
Este título de Rimski-Kórsakov podrá disfrutarse en el Teatro Real del 30 de abril al 11 de mayo con un montaje premiado de Dmitri Tcherniakov
Del 30 de abril al 11 de mayo, el Teatro Real de Madrid acoge por primera vez El cuento del zar Saltán, una ópera de Nikolai Rimski-Kórsakov basada en un cuento folclórico de Aleksandr Pushkin.
El foso madrileño acogerá esta premiada coproducción con el Théatre Royal de La Monnaie de Bélgica que llega dirigida por Dmitri Cherniakov. Por su parte, Karel Mark Chichon estará al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real.
Lideran el reparto las voces de Ante Jerkunica, Svetlana Akesenova, Stine Marie Fisher, Bernarda Bobro, Carole Wilson, Bogdan Volkov y Nina Minasyan.
Un relato de fantasía y ternura
El fallecimiento de Chaikovski en 1893 convirtió a Rimski-Kórsakov en encargado de proveer una ópera anual para los teatros imperiales rusos. Tras el éxito de La noche de Navidad (1895), el compositor abordó este deslumbrante capítulo de la ópera rusa que, sin embargo, es poco conocido más allá de las fronteras del país.
Con El cuento del zar Saltán, Rimski-Kórsakov encuentra en el folclore ruso un espacio propio más allá del intimismo de Chaikovski o el realismo político y social de Músorgski. El compositor logra un rico acervo de historias y personajes adaptando este cuento de Pushkin.
El compositor abordó la ópera en 1899 para celebrar el centenario de Pushkin. Ahora, Madrid acoge por primera vez El cuento del zar Saltán cuando se cumplen 225 años del nacimiento del escritor.
El montaje
El polémico Dmitri Cherniakov aborda esta obra con particular cariño y empatía. En su montaje, el relato se plantea como el cuento de una madre a su hijo autista para conectar con su interior.
Mediante un hechizo, el zarévich Gvidon es transformado en mosquito y su hermana en cisne. Acompañados por su madre, la zarina Militrisa, se enfrentarán a diversas pruebas y desafíos mágicos.
Cherniakov es también responsable de la escenografía. El vestuario es de Elena Zaytseva, y la iluminación y vídeo de Gleb Filshtinsky.
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