Miguel Borrego es uno de los más destacados violinistas españoles. Obtuvo el Premio Nacional de Música en 2013. Es un músico muy versátil: concertino de la Orquesta Sinfónica RTVE, mantiene gran actividad como solista junto a las principales orquestas sinfónicas, a la vez que goza de una importante carrera como músico de cámara, que lo ha llevado a tocar en festivales y salas por todo el mundo. Fue fundador del Trío Arbós y miembro del grupo durante dieciocho años. Más recientemente cofundó el Trío Acento junto al violista David Fons y el chelista Javier Albarés. También tiene un dúo con la pianista Isabel Dobarro. Toca un violín Carlo Tononi (Bolonia, 1710)
Por Miriam Poncelas Gómez
¿Cuál es primer recuerdo que tienes de acercamiento al violín? ¿En qué momento ese niño siente que la música será su vocación?
Los primeros recuerdos de infancia que tengo van unidos siempre a un violín y a unos padres dedicados a la música. Recuerdo que me gustaba tocarlo, ese sonido que podía producir pasando el arco, la sensación tan especial de hacer sonar un instrumento y expresar distintas emociones. Siempre tuve claro que quería ser violinista.
Tocas un violín Carlo Tononi del año 1710, estoy segura de que detrás de ese violín hay una historia.
La elección de un instrumento es algo muy importante para un violinista. Siempre soñaba con tener un gran violín antiguo y durante mucho tiempo estuve probando, buscando, y nada me acababa de convencer. Me hablaron del violín que hoy tengo un año antes de comprarlo, pero no llegaba a mis manos, hasta que un día me llamaron y me lo ofrecieron, después de que un gran concertista americano con lágrimas en los ojos no pudiera comprarlo. Fue algo distinto a todo lo que había probado antes.
Es un violín que seguro que tiene una gran historia que contarnos, después de tantos años ha tenido que vivir grandes momentos con grandes intérpretes y numerosos viajes, guerras, momentos históricos… No he tenido el tiempo aún de investigar su historia, pero algún día la buscaré.
¿Cómo se cuida una pieza tan antigua y tan preciosa que tiene uso cada día?
Tener un instrumento de tantos años es un regalo, lleva en este mundo más de 300 años y seguirá otros tantos más después de nuestro paso. Nuestra responsabilidad es cuidarlo y dejarlo en buen estado para que sus próximos intérpretes lo puedan disfrutar. Eso conlleva un mantenimiento que empieza por su limpieza a diario después de tocarlo, hay que limpiar el exceso de resina en la tapa y cuerdas con un trapo después de cada uso, y realizar un mantenimiento con asiduidad en un lutier, para mantener el barniz, ajustar el instrumento, puente, alma, barra armónica, etc., y ver que está en perfecto estado. Los cambios de temperatura bruscos o los cambios de humedad provocan desajustes y pueden producir que la madera se agriete, pero el día a día es muy natural, a la vez que muy exigente. Constantemente estoy buscando y cambiando para dar lo mejor de mí y estar a la altura del instrumento.
En tu papel de concertino dentro de la Orquesta Sinfónica RTVE imagino que las anécdotas serán infinitas, ¿recuerdas alguna con especial cariño o con especial tristeza? ¿Algún momento en el que la magia de la música haya brillado con especial intensidad?
Después de veinticinco años hay infinidad de anécdotas, de momentos muy especiales. Recuerdo con especial cariño un momento delicado para la orquesta, hace ya unos cuantos años, donde salimos a tocar fuera del teatro. Organizamos un concierto en la Plaza de Oriente y fue un momento muy emocionante y bonito rodeado de muchos colegas de profesión y mucha gente en la calle ofreciéndonos su apoyo. Siempre es esperanzador y muy emotivo sentir que la música cuenta con la sensibilidad y el apoyo de la gente, que somos importantes para la sociedad, para la cultura, que tenemos la capacidad de emocionar y de ilusionar a la gente.
¿Cuál es el papel del concertino dentro de una orquesta sinfónica?
El concertino es el máximo responsable de la orquesta después del director, toma decisiones musicales y técnicas en los ensayos, se encarga de la afinación de toda la orquesta antes de los ensayos y conciertos y ayuda con su gesto a la dirección de la orquesta, muchas veces el gesto del arco es más preciso que la batuta del director.
Esta temporada, serás el solista en el Concierto para violín núm. 2 de Béla Bartók. ¿Qué supone para ti interpretar esa obra? ¿Qué estructura tiene? ¿Es muy exigente para el solista?
El segundo concierto de Bartók es un gran reto para todo violinista por su dificultad técnica y musical. Es una obra increíble, con una orquestación impecable, compuesta en la madurez del compositor, en la que destacan dos claras tendencias, la expresionista y la de carácter húngaro, sin olvidar la importancia que le concedía al contrapunto y al ritmo, sobre todo a partir de este segundo concierto para piano.
Al principio Bartók pensó en unas variaciones de un solo movimiento, pero el famoso violinista y amigo del compositor, Zoltán Székely, quien encargó el concierto, le convenció para que fuera un concierto en tres movimientos, el segundo una serie de variaciones y el tercero una variación del material del primer movimiento.Aunque no es una obra dodecafónica en los movimientos primero y tercero hay temas de doce tonos.
El segundo concierto de Béla Bartók es uno de los conciertos más importantes del siglo XX, y es tocado con mucha regularidad en las salas de conciertos.
¿Cuáles son los registros posibles de un violinista en la escena musical contemporánea?
La gama del violín se extiende desde el sol de la cuarta cuerda hasta más de cuatro octavas, y esta gama tan amplia se ha explotado sobre todo en el siglo XX y la música actual. Las posibilidades del violín son infinitas, desde el sul ponticello, tocar con el arco muy cerca del puente, produciéndose muchos armónicos en detrimento de la nota fundamental y produciendo un sonido metálico, ya utilizado desde hace muchos años, o pasar el arco frotando la caja, el mástil, la clavija, obteniendo un sonido muy apagado. Sul tasto, sobre el puente, detrás del puente, col legno, battuto, etc. Un efecto muy impresionante es aflojando las cerdas del arco y frotando la parte trasera del violín a través de las cerdas, el efecto es como si se estuviera rompiendo el instrumento.
¿Qué sensación tienes al echar la vista atrás y ver que ese niño ha conseguido dedicarse a la música?
Dedicarse a lo que siempre uno ha soñado en un verdadero regalo. Echo la vista atrás y recuerdo esos días interminables de aprendizaje, mi madre me recogía a la salida del colegio y me llevaba a clase de violín, mientras comía en el metro, después vuelta al colegio y por la tarde solfeo, estudio, etc. Desde que tengo recuerdos mi vida está unida a la música. Pero miro hacia adelante y veo todo lo que me falta por hacer y la sensación de un continuo aprendizaje que no tiene fin, una carrera de fondo que dura toda la vida, donde la paciencia tiene que estar presente en cada momento del estudio, sobre todo cuando uno es joven. Ahí cuesta más, tenemos demasiada energía, pero el saber estudiar es algo que cuando empezamos a comprenderlo y practicarlo lo cambia todo.
Seguro que hay muchos jóvenes esforzándose muchísimo y con el temor de saber si su anhelo de llegar a ser músico profesional se cumplirá, ¿qué les dirías?
A los jóvenes estudiantes de música les diría que aprendan lo antes posible a estudiar, con la cabeza y el corazón, y disfruten del proceso, no con la repetición sin sentido y la monotonía de horas y horas. Con dedicación e ilusión se consiguen los objetivos.
Deja una respuesta