Los próximos 16 y 17 de abril, la Orquestra Simfònica del Vallès y el violinista Nemanja Radulovic presentarán en Tarrasa y Barcelona un programa con dos de las obras más intensas de Chaikovski
El prestigioso violinista Nemanja Radulovic se caracteriza por una acaparadora profundidad y expresión, y unos programas más allá de los límites tradicionales. Su carrera no para de crecer y ya ha trabajado con algunas de las más prestigiosas instituciones a nivel mundial.
El virtuoso intérprete ofrecerá dos conciertos junto a la Orquestra Simfònica del Vallès. El primero será el día 16 en el Centro Cultural Terrassa. El segundo tendrá lugar en el Palau de la Música Catalana el día 17. El repertorio estará compuesto íntegramente por obras de Chaikovski: su Concierto para violín en Re mayor y su Sinfonía núm. 4 en Fa mayor.
La Cuarta Sinfonía: profundidad e intimidad
Chaikovski compuso las dos obras del programa en 1877 y 1878. Estaba en Suiza, recuperándose de una profunda depresión tras huir de su reciente esposa. Con ella se había casado dos meses atrás para terminar con los rumores de su homosexualidad, que perjudicarían el nombre de la familia.
Su Cuarta Sinfonía es una de las obras orquestales más emocionales e impresionantes del siglo XX. El compositor se la dedicó a su gran amiga y mecenas Nadezhda von Meck. Para ella escribió unas palabras, que sirven también de guía a través de las notas de la obra. ‘La introducción es la semilla de toda la sinfonía. Es el Destino: esta fuerza fatal que impide que el impulso hacia la felicidad logre su objetivo.’
En relación al tercer movimiento, podemos encontrar otro apunte a uno de los signos más característicos de la obra. ‘Nunca compongo en abstracto, es decir, la idea musical nunca aparece sin su forma exterior. Cuando escribí el scherzo, lo imaginé exactamente como lo habéis oído. Es impensable tocarlo de otra manera que no sea un pizzicato.
El guión de la sinfonía es muy adecuado para estos tiempos. El primer tema encarna aquellas veces en las que el destino trastorna nuestras vidas. El tema vuelve a salir en el último movimiento, interrumpiendo canciones populares rusas que lo acaban derrotando a través de un final de trepidante alegría.
La música de Chaikovski siempre ha llegado al público gracias a sus sinceras melodías e impresionantes armonías. Igualmente cuenta con una orquestación vívida y colorista, debido a que representan una intensa y profunda respuesta emocional. Es una música muy directa, en la que es muy fácil encontrarse en las emociones más íntimas.
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