El pianista español Pablo Amorós ha actuado en numerosos escenarios de España y realizado gran cantidad de giras internacionales. Recientemente ha sacado un nuevo álbum, ’12 Boston Waltzes’, en el que rescata los valses inéditos de Clifton Worsley. Además, compagina su trabajo como concertista con la organización de la primera edición del Concurso de Piano Ciudad de Málaga, que se celebrará el próximo mes de junio.
Por Alicia Población
¿Cómo surge la idea de grabar los valses de Pere Astort i Ribas, más conocido por el seudónimo de Clifton Worsley? ¿Qué relación tienes con Miguel Ángel Sánchez, el promotor de proyecto?
Hace unos años mi agente conoció a Miguel Ángel Sánchez y este le dijo que tenía un proyecto para grabar los valses de Worsley. Tiempo después yo tocaba en el Teatro Monumental y Miguel Ángel vino a verme. Después del concierto charlamos un rato sobre la grabación y me mandó las partituras para que les echara un vistazo. Enseguida me enamoré de la historia, del personaje, de la música y del proyecto. Me parecía sorprendente que hubiera tenido un éxito tan extraordinario y luego fuese olvidado, que fuera considerado el padre del Boston Waltz y ni siquiera llegara a ir a Estados Unidos.
Con su fallecimiento, en 1925, Worsley cayó progresivamente en el olvido hasta el punto de desaparecer de las programaciones de música catalana. ¿A qué crees que se debió?
Poco antes había muerto su hija y eso lo dejó destrozado. Nunca se recuperó. El hecho de que muriera tan joven y no pudiera escribir más música es una de las cosas que hace que desapareciera, ya que en aquellos tiempos los gustos y modas cambiaban rápidamente y al vals le siguieron otros estilos y formas musicales que enseguida ocuparon su sitio.
¿Por qué crees los Boston Waltzes obtuvieron tanta popularidad en la época?
Es un conjunto de cosas. La elegancia del vals, las melodías pegadizas y fáciles de asumir por el oyente, unas armonías que ayudan a reafirmarse… Es una música para disfrutar, tanto escuchándola como tocándola. Son obras que permiten mucha libertad en la interpretación y producen un gran placer.
Ante la dificultad de rastrear las grabaciones gramofónicas de Worsley, ¿cómo has afrontado la interpretación y los arreglos de estos doce valses?
El proceso es siempre el mismo, sea un repertorio más habitual o algo como esto, del que no hay referencias. Normalmente leo la música a primera vista para hacerme una idea de qué es lo que tengo enfrente, como si hojeara un libro de texto en una librería. Una vez hecho esto, trabajo lentamente y escucho la música en mi cabeza obsesivamente. La canto internamente hasta que me resulta natural e imposible de hacer de otro modo. Es entonces cuando empiezo a trabajar en el piano para intentar trasladar eso que he creado en mi mente y en mi oído interno a un sonido más real, más tangible.
El repertorio de este disco contrasta con el resto de los trabajos que has afrontado. ¿Qué es lo que más destacarías de la música de Worsley?
La música tiene el poder de trasladarnos a diferentes sitios y épocas, y la música de Worsley, tan elegante, cuando se escucha, al menos a mí, me traslada a esos primeros años del siglo XX, a ese fulgor cultural y social que había en aquellos tiempos de la Belle Époque. Es una música que existe para que la gente la disfrute, sin un objetivo de análisis intelectual claro, más bien una música hedonista, sensitiva. No tiene la pretensión de crear controversia o de romper con las corrientes que hubiera en su momento. Más bien solo tiene la intención de provocar placer. Evidentemente es un cambio en el repertorio que he grabado hasta ahora. Pero lo he disfrutado con la misma intensidad que el resto.
¿Tendremos ocasión de escuchar este disco en directo próximamente?
Sin duda. Tocaré en diferentes ciudades de España que se anunciarán debidamente y posteriormente en Londres y China.
Estás embarcado en la preparación de la primera edición del Concurso de Piano Ciudad de Málaga, que se celebrará el próximo mes de junio. ¿Cómo se empieza a dar forma a un concurso?
Hace tres años me mudé de Madrid a Málaga. Es una ciudad que en los últimos tiempos ha crecido cultural y económicamente de un modo asombroso. Me sentí muy bien acogido desde el primer momento y decidí que quería hacer algo para aumentar y mejorar la ya muy rica oferta cultural que hay en esta ciudad. Y ahí empecé a darle forma al proyecto. Siempre pensé que si hacía algo tenía que ser de un nivel muy alto, y en Málaga las cosas se hacen bien o no se hacen. Así que, cuando me decidí por hacer un concurso, no tuve duda de que el objetivo era hacerlo al nivel de los mejores y año a año superarnos.
¿De dónde surgió la idea de organizar este concurso en Málaga?
Tuve la gran fortuna de encontrarme con el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, y explicarle el proyecto del concurso. Y digo la fortuna porque desde el primer instante acogió el proyecto como propio y me apoyó completamente. Tenemos como patrocinadores principales al Ayuntamiento de Málaga, la Diputación de Málaga y la Fundación Unicaja, y también contamos con otros patrocinios de empresas privadas como Madese, Arizón Abogados, Buró, Royal Pianos, Formación de Oradores y colaboradores como la Orquesta Filarmónica de Málaga (OFM), el Ayuntamiento de Córdoba, el Auditorio de Tenerife, la Pharos Arts Foundation, y el Teatro Ciudad de Marbella.
¿Cuál es vuestro elemento diferenciador?
Mi objetivo es convertir a este concurso en una referencia mundial por la calidad de organización. El sello diferenciador, además de que se celebre en una ciudad como Málaga, que ahora mismo está considerada una de las ciudades ideales para vivir en el mundo, es la búsqueda de artistas. Mi objetivo es encontrar verdaderos artistas que perduren, que no sean solo unos ganadores más que desaparezcan en la masa de premiados que hay cada año en el mundo. Queremos que los veinticuatro que lleguen a Málaga se preocupen solo de tocar y de transformar al quien los escuche. Busco artistas antes que pianistas. Asimismo, cada año inaugurará el concurso un pianista consagrado. Esta primera edición tendremos a Elisabeth Leonskaja, que dará un recital en la gala inaugural.
¿Cuáles son los premios y reconocimientos que vais a ofrecer?
Tras el proceso de preselección a través de vídeo y currículo, los veinticuatro pianistas que lleguen a Málaga tendrán cuatro fases que superar para optar a los premios que ofrece el concurso. Una primera fase de veinticinco minutos en la que tocarán solos y que incluirá un estudio de Chopin y un preludio y fuga de Elclave bien temperado de Bach; una segunda fase con un recital de cincuenta minutos de repertorio libre; una semifinal en la que, acompañados por el Cuarteto Thyssen, interpretarán un quinteto; y la final junto a la Orquesta Filarmónica de Málaga, dirigida por Salvador Vázquez.
El Primer Premio está dotado con 20.000 euros y cinco conciertos remunerados en el Festival de Piano ‘Rafael Orozco’ de Córdoba, en uno de los ciclos organizados por la OFM, en el Teatro Ciudad de Marbella, en el ciclo de piano del Auditorio de Tenerife y otro en la temporada de la Pharos Arts Foundation (Chipre). El Segundo Premio recibirá 10.000 euros y el Tercero, 6.000 euros. Además, hay un Premio al Español Mejor Clasificado de 1.500 euros que patrocinan Royal Pianos y Clemente Pianos.
¿Cómo se escoge al jurado para un evento de estas características? ¿Quiénes formarán parte de él?
He tenido la suerte de conocer grandes personalidades y artistas durante mi carrera y mi idea es que en el jurado haya siempre gente de prestigio y trayectoria reconocida, no necesariamente solo pianistas. En esta primera edición somos todos pianistas excepto José María Moreno, director titular de la OFM, pero en el futuro mi objetivo es que en el jurado haya músicos de diferentes instrumentos. Como dije anteriormente, quiero encontrar verdaderos artistas, no solo pianistas.
En esta primera edición el jurado estará formado por Alberto Portugheis, legendario pianista argentino; Juan Miguel Moreno Calderón, director artístico del Festival de Piano Rafael Orozco’; José María Moreno, director titular de la OFM; Sten Lasmann, pianista estonio; Jorge Luis Prats, pianista cubano; y yo, como presidente del jurado.
¿Qué otros proyectos te depara el futuro?
En los próximos meses, además de la locura que supone la organización de un evento como este, tengo conciertos por España. También en Alemania, con el Trío de Piano de Colonia, con el que tocaré tríos de Brahms, Beethoven y Turina. En verano me espera una gira por Sudamérica. Asimismo, también tengo conciertos en China, y la preparación de otra interesante grabación.
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