Formado por los violinistas Marta Peño y Luis Rodríguez, Aurora Rus a la viola y Arnold Rodríguez al violonchelo, el Cuarteto Iberia tiene como objetivo mantener la tradición camerística aportando un nuevo punto de vista a las obras del género. En junio de 2021 ganaron la plaza para estudiar en la Universität Mozarteum de Salzburgo y desde 2022 son cuarteto residente del Museo Lázaro Galdiano de Madrid.
Por Alicia Población
¿Cómo surgió el Cuarteto Iberia?
Aurora: El Cuarteto Iberia surgió hace cinco años, aunque siempre hemos estado, como músicos individuales, muy en relación con la música de cámara, cada uno en sus diferentes sitios de estudio o con sus distintos grupos. Arnold, Marta y yo estudiamos desde pequeños en el Conservatorio Profesional de Música ‘Adolfo Salazar’ de Madrid. Luego, cada uno se fue a estudiar fuera, pero coincidimos para tocar en un concierto en Italia y ahí empezó la idea de hacer algo más en serio. Hace dos años, cuando se incorporó Luis, y coincidiendo con nuestra entrada en el Mozarteum, nos conformamos como cuarteto y nos centramos en sacar este proyecto común adelante.
¿Cómo son los inicios de un grupo de cámara?
Arnold: Como con cualquier cosa que hagas en la vida, creo que es decidir hacer una inversión. Al principio es muy difícil, porque no hay nada, es solo ensayar, es una apuesta muy grande. Los cuatro estudiábamos en sitios diferentes de Europa y decidimos establecernos en un lugar común e ir a una escuela para aprender y poder llevar a cabo este proyecto. Cuando otros compañeros estaban implicándose con la enseñanza o tocando en orquestas y teniendo más estabilidad económica, nosotros apostamos por seguir formándonos para un premio que creemos que es mayor. Es posible, pero difícil. En cualquier caso, lo principal es que te apasione aquello por lo que vas a apostar.
Marta: Creo que la apuesta por la música de cámara vino por esa pasión de la que habla Arnold. Para cualquier músico es un sueño tocar en grupo, y si resulta que hay tres compañeros tuyos dispuestos a apostar por lo mismo que tú, merece la pena intentarlo. Somos muy jóvenes, así que podemos darlo todo y ver si funciona, aunque tengamos que rechazar otras cosas.
Arnold: En la música de cámara se escucha tu propia voz, que es algo que, en otras facetas, como las orquestas o la pedagogía, no está tan presente. El resultado final es un diálogo entre cuatro personas que hacen música juntas y nadie más interfiere en ese resultado, para bien y para mal.
¿Cómo se elige qué compañeros van a estar contigo en una apuesta de estas dimensiones?
Luis: Bueno, yo soy el elegido (risas), así que no puedo hablar por ellos, pero sé que estuvieron haciendo un proceso de selección y probaron con distintas personas. Lo que yo noté fue que había muy buen feeling tocando juntos. Creo que eso es lo principal: cuando no hace falta hablar demasiado para explicar lo que quieres hacer, ahí es donde está el match. Musical y personalmente fue muy fácil desde el principio, ahí es donde yo creo que se sabe si funciona.
Marta: Fue un proceso duro, pero también muy interesante. Al probar con tantas personalidades también distinguimos cuál era la nuestra, supimos qué era lo que queríamos y la identidad que teníamos como grupo.
¿Qué es lo más importante a la hora de ponerse a trabajar en común?
Aurora: Yo diría que lo más importante es el respeto mutuo. Cada uno pensamos de forma diferente y trabajamos de forma distinta, así que es importante llegar a algo común respetando siempre la opinión de los otros. Para eso, lo que solemos hacer a veces, es dividir el ensayo, para que cada uno tenga su tiempo para decidir en qué centrarse, de explicar cómo ve la obra y lo que quiere trabajar. A veces no es posible hacer esto, y sí hay confrontación de ideas. En esos momentos hablamos, discutimos, no solo ensayamos para tocar notas, sino para tratar de encontrar ese punto en común entre cuatro personas. Al final, se trata de probar todas las ideas y ser honestos y decir cuál es la que funciona mejor en la práctica.
Marta: Además, en la música hay tantos detalles que atender que al final todo es compatible. Lo que le falta a uno, lo dice otro y entonces encaja. No hay ideas que sean tan opuestas que no se puedan realizar a la vez. Todo suma.
Luis: Es muy complicado lidiar con el ego. Ese es el problema de los grupos. Cada uno trabaja mucho por volcar su idea y tiene una manera de ver y trabajar la música en casa. Cuando llegas al ensayo no debes tomarte demasiado en serio lo que has preparado. Eso te hace ser mucho más flexible y te ahorra conflictos con el resto de gente. Si los cuatro bajamos el ego, se crea un caldo de cultivo con el que poder caminar hacia lo común.
En junio de 2023 ganasteis el Concurso Internacional de Música de Cámara ‘Antón García Abril’. ¿Cómo lleváis el tema de la competitividad?
Aurora: Intentamos que sea lo más sano posible. No creemos en la utilidad de esa competitividad tóxica. Cuando hacemos un concurso intentamos que sea un concierto más. No es lo mismo un jurado que el público, pero hemos llegado a la conclusión de que cuanto más llegamos fuera es cuando más libres estamos dentro, así que intentamos disfrutar como si fuera un concierto. En el García Abril funcionó porque nos sentimos bien en el escenario y eso al final es más importante que ganar o no para nosotros.
Luis: El proceso de preparación para un concurso es lo que más hace mejorar al grupo. Siempre hay que trabajar con minuciosidad, pero enfocarlo a la tensión de un concurso te hace prepararte muchísimo más a fondo.
Arnold: Suena un poco manido, pero es verdad que el premio más importante del concurso es lo que mejoras como grupo. En definitiva, es tratar de subir ese escalón más, no tanto para competir con otros, sino para superarnos a nosotros mismos.
¿Cuál diríais que es vuestra identidad como grupo?
Arnold: La identidad es quién eres y no hay dos personas que sean iguales. En un cuarteto, con cuatro personalidades, veo casi imposible no ser distinto a cualquier otro grupo. Nuestra personalidad es nuestra forma de trabajar y el mensaje que queremos llevar al público. Creo que no se trata tanto de empeñarse en tener una identidad diferenciadora, sino en ser nosotros mismos, potenciar lo que somos, que es lo que al final nos diferencia.
Marta: Diferenciarse solo por querer diferenciarse es artificial, es crear algo que has pensado en exceso, que has forzado.
Luis: Una cosa que ayuda a definirte es pensar lo que no eres, lo que no te define. En ese sentido, no somos un grupo que te deje indiferente, no somos un huevo sin sal, de alguna forma ponemos toda la carne en el asador. No somos un grupo tibio. También porque somos intensos individualmente.
¿Qué ofrecéis como grupo para llegar a más público?
Marta: Nos preguntamos mucho cómo traer a nuestro presente música compuesta hace tantos años. Nuestro objetivo es entender cómo vivían en esa época, cómo escribían, las circunstancias que rodeaban a los compositores de esas épocas, e intentar traer esas ideas, esos contextos, a lo que pasa ahora. Se trata de que encaje algo del pasado en lo actual.
Arnold: Y sin dejar de ser fieles a la partitura. Hay mucha más manga ancha de la que parece. Cuando trabajas mucho en una obra te das cuenta de que cada vez sacas nuevos detalles. Nunca se toca una obra igual. Es como la literatura. Puede ser que un libro que esté muy bien escrito, pero que esa forma de escribir no te llegue. Es lo mismo con el público. Podemos ser más cercanos a ellos o menos. Es lo que decía antes Luis de que no te dejamos indiferente. Puedes salir encantado u horrorizado de un concierto nuestro.
Desde hace unos años se observa un mayor posicionamiento y una mayor visibilidad tanto de músicos españoles en orquestas internacionales de alto nivel como de grupos de cámara y solistas en auditorios de todo el mundo. ¿A qué creéis que se debe este boom?
Aurora: Creo que gran parte de responsabilidad la tienen los conservatorios españoles. Se prepara muy bien a los alumnos. Lo hemos vivido en nuestras carnes como alumnos y cuando hemos dado clase. Pero también es cierto que en Europa hay una oferta increíble y supongo que por eso nos vamos tantos. Viajar es primordial para entender cómo funciona el sector fuera.
Arnold: Es muy importante crear una red en la música. Si mucha gente de muchos sitios va a estudiar a un sitio concreto, como a Salzburgo en nuestro caso, al final vas a crear una red de compañeros que nutrirán un intercambio cultural fundamental. Hacer la carrera en un solo sitio, y más en España, que tiene muy poca afluencia de alumnos de otros sitios, te cierra un poco.
Marta: Tocamos mucha música de compositores alemanes y austriacos, así que también es necesario que nos nutramos de esa cultura, no solo que toquemos la música desde casa.
Luis: También es cierto que hace cuarenta años quizá el nivel en España era más bajo, pero nuestros profesores se fueron al extranjero y volvieron. De esta manera nutrieron el sistema de enseñanza y nos inculcaron todo lo bueno de fuera a quienes estudiamos con ellos.
Acabáis de firmar un convenio pedagógico con el Conservatorio Superior de Música ‘Eduardo Martínez Torner’ del Principado de Asturias, algo que ya hicisteis en el Conservatorio Profesional de Música ‘Teresa Berganza’ de Madrid. ¿Qué creéis que podéis aportar al alumnado?
Arnold: Creo que siempre que viene alguien de fuera le escuchas con más atención que a tu profesor. Lo duro de ser un profesor continuo es que a lo largo del tiempo que estás con un alumno tienes que repetir ciertas informaciones. Cuando llega un profesor externo y te habla de otras ideas, o quizá te cuenta lo mismo, pero de forma diferente, algo en ti cambia. También nos ha pasado a nosotros como alumnos.
Aurora: Y la juventud. No hace tanto tiempo que estábamos en la misma situación de esos chicos y chicas a quienes ahora damos clase. De hecho, seguimos estudiando. De esta manera podemos ofrecer un poco de las dos cosas y eso del alguna forma llega más.
Arnold: Es muy importante que los profesores toquen, tengan conciertos. Y esto no ocurre mucho en España. Quizá es parte del sistema. No hay flexibilidad. En Salzburgo hay una flexibilidad absoluta. Los profesores dan sus clases tres semanas y luego están un mes de gira y no pasa nada, de hecho, es positivo.
¿Cómo se desdramatizan los protocolos de la clásica desde el escenario?
Luis: Para empezar con lo más obvio, diré que al principio de nuestros conciertos siempre hablamos, explicamos las obras. No es ninguna novedad, pero es importante que no solo nos escuchen tocando, sino también hablando sobre lo que queremos transmitir. Muchas veces el público que viene a escucharnos no es necesariamente melómano y es interesante darles tres o cuatro pinceladas auditivas para que encuentren cercanía en lo que luego van a escuchar. Incluso si es melómano. Es interesante que alguien te cuente lo que ya sabes de forma diferente.
Aurora: Y, de nuevo, siendo tan jóvenes. No es habitual ir a un concierto de repertorio clásico de cuarteto y encontrarte con intérpretes tan jóvenes que se impliquen, no solo musicalmente, sino también a la hora de explicar el programa de concierto, que se esfuercen por llegar a todo tipo de públicos.
¿Cuáles son vuestros próximos compromisos?
Aurora: La institución europea MERITA, que apoya a os jóvenes cuartetos de cuerda, ha seleccionado a treinta y ocho cuartetos de todo el mundo y nosotros somos uno de los seleccionados. Vamos a desarrollar un proyecto con Grecia, en una fundación. Es un proyecto interesante que mezcla otras artes. En nuestro caso, vamos a combinar música y literatura.
Luis: Además, seguiremos preparando concursos internacionales. Hay uno en Lyon en abril y el Paolo-Borciani en junio.
Arnold: Este año va a estar enfocado a la preparación de estos certámenes, pero también tenemos conciertos en Italia, Austria y aquí en España, en las sociedades filarmónicas, que están haciendo una labor maravillosa para difundir y apoyar a los jóvenes músicos.
Marta: En mayo tocaremos en el Teatro de la Zarzuela, dentro del ciclo ‘Notas del Ambigú’, donde sonarán obras compuestas por compositores jóvenes españoles ganadores del concurso de composición que se impulsó desde el teatro y en el que participan varios conservatorios superiores.
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