
La mezzosoprano Patricia Illera interpretará el rol titular de Carmen de Bizet en una producción dirigida por Aquiles Machado en el Teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria. Lo hará en una coproducción de Amigos Canarios de la Ópera y Opera Kids, un proyecto que busca acercar la lírica a los más jóvenes. Hablamos con ella sobre su relación con este rol y sus compromisos más recientes.
Por Manuel Pacheco
Lideras esta producción de Amigos Canarios de la Ópera en el rol titular de Carmen de Bizet. ¿Cómo definirías este papel, hablando en términos de presencia escénica o exigencia vocal?
Carmen es el rol operístico en el que más a gusto me siento actualmente. En términos musicales, la ópera en su conjunto es una obra maestra. En cuanto a este personaje, siento que transita y evoluciona a lo largo de los actos de una manera vital, artística y musical que me encanta. Va desde lo juguetón de la habanera o la seguidilla hasta la profundidad y dramatismo del dúo final. Requiere una tesitura vocal amplia, así como flexibilidad, pero está tan bien escrito por Bizet que siento que me va como un guante. Esto me permite fusionarme con el personaje y sentir una conexión especial con ella. Su fortaleza y su pasión me dan confianza y me siento segura.
Se trata de un personaje con el que ya estás familiarizada. ¿Cuándo debutaste como Carmen, y qué oportunidades has tenido de interpretarla?
Debuté con el rol en Estados Unidos. Me presenté a una prueba para Despina de Così fan tutte y al finalizar las audiciones me propusieron un callback para el papel de Carmen. En un primer momento sentí dudas, porque no se me había pasado por la cabeza que fuera capaz de abordar el rol. Me dieron tres días para mirarme las arias más importantes y el dúo final de la ópera, y al final no pude resistirme. Me cautivó. Tras la audición me dieron el papel, y ahí comenzó mi relación con Carmen. Fue una producción muy especial que interpretamos en el Musical Arts Center de Indiana, un teatro réplica del Metropolitan Opera de Nueva York. Nunca olvidaré el trabajo de preparación y la energía que se movió en ese escenario.
Tras esa experiencia he tenido la oportunidad de cantar Carmen en los festivales italianos Cengio in Lirica y Musica Riva Festival. En España hice una versión reducida en el Corral de Comedias de Alcalá con Paul-Émile Fourny como director de escena; y otra en el Nuevo Teatro Alcalá, bajo la producción de Más que Ópera, con Israel Lozano como Don José y la dirección musical de Lara Diloy.
¿Cómo se está desarrollando el trabajo con Aquiles Machado, director musical y escénico del proyecto?
Trabajar con Aquiles siempre es un gusto. Es una de las personas más polifacéticas y entusiastas que conozco, además de tener una de las voces de tenor más espectaculares que he podido escuchar en directo. Su conocimiento de la obra es enorme, y el haber estado al otro lado, hace que tenga una gran sensibilidad y empatía hacia los cantantes. Saber que él está detrás de este proyecto es garantía de calidad.
Las representaciones se enmarcan en el proyecto Ópera Kids, que busca acercar la ópera al público más joven. ¿Qué elementos se incluyen en el montaje, o qué actividades se prevén para llevar a cabo esta misión?
Ópera Kids es un proyecto interdisciplinar. Los jóvenes que forman parte del proyecto participan en casi todas las partes del mismo: elaboran su vestuario, estudian el contexto histórico, la historia de la ópera, la partitura, y hasta cantan los coros. Guiados por Amanecer Sierra y Ariadna Martínez, grandes pedagogas y cantantes, llegan a las funciones con un conocimiento de la obra enorme. Es un proyecto que, además, encanta a los jóvenes y remueve su relación con el teatro: se vuelven parte del espectáculo y eso les conecta con la ópera y la música. Está claro que serán el público del futuro, pero quién sabe, quizá también sean los artistas que pisen el escenario en otra generación.
Esta Carmen supone tu regreso al Teatro Pérez Galdós después de la Fedora de Giordano en la que participaste en 2023. ¿Qué recuerdos conservas de esas funciones?
Conservo un recuerdo maravilloso. El teatro cuenta con profesionales de una calidad humana increíble. Esa Fedora fue mágica. Tuve la oportunidad de conocer a Saioa Hernández, Jonathan Tetelman, Carolina López… Fue increíble compartir escenario y aprender de ellos.
Acabas de regresar de Alemania, donde has intervenido en un montaje de La flauta mágica en el Eduard-von-Winterstein Theater. ¿Resulta difícil ‘cambiar el chip’ a la hora de trabajar en obras tan distintas?
Creo que, al final, estamos acostumbrados a saltar de un personaje a otro, por lo que no me ha resultado difícil. Lo que sí que me cuesta algo más es cambiar la concepción de un personaje que he cantado muchas veces, hacerlo para acercarme a la idea del director de escena con el que estoy trabajando en ese momento. Sin embargo, es una de mis partes favoritas del trabajo: buscar las aristas de los personajes, mirarlos desde distintos puntos de vista y descubrir cosas nuevas de ellos, para reflejarlas en el canto.
Entre todos los títulos de ópera o zarzuela que has abordado, ¿hay alguno al que le guardes especial cariño?
Podría mencionarte dos: Fedora de los Amigos Canarios de la Ópera y Romèo et Juliette con los Amigos de la Ópera de A Coruña. En los dos hacía roles secundarios, pero hay algo bonito en cantar cerca de casa y de los tuyos. Te sientes cuidada y apreciada.
Por otro lado, en marzo intervendrás en un Réquiem de Mozart en el Auditorio de Zaragoza. ¿Te encuentras más cómoda en el repertorio operístico que en el sinfónico-coral, o son experiencias distintas?
Me hace mucha ilusión este Réquiem porque es la oportunidad de volver a trabajar con Ricardo Casero, con el que tuve la ocasión de debutar con Carmen en Italia, tras lo que no habíamos vuelto a coincidir. Es difícil comparar los dos tipos de repertorio. Me gustan ambos y siento que conecto con los dos. Como cantante tengo en estima oratorios como el Réquiem de Mozart o el de Verdi; las canciones de Mahler, Poulenc o Mompou; u óperas como La vida breve, Werther, Peter Grimes… Pero he de reconocer que en general disfruto mucho el proceso de analizar, estudiar, conocer y crear un personaje. Siento que en la interpretación se acallan (un poco) esas voces que susurran: ‘pon la boca así, relaja allá, cuidado que ahora viene el agudo…’. Cuando se une la música con la escena siento que se cierra el círculo.
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