El joven violonchelista madrileño Pablo Ferrández y la cantaora flamenca Soleá Morente han sido reconocidos hoy con el Premio Princesa de Girona de las Artes en un acto presidido por S.M. la reina Letizia.
Los premiados han sido distinguidos por saber combinar su talento excepcional, su capacidad extraordinaria de conmover y su emprendimiento liderando proyectos musicales.
El jurado ha estado formado por el director de la Academia de las Artes Escénicas de España, Jesús Cimarro; la periodista Montserrat Domínguez, el arquitecto Rafael Moneo; el director artístico adjunto del Palau de la Música, Víctor García de Gomar, el escritor Luis Alegre, la cineasta Gracia Querejeta, el director de orquesta Andrés Salado y la actriz Maribel Verdú.
Con una técnica superior y una madurez impropia de su edad, Pablo Ferrández ha sido descrito como “un solista que siempre pone sus cualidades al servicio del compositor.” “La vanidad personal es ajena a Ferrández”.
Nacido en Madrid en 1991, en una familia de músicos, Pablo ingresó con tan solo 13 años en la prestigiosa escuela Superior de Música Reina Sofía donde estudió con Natalia Shakhovskaya. Posteriormente continuó sus estudios en la KronbergAcademy, donde se ha formado con FransHelmerson, gracias a la Fundación Casals y a Juventudes Musicales de Madrid.
Galardonado con el premio ICMA 2016 al “Joven Artista del Año”, Pablo Ferrández hizo historia siendo el primer español premiado en el XVInternational Tchaikovsky Competition. Elogiado por su autenticidad, Pablo es considerado por la crítica como “uno de los mejores violonchelistas” (Rémy Louis,Diapason Magazine). A sus 26 años continúa su brillante carrera colaborando con artistas de renombre y orquestas de prestigio internacional.
Su primer CD, con los conciertos para violonchelo y orquesta de Dvorak y Schumann, grabado con la Stuttgart Philharmonic Orchestra dirigida por RadoslawSzulc, recibió una entusiasta acogida por parte de la crítica internacional: “con un tono cálido y un lirismo impulsivo, a la vez que refinado, Ferrández es un intérprete ideal para el concierto de Schumann, con su melancólica elegancia y sus momentos de humor voluble” (Tim Ashley, The Guardian); “Es en el Concierto de Dvorak en el que Pablo Ferrández se anuncia a sí mismo como un chelista de altura” (Janet Banks, TheStrad)
Ferrández mantiene una sólida relación artística con GidonKremer, uno de sus mentores, y con Anne Sophie Mutter, que dijo de él: “Pablo Ferrández es realmente especial…gran sonido, vibrato refinado, técnica perfecta, y un músico auténtico”.
Pablo Ferrández toca el Stradivarius “Lord Aylesford” (1696) gracias a la Nippon Music Foundation
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