Es indiscutible que Montserrat Torrent i Serra es, en términos generales, una de las intérpretes más longevas y con la carrera más dilatada, no solo de nuestro país, sino con toda seguridad a nivel internacional.
Este año, en la presente edición del Premio Nacional de Música, nos hemos encontrado con la feliz noticia de que le ha sido otorgado el galardón en la categoría de Interpretación, por lo que en esta sección no podemos sino celebrar esta buena nueva y rendirle un pequeño homenaje, probablemente mucho más modesto del que se merece una figura de su calibre.
Por Fabiana Sans Arcílagos & Lucía Martín-Maestro Verbo
Nacida en Barcelona el 17 de abril de 1926, comenzó su carrera musical como pianista, algo de alguna manera habitual en intérpretes de otros instrumentos de tecla. Aunque se inició con su madre, Ángela Serra, discípula de Granados, pronto entraría a estudiar a la prestigiosa Academia Marshall, donde compartiría aula con compañeras de la talla de Rosa Sabater y Alicia de Larrocha.
Su descubrimiento del órgano fue, como ella dice, ‘por casualidad’. Durante unas vacaciones en Santa Coloma de Farners, cuando asistía a misa con su familia, se vio en la necesidad de sentarse al órgano para solventar las ‘carencias interpretativas’ de la persona que se encargaba de tañerlo al acompañar al coro de la iglesia. De esta manera, tuvo su primer acercamiento con el instrumento que tendría consecuencias para el resto de su vida (y de las de todos los organistas de generaciones venideras).
El duro episodio de la Guerra Civil, en el que tuvo incluso que exiliarse con su familia, hizo que su motivación por el piano se viera afectada. Fue entonces cuando decidió comenzar a formarse en ese nuevo instrumento que la había cautivado. En un principio, la intérprete asegura que no tenía intenciones profesionales, sino que quería estudiar el instrumento como amateur, por placer, pero rápidamente se vería absolutamente cautivada por el mismo, gracias, especialmente, al coral Komm, Gott, Schöpfer, Heiliger Geist de Bach. Así, comenzaría sus estudios con Paul Frank, profesor del Conservatorio de Barcelona (quien decía ser nieto de César Frank), terminando sus estudios con las máximas calificaciones y obteniendo el premio municipal de la ciudad.
Montserrat comenzó a ofrecer conciertos con su ‘nuevo’ instrumento, en un principio para cumplir con los requerimientos de los servicios sociales femeninos, pero esto se convertiría en el inicio de una carrera imparable. Montserrat se trasladaría más tarde a París con una beca del Instituto Francés para estudiar con la gran Noëlie Pierront, otro referente femenino indiscutible del órgano, discípula a su vez de Vincent d’Indy y Marcel Dupré, entre otros. Asistiría, asimismo, a los famosos cursos de Siena con Ferdinando Germanio y Helmuth Rilling gracias a la financiación de la Fundación Juan March.
Pero Torrent siempre ha sido una artista que ha valorado por encima de todo el nivel intelectual del músico más allá de su virtuosismo y, es por esto, que pronto se interesó también por la investigación histórica y el estudio de los tratados, lo cual marcaría la diferencia. Así, tomó contacto con Macario Santiago Kastner, gran estudioso del repertorio barroco español para tecla, área en la que ella se convertiría en la máxima autoridad. Si bien algunos de los musicólogos más notables (Pedrell, Anglés o el citado Kastner) habían abierto la veda en la investigación de esta música ibérica, Torrent supuso el punto de inflexión para la confección de su interpretación a través del estudio de los tratados de Juan Bermudo, Tomás de Santa María o Francisco Correa de Araúxo, de quien es, sin lugar a dudas, la mayor especialista. De este autor, al que describe como sobrio pero expresivo, ella siempre ha destacado la profunda conexión que siente, y destaca que no son muchos los organistas que han sabido entender e interpretar correctamente su lenguaje.
Maestra de maestros y profesora de todas las nuevas generaciones de organistas, es sin duda la pionera y responsable del redescubrimiento del repertorio barroco español para tecla. En 1958 ganó la Cátedra de Órgano en el Conservatorio Superior Municipal de Barcelona, donde desempeñaría la labor docente hasta 1991, cuando sería nombrada catedrática emérita. Ha ofrecido cursos y clases magistrales por toda la geografía española, así como prácticamente en todos los países de Europa, en América del Norte, América Latina, Japón, Corea del Sur y Rusia, creando una red de discípulos a lo largo de todo el mundo y, sin duda, un antes y un después en la concepción de la interpretación del instrumento.
Su actividad concertística y docente a lo largo y ancho del globo terráqueo ha sido determinante para que la música española para órgano se estudie e interprete en los grandes conservatorios, universidades y salas de concierto. Cuenta con unas cuatro decenas de discos a sus espaldas y un palmarés impresionante de premios y reconocimientos, entre los que destacan la Cruz de San Jordi, la Medalla del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid o el Doctorado Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Barcelona, entre otros.
Es, además, fundadora de la Asociación Amigos de Órgano de Barcelona, que más adelante serviría de ejemplo y se extendería por todo el país, así como presidenta de honor de la Fundación Montserrat Torrent, responsable de la reconstrucción del órgano de Sant Felip Neri de Barcelona, también rebautizado como órgano ‘Montserrat Torrent’, que es el único órgano barroco de gran formato en Barcelona y cuya campaña de financiación aún se encuentra activa. Esta institución, además, organiza cursos, clases magistrales con la organista y otorga becas de estudio. Entre sus objetivos, tiene previsto fomentar la inclusión del órgano en los ciclos musicales de la ciudad y del país, así como la creación del Concurso Internacional de Órgano Montserrat Torrent.
La modestia de esta intérprete contrasta con su grandeza, pues Torrent reniega firmemente de los egos, y asevera que la música y el valor artístico deben estar siempre por delante de la persona. Ella ama y respeta la música por encima de todo y es gracias a esto por lo que aún a los 95 años tiene una agenda de conciertos digna de mención. A pesar de los comprensibles ‘achaques’ que cualquier persona con su edad pueda padecer, lo cierto es que su tenacidad y constancia con el trabajo son los responsables de que su calidad musical no haya menguado ni un ápice. Montserrat asegura que cuando toca ‘no se da cuenta de los años que tiene’ porque tocando ‘se siente igual de joven que hace décadas’. Incluso, tras una pérdida importante de audición, asevera haber comenzado a disfrutar mucho más de la música, pues ahora la escucha ‘desde dentro’, lo que le permite tener una conexión mucho más profunda con el sonido, pues es capaz de sentir cada frase y otorgarle la entidad que merece.
Montserrat Torrent es sinónimo de magnificencia y de superación en uno de los ámbitos de la música más masculinizados, donde ha brillado y destacado por encima de todos. Su música, su perseverancia y su enormísima humildad nos llena de orgullo. ¡Albricias por tan merecido premio!
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