El Concerto per clavicembalo (o pianoforte), flauto, oboe, clarinetto, violino e violoncello de Manuel de Falla es el encargado de abrir y cerrar este maravilloso trabajo que presenta el Trío Arbós, al que se han unido la viola de Julia Hu, la flauta de Juan Carlos Chornet, el oboe de Eduardo Martínez y el clarinete de Joan Enric Lluna. Podemos disfrutar de dos versiones de sonoridades diferentes: una primera con clave y otra con piano, para alumbrar así las abundantes posibilidades de esta obra maestra del siglo XX. La inclinación de sus intérpretes por las interpretaciones precisas y rítmicas es particularmente evidente. La sonoridad del violín de Trematore es ligera, brillante y juguetona, y apropiadamente enérgica en el movimiento lento.
Sin los consejos de Falla, el Quinteto para piano y cuarteto de cuerda de Joaquín Nin-Culmell no se hubiera escrito jamás. El componente folclórico es un asiduo en su obra, que es a su vez intimista y minuciosa. La meta del compositor fue la composición musical, y se acercaba a las llamadas ‘grandes formas musicales”’ objetivo del que nació este mismo quinteto. En la grabación —la primera a nivel mundial— el piano se envuelve con la sonoridad grave del violonchelo. Gracias a esta interpretación vemos que el estilo, vinculado al de Falla, confluye en un último movimiento Vivace que nos recuerda a su Concerto. El piano se muestra aquí sobresaliente y experto, y el chelo delinea con potencia.
El Cuarteto para piano de Carlos Suriñach, una de las primeras obras del compositor —que toma del flamenco su agresividad rítmica, perfil melódico y pasión subyacente—, es interpretada con un humor contrapuntístico serio y se vuelve más confiada y étnica a medida que avanza. Una vez más, Garvayo es una fuerza motriz en el piano, con un trío bien equilibrado.
El sonido es excelente, a pesar del contraste en las fuerzas interpretativas de una pieza a otra. Los ingenieros berlineses Nehls y Kornacher son los culpables de la satisfacción que el grupo siente por la maravillosa toma de sonido que estos han conseguido. Este es un disco ideal para los amantes de la música española que quieran ir más allá del estilo posromántico, además de por la implicación y honestidad de los intérpretes. Se trata de un homenaje a un repertorio que debería proponerse con más frecuencia.
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