Noelia Rodiles es una de las pianistas preeminentes de su generación, particularmente reconocida por su emotividad musical y por su sensibilidad interpretativa, tanto por la crítica como por el público. Acometerá próximamente su primera colaboración como solista con la Orquesta y Coro Nacionales de España.
Por Abelardo Martín Ruiz
¿Cuáles fueron sus orígenes en el mundo de la música o su inquietud por profundizar más específicamente en la misma?
Mis orígenes en el mundo de la música estuvieron determinados por una circunstancia prácticamente casual, y seguramente orientada como consecuencia de una inquietud que tuvieron mis padres por ofrecernos tanto a mi hermana como a mí una educación variada y de buena calidad. Esta voluntad comprendió diferentes actividades, por supuesto la música, pero también nos inculcaron una sensibilidad e importancia hacia otras disciplinas como los deportes, los idiomas, la pintura o la danza. En todo ese ámbito podríamos decir que se inició un poco mi interés, igualmente por influencia por parte de mi hermana, que es mayor que yo, y ya tocaba el piano previamente. En mi circunstancia, la interpretación comenzó más como una diversión, como una afición, y posteriormente tuve también la inmensa fortuna de tener a muy buenos profesores que, especialmente en los primeros años, hicieron que la música representase para mí algo muy bonito, debido en particular a que supieron inculcarme ese amor por ella que, personalmente, considero fundamental en los inicios de la educación en cualquier centro de enseñanza.
¿Cómo surgió su interés por el piano como instrumento en particular?
Mi interés por el piano se origina precisamente, como he mencionado anteriormente, por la influencia de mi hermana mayor, puesto que ella ya había comenzado previamente con este instrumento, por lo que nosotros teníamos uno en casa, que además me gustaba tocar y con el que me encantaba experimentar, entendiéndolo en su momento como un pequeño juego. Progresivamente, podríamos decir que me fue atrapando poco a poco, pero de una forma completamente natural y cercana. Posteriormente, también realicé incursiones en otros instrumentos, en ese sentido estudié del mismo modo el Grado Profesional de viola, que considero que, de manera complementaria, comprende una formación profundamente enriquecedora para cualquier instrumentista, sobre todo para los pianistas, puesto que al final nuestro instrumento es bastante solitario, y de modo concreto la posibilidad de hacer música con otras personas, de colaborar activamente dentro de una orquesta, e incluso de hacer música de cámara desde una perspectiva diferente, resulta muy interesante de cara a adquirir importantes conocimientos como músicos. En cualquier caso, el piano terminó representando, en definitiva, mi instrumento principal, porque es con el que empecé en su momento, con el que me encuentro más identificada y con el que me siento yo misma.
¿Quiénes representan o han representado sus figuras determinantes para su conformación como pianista?
Principalmente, todos y cada uno de mis profesores, desde la primera profesora que tuve, Ana Serrano, que me recibió en el aula del conservatorio cuando era pequeña, hasta todos los que fui teniendo después en diversas instituciones, como Lidia Stratulat, Ana Guijarro, Galina Iwanzowa o los que tuve en la Escuela Superior de Música Reina Sofía de Madrid, como Dmitri Bashkírov, recientemente desaparecido, y Claudio Martínez Mehner. Todos ellos han construido los fundamentos de lo que actualmente me considero como pianista, además de otras muchas personas que siempre me han acompañado y han estado conmigo a lo largo de todo este camino, entre compañeros del conservatorio o buenos amigos que me han aconsejado o me han apoyado. Creo que al final, con el paso del tiempo, cualquier persona se nutre de las influencias que va recibiendo y que continúa recibiendo cada día. Como músico, al menos, así lo siento de manera particular, puesto que tienes que intentar permanecer siempre abierto, en todo momento, para seguir aprendiendo. Personalmente, por ejemplo, siempre que escucho a una persona, cuando hago música de cámara o cuando acudo a presenciar un concierto, intento reflexionar para intentar incorporar nuevas ideas, a través de la observación, comprobando positivamente qué es lo que me ha gustado, por qué me ha gustado o cómo puedo profundizar en lo que he considerado más interesante. En líneas generales, me parece que para la conformación de una personalidad artística no se trata únicamente de tomar como referencia a una, a dos o a varias figuras, sino también a toda la gente con la que te has ido cruzando durante toda tu vida.
¿Con qué autores y con la música de qué período se siente especialmente identificada, vinculada o conectada?
Me siento identificada realmente con bastantes compositores. Entre los pianistas, además, somos especialmente afortunados, por poseer una producción extensa y maravillosa. Me encanta interpretar a autores como Mozart, Beethoven o Schubert, así como en general a todos los que tengan un repertorio comprendido desde el período barroco hasta el período romántico. Por otro lado, también me gusta la posibilidad de abordar música actual, que creo que hay mucha y muy buena, así como el hecho de recuperar repertorio o de buscar un poco más allá de las obras que siempre se suelen programar. En este aspecto, de hecho, mis proyectos tanto discográficos como de concierto van un poco en esta línea, como en mi primer álbum, con creaciones de Schubert y Ligeti, mientras que en el segundo álbum intenté establecer un diálogo entre composiciones románticas de Schubert, Schumann y Mendelssohn con otras de compositores contemporáneos españoles que escriben con una estética verdaderamente maravillosa y que atesoran un repertorio formidable, como Joan Magrané, Jesús Rueda y David del Puerto. Esta manera de combinar el repertorio puede resultar realmente atractiva para el público, de hecho, he comprobado en concierto que este suele demandar una parte en la que se pueda escuchar repertorio digamos tradicional, que siempre nos encanta abordar, pero también agradece la propuesta de descubrir nuevas composiciones o autores. Como intérpretes, considero que tenemos, en cierto sentido, la responsabilidad de intentar dar a conocer este repertorio e interesarnos por la música que se escribe actualmente, de modo que, en mi caso, intento combinar las obras a interpretar en los programas con esta pretensión, planteando añadir un complemento de originalidad, e interés, al margen del gran repertorio.
¿Ha combinado su dedicación como intérprete con la docencia en determinados ámbitos? ¿Considera que se conectan respectivamente ambos mundos de manera positiva?
Hace ya bastante tiempo que combino mi dedicación como intérprete con la docencia y, efectivamente, creo absolutamente que representan dos mundos totalmente conectados en los que uno le aporta mucho al otro, incluso mutuamente en ambas direcciones recíprocas. El hecho de trabajar con alumnos también te hace aprender mucho; como comentábamos al principio de esta entrevista, se aprende mucho escuchando a los demás y escuchando a alumnos evidentemente también, al hacerte preguntas, al intentar buscar soluciones o al tratar de hallar alternativas para abordar la partitura. Todo esto enriquece de manera muy positiva la experiencia y el conocimiento de la música. Por otro lado, considero que para los alumnos también es muy positivo el hecho de tener a un profesor que sea intérprete, que suba a un escenario, porque creo que hay aspectos en los que se puede ayudar mucho más a alguien teniendo continuamente la experiencia de salir a ofrecer música en directo, estando en activo. En la actualidad me encuentro trabajando como profesora en Musikene, el Centro Superior de Música del País Vasco, en San Sebastián, y me parece que se trata además de una institución que respeta y fomenta el hecho de que sus profesores estén en activo, algo que para mí en concreto es muy valioso y creo que para el alumnado también.
Esta entrevista se conforma en parte con motivo de su próximo debut como solista con la Orquesta y Coro Nacionales de España. ¿Qué representa para usted poder participar en un programa sinfónico junto a esta formación?
Poder colaborar junto a la Orquesta Nacional de España en un programa como solista es un auténtico regalo, puesto que es una agrupación a la que llevo escuchando desde hace muchos años con bastante frecuencia, desde que comencé prácticamente en el mundo de la música, y que además se encuentra actualmente en un período especialmente magnífico de toda su historia, con muy buenos músicos como integrantes de su plantilla. Considero que va a ser un verdadero lujo poder compartir un concierto con ellos, y lo estoy deseando.
También lo hará ofreciendo una de las principales creaciones de Beethoven destinada al piano con orquesta, su quinto concierto. ¿Qué representa para usted la figura de este autor y por qué ha escogido esta obra en particular?
Si antes comentaba que colaborar con la Orquesta Nacional de España me parece un lujo y un regalo, hacerlo con el quinto concierto para piano de Beethoven lo convierte en algo todavía mucho más especial. La decisión de hacerlo con esta música estuvo consensuada en su momento a tres bandas, entre la orquesta, el maestro Lucas Macías y yo. En relación a la misma, es una obra que realmente no necesita presentación, debido a que permanece prácticamente tanto en la escucha como en el corazón de todos los músicos y melómanos. Interpretarlo, además, me parece que siempre comprende una fiesta y una celebración de la música y de la labor por la música. Es una partitura a la que tengo mucho cariño también porque la he ofrecido con diversas orquestas, tengo un muy buen recuerdo especialmente de cuando la preparé con la Orquesta de la Universidad de Düsseldorf en la Tonhalle de esa ciudad, bastante cerca precisamente de la casa natal del compositor, lo que hizo que este evento fuera incluso más especial. Tengo muchas ganas de poder compartirlo tanto con la Orquesta Nacional de España como con el público asistente.
En su trayectoria ha combinado la interpretación con orquesta con recitales de piano solo o con conciertos de música de cámara. ¿En cuál o en cuáles de estos ámbitos se encuentra más cómoda como intérprete? ¿Considera que todos permanecen conectados?
Creo que todos los ámbitos tienen su encanto y a la vez tienen sus dificultades. Tocar con orquesta es maravilloso, pero cuando en concreto funciona esa manera de hacer cámara a lo grande, que es como yo la entiendo, cuando existe realmente esa conexión entre solista, director y orquesta, así como cuando funciona bien, no tiene precio. Por otro lado, tiene las dificultades propias de tener que tocar con un número de personas muy grande y con un número de ensayos limitado, lo cual hace que el trabajo tenga que ser muy práctico y muy rápido, con la necesidad de que todo esté muy claro desde el primer día. Tocando solo, evidentemente, existe mucha más libertad en todos los aspectos, al poder gestionar de forma autónoma, completamente, el tiempo o las necesidades que se tengan. Haciendo música de cámara, cuando tocas con compañeros con los que sientes una conexión, a los que admiras o con los que estás a gusto, se crea una intimidad muy bonita y una confianza que creo que puede provocar también momentos absolutamente mágicos y especiales. Yo estoy cómoda francamente con todos, y creo que cada uno de ellos alimenta y hace crecer a los otros. Por este motivo, me parece que todos son necesarios, y, de hecho, habría que preguntarse para qué sería útil vivir aislado en un solo campo y tener que renunciar a otros ámbitos pudiendo tener la experiencia de introducirse en todos ellos. Por ejemplo, hace poco tiempo he publicado un disco junto al violonchelista Fernando Arias, y para mí es el ejemplo de lo que considero positivo a la hora de hacer música de cámara, poder tocar con alguien a quien admiras, con quien te ilusiona tocar y con quien compartes mucho. Curiosamente, también existen siempre cuestiones en las que no se coincide, y eso te hace crecer, aprender y ver las cosas de otra manera. Considero que todo ello es, honestamente, muy valioso para un intérprete.
¿Ha abordado otros géneros musicales en su trayectoria como instrumentista?
Lo cierto es que sí he participado en proyectos más transversales, digamos, en los que he colaborado con músicos de otros géneros musicales, sobre todo en proyectos organizados por la Fundación Juan March, que dedica una importantísima labor a acercar la música al público joven. En colaboración con ellos tuve la inmensa fortuna de compartir programa con el maravilloso pianista de jazz Moisés Sánchez, con el que establecimos un diálogo entre la música clásica y el jazz, así como una comparativa en relación a la influencia que han tenido recíprocamente. Lo programamos en su momento en la Fundación Juan March, en el Festival de Música Española de Cádiz y en el Festival Otoño Musical Soriano. Por otro lado, he participado en proyectos en los que nos hemos introducido en las influencias tanto de la música como de los ritmos africanos en la música contemporánea concebida para piano, una propuesta muy interesante de la Fundación Juan March, en la que se ha producido una interacción entre unos percusionistas africanos y yo, tocando un repertorio contemporáneo. Creo que este tipo de iniciativas son sumamente importantes, puesto que siempre aportan un complemento para eliminar etiquetas y acercar la música a todos los públicos, evitando incurrir en prejuicios.
¿Cuáles son sus próximos compromisos para el futuro?
Lo más inmediato es el concierto que hemos comentado junto a la Orquesta Nacional de España, y el maestro Lucas Macías, el próximo día 23 de enero. Poco después, tendré un recital en la Fundación Juan March, dentro en su ciclo de los miércoles, en el que abordaré un programa en la línea de lo que mencionaba antes, estableciendo diálogos entre el gran repertorio y en cómo esa producción ha influido en los autores actuales. En ese programa en concreto, habrá una primera parte en la que Schumann dialogará con Kurtág y Rueda, y una segunda parte en torno a Bach que se encontrará acompañado por Magrané, Busoni y Gubaidúlina, una compositora que justamente acaba de cumplir 90 años y que creo que debería estar más presente aún en nuestras programaciones. Habrá otros recitales con este tipo de programas, también tengo un compromiso en otro concierto con diferentes obras de la ganadora del Premio Nacional de Música del año 2020, Raquel García-Tomás, que combinaré con obras de Schubert, así como un proyecto de música de cámara, que hemos iniciado esta temporada, para interpretar los cuartetos con piano de Mozart, que son obras maravillosas, y que ya tuvimos la oportunidad de compartir en el mes de diciembre junto al violinista Aitor Hevia, del Cuarteto Quiroga, la violista Lara Fernández, del Cuarteto Cosmos, y el violonchelista Fernando Arias, del Trío VibrArt.
¿Qué representa para usted la música?
Para mí la música es una forma de vivir, de comunicarme y de entender a los demás, así como un medio de expresión que ayuda a embellecer, comprender y enriquecer el mundo.
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