Sumergiéndonos en las redes este pasado mes de septiembre, encontramos dos propuestas de práctica musical que nos sorprendieron pero que, viniendo de donde venían, resultaban perfectamente razonables.
Por una parte, una empresa japonesa, Shimamura Music, con sede en Tokio, presentaba a finales de agosto una mascarilla con un agujero en su parte delantera que permitía tocar instrumentos de viento. Sí, no se me asombren. Para ello, Shimamura se ha asociado con Technad, un fabricante de productos de gel de sílice para crear la ‘mascarilla tridimensional desodorizada de sílice antibacteriana compatible con instrumentos de viento‘. ‘Una máscara que permite a los músicos disfrutar tocando música, al mismo tiempo que los ayuda a respetar el entorno del grupo en el que tocan‘, tal y como reza su publicidad. El interior de la mascarilla está recubierto con un paño especial que contiene sílice, que la mantiene desodorizada asegurando un nivel de humedad adecuado para una, según ellos, ‘máxima comodidad y transpirabilidad‘. Parece ser que por el momento hay tres variaciones de color: blanco, gris claro y negro.
Por otra parte, desde las Américas, a primeros de septiembre la empresa californiana McCormick’s Group, LLC presentaba sus Instrument Bell Covers o fundas para las campanas de los instrumentos de viento con el fin de impedir la posible salida de saliva por la campana de estos instrumentos. Vista de nuevo la web de McCormick’s a la hora de redactar este artículo, vemos que la funda ya lleva dos capas ‘Double Layer Instrument Bell Covers‘ sin explicarnos muy bien el porqué de las dos capas, pero sí resaltando que el sonido no se ve afectado.
Japoneses y americanos parecen haberse puesto las pilas y comenzado a dar respuesta a los estudios acerca del peligro que conlleva el canto y la interpretación de música con instrumentos de viento que están haciéndose en universidades de todo el mundo. Bueno, de todo el mundo parece inadecuado decirlo, porque hemos buscado alguna investigación en universidades o conservatorios españoles y nada hemos encontrado. ‘¡Que inventen ellos!’, frase de Unamuno que en su peor acepción parece ser válida también en tiempos de música y COVID-19.
Profundizando un poco más en el tema, el de la COVID-19, claro, ‘el tema’ de estos seis meses de pandemia, y lo que nos queda, que nadie lo sabe, y sus repercusiones en la música más allá de los aforos y de la campaña #culturasegura, sin embargo, sí que hemos encontrado a una empresa española que —¡oh sorpresa!— se ha adelantado a japoneses y americanos en más de tres meses, porque el 20 de junio pasado ya hizo desfilar a una banda de música, la de Potríes, en Valencia, muy cerquita de Gandía, con mascarillas con abertura para tocar los instrumentos de viento y fundas en las campanas de clarinetes, trompetas, saxos, bombardinos, tubas y otros instrumentos de las familias de viento-madera y viento-metal.
Estas mascarillas se presentan, en el catálogo online de esta empresa, junto a otras que permiten cantar y que cuentan con una certificación de un instituto tecnológico de que cumplen con los parámetros técnicos de mascarillas higiénicas según la norma UNE 0065 y filtran bacterias y virus en más de un 95 %, algo que japoneses y americanos, ni citan. ¿Asombroso? Pues aún hay más.
La empresa presenta en su página web certificados acústicos para las fundas para las campanas de los instrumentos de viento y para las mascarillas para cantar. Certificados acústicos que en sí son la realización de pruebas en estudio de grabación y la constatación numérica y gráfica de que efectivamente el material del que están hechas estas fundas y mascarillas no afectan al sonido que las atraviesa, según las conclusiones de dichos informes.
No es el editorial de esta revista un lugar para hacer publicidad de nadie pero, si hemos nombrado a japoneses y americanos, injusto y muestra de un quijotismo malentendido sería no nombrar aquí a la empresa española que ha puesto en el mercado estos avances.
ATQ QUIMYSER es la empresa, y SANIMUSIC su marca, creada para esta gama de productos anticoronavirus. Por si esto fuera poco, la empresa garantiza que todos los beneficios de esta actividad van a ir a una fundación benéfica, que actualmente está en constitución, y que se denominará Partitura y Territorio, estará presidida por el director de orquesta Cristóbal Soler y trabajará para acompañar a jóvenes músicos en su camino hacia la profesionalización. ¿Qué les parece?
No habrá que perder de vista todo esto en los próximos meses. La nueva normalidad de momento sigue sorprendiéndonos a diario. Estemos atentos.
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