiento, en 1993, Chamorro comienza sus estudios de Mandolina y Música de Cámara en el Conservatorio de Música de Esch-Alzette (Luxemburgo) con Juan Carlos Muñoz, obteniendo la Diplomatura Superior de Mandolina y Música de Cámara y el Primer Premio Interregional de Mandolina (1994). Durante este periodo, recibe clases magistrales de la catedrática de Mandolina en el Musikhochshule de Colonia (Alemania), la Dra. Dña. Marga Wilden-Hüsgen.
Su formación culmina en el año 2014. Tras obtener la máxima calificación, ‘Sobresaliente Cum Laude‘, en su tesis doctoral, ‘La influencia técnica del violín sobre la mandolina napolitana del siglo XVIII: fuentes históricas y experiencia interpretativa. El proceso de recreación de la Sonata a mandolino solo e basso de Giovanni Battista Gervasio (1725-1785)’, Chamorro se convirtió en Doctor en Artes por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid.
Manuel Grandío, maestro del maestro
La figura de Manuel Grandío fue determinante en la vida de Pedro Chamorro. Una relación estrecha y de enorme influencia le convirtió en el alumno predilecto del maestro. Resulta difícil entender los valores y el compromiso de nuestro bandurrista sin conocer el trabajo de Grandío. Es por ello que consideramos importante dedicarle unas palabras a la vida del maestro del maestro.
Manuel Grandío Arcís nació en 1920 en La Habana (Cuba). Aunque su formación musical divaga entre diversos instrumentos, la bandurria fue siempre su favorito y con el que alcanzó los éxitos más célebres.
El objetivo primordial del maestro siempre fue claro: ‘dignificar y alcanzar la profesionalidad y los conservatorios para la bandurria’. En 1961, como parte del camino para alcanzar su gran meta, Manuel Grandío funda la Orquesta de la Asociación Española de Pulso y Púa, la cual acabaría recibiendo el nombre de Orquesta ‘Gaspar Sanz’. Esta agrupación, conformada por alumnos y aficionados, era una escuela donde adquirir conocimientos musicales y bandurrísticos. Pese a ello, Grandío siempre defendió la necesidad de conservatorios que nutrieran de profesionales a la orquesta. Por desgracia, fue una lucha incansable, una batalla sin fin, que nunca pudo ver materializada. En el Prólogodel volumen uno de su Método para Bandurria (1961), Manuel deja una frase que, aun dolorosa, es realista: ‘El bandurrista necesita poder demostrar que no es un murgante, sino un músico como puede serlo un violinista, un pianista, etc.’.
Manuel Grandío, junto a su hijo Roberto Grandío, es uno de los eslabones más sustanciales y significativos en la historia reciente de nuestros instrumentos. Tras su muerte en 1979, sobrevivió lo más importante: un legado de propósitos y valores junto al espíritu luchador e idealista por los instrumentos de púa que transmitieron a sus alumnos, entre ellos, el maestro Pedro Chamorro.
Una vida en el escenario
Desde su debut en 1973, con apenas 12 años, junto la Orquesta ‘Gaspar Sanz’ de Madrid, bajo la batuta de Manuel Grandío, hasta los días actuales, donde su labor como concertista no ha conocido pausa, resulta imposible calcular el número de actuaciones que el maestro Chamorro ha ofrecido tanto dentro como fuera de España.
El día 12 de octubre de 1976, Roberto Grandío funda la Orquesta de Laúdes [él denominaba laúd a la bandurria] Profesional, con el objetivo de situar a la familia de la bandurria en los más célebres escenarios. En el año 1986, la orquesta ofreció más de ochenta conciertos, con una gira por toda la geografía de Estados Unidos. Esta agrupación estaba conformada por jóvenes esperanzados de consagrarse profesionalmente al arte de la bandurria, entre ellos, Pedro Chamorro, quien fuera miembro fundador. Sin embargo, su labor no cesa aquí.
En el año 1990, el bandurrista madrileño tomó las riendas como director de la orquesta, que tomaría el nombre de Orquesta ‘Roberto Grandío’. Pedro haría realidad el sueño de sus maestros, conseguir la profesionalidad de la orquesta, teniendo cada uno de sus miembros un sueldo mensual y realizando giras de conciertos a nivel nacional e internacional.
Ese mismo año, tras la pérdida del Dúo Grandío, conformado por padre e hijo, Chamorro fundaría junto a Caridad Simón el Dúo Chamorro-Simón. Ambos colaboraron, durante catorce años, en las giras y los trabajos discográficos del cantautor español Carlos Cano. Efectivamente, la bandurria de Pedro y el laúd de Caridad son los que escuchamos en temas tan célebres como: María la Portuguesa o Habaneras de Cádiz. Diez años más tarde, junto al guitarrista Manuel Muñoz, constituirían el Trío Chamorro.
Alrededor de 1982, el maestro Chamorro contacta a Rafael Alberti con el propósito de volver a representar, junto a la Orquesta ‘Roberto Grandío’, el espectáculo ‘Invitación a un viaje sonoro’, creado por el compositor y bandurrista Paco Aguilar. Tras recorrer toda la geografía española, y fruto de una gran amistad entre el bandurrista y el poeta, surge un nuevo espectáculo, ‘Aires y canto de España'(1990).
Alberti no fue el único gran artista con quien tuvo el placer de colaborar. Desde 1986 hasta 1991, el maestro formó dúo con el pianista Estaban Sánchez. Juntos obtuvieron el Premio Discográfico Nacional al Mejor Intérprete (1986) por el álbum ‘Beethoven: Integral de Plectro y Piano’. En el 2002, dirigió al saxofonista Pedro Iturralde interpretando su obra Pequeñas Czardas junto a la Orquesta Nacional Ensemble.
En los últimos años, el maestro bandurrista comparte escenarios junto al guitarrista Pedro Mateo, con quien ha producido el disco ‘Music for Bandurria and Guitar'(2015), para la discográfica Naxos, con música de su gran amigo Leo Brower.
Además, ha colaborado con las orquestas más destacadas del territorio nacional: Orquesta y Coro Nacionales de España, Joven Orquesta Nacional de España o la Orquesta y Coro RTVE, entre otras. No obstante, su labor no queda encerrada en nuestras fronteras. Chamorro ha dirigido las más prestigiosas orquestas de plectro y guitarras a nivel internacional, entre ellas Il Forum Musicale y la European Guitar and Mandolin Youth Orchestra.
En su búsqueda por recuperar el patrimonio musical y con el propósito de conectar a profesionales y aficionados del plectro y la guitarra, el maestro Chamorro fundó en 1997 la Federación Española de Guitarra e Instrumentos de Plectro, de la que actualmente en Socio Honorífico.
Su labor docente
Tras el fallecimiento de su maestro en 1979, Pedro Chamorro tomó el puesto de profesor de Instrumentos de Púa y Guitarras en ‘Hermandades del Trabajo’ en Madrid.
En la memoria de aquellos años, la perspectiva de estudiar y graduarse de instrumentos de púa en un conservatorio era un sueño inalcanzable, un anhelo con el que los maestros Grandío soñaban y que nunca llegarían a ver. A pesar de todo, Chamorro confió siempre en el poder de una lucha perseverante y tenaz, consiguiendo hacer realidad esta utopía en el año 1984 con la implantación de los instrumentos de púa en el Conservatorio Municipal ‘Ángel Arteaga‘ de Campo de Criptana.
Desde el citado año, el bandurrista madrileño fue abriendo puertas en conservatorios de toda la península: Conservatorio Profesional de Música ‘García Matos’ de Plasencia (1987-1990), Conservatorio Superior de Música ‘Manuel Massotti Littel’ de Murcia (1990-1996), Conservatorio Profesional de Música Alcázar de San Juan-Campo de Criptana (1996-2007) y, finalmente, Conservatorio Profesional de Música ‘Arturo Soria’ de Madrid, donde trabajó como Funcionario de Carrera desde el año 2007 hasta su jubilación en el 2021.
Además de su transcendental labor en España, el maestro Chamorro ha impartido cursos, seminarios y conferencias a nivel internacional. Destaca su participación en la Convención Nacional de Mandolina en Estados Unidos en octubre de 1995, el Seminario del Instituto Superior de Artes de La Habana (Cuba) en 1997 o el Curso Internacional de Mandolina en Hunspach (Francia) en 2008.
Su faceta como compositor
Durante una de sus giras por Estados Unidos, Pedro Chamorro conoció al Dr. Gabriel Nájera, profesor de Psiquiatría en la Universidad de Brown (Providence, Rhode Island), quien ejercería una importante influencia sobre él. Largas conversaciones y una profunda amistad, provocaron en el bandurrista una ruptura y un punto de inflexión en su carrera profesional. El maestro español halló allí la chispa que avivó la llama de su nuevo camino, inspirándolo a adentrarse en un sendero aún no explorado para él, la composición, en busca de nuevas técnicas y sonoridades.
La Fantasía núm. 1 para bandurria sola, ‘a la memoria de mi gran amigo percusionista Teodoro Vinagre’ —percusionista de la Orquesta ‘Roberto Grandío’—, fue la primera composición del maestro Chamorro en el año 1994. Desde ese momento, es una de las obras más destacas del repertorio bandurrístico, una manifestación de dominio técnico y expresivo, una ruptura de las posibilidades tímbricas, percusivas y sonoras del instrumento.
El extenso conocimiento que Chamorro posee sobre la música, así como el dominio técnico sobre los instrumentos de plectro y la guitarra, hacen que sus composiciones sean de las más distinguidas en la especialidad. En su colección cuenta con obras didácticas —destacando su colaboración con el Dr. Emilio Molina, fundador de la Metodología IEM—, para instrumento solista, dúo, trío y orquesta de plectro.
En su afán por mejorar las posibilidades técnicas y tímbricas de la bandurria, Chamorro ha trabajado mano a mano junto a los lutieres Vicente Carrillo y Ángel Benito para mejorar la familia instrumental. En el año 2021, patentaron un nuevo modelo de bandurria, Bandurria ‘Pedro Chamorro’, obteniendo una mayor proyección y calidad sonora.
El maestro Chamorro se ha convertido en una figura clave de la bandurria, entrelazando con maestría su brillante ejecución, su sabiduría pedagógica y su inspiración como compositor, deja una huella imborrable en el pentagrama de la música de plectro.
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