Compositora y pianista alemana, Le Beau (1850-1927) destacó por la solidez de su escritura, cultivada a través de una intensa formación musical. Formación que durante siglos les fue negada a las mujeres, como ella misma señaló. En su autobiografía, puso de manifiesto los obstáculos a los que se tuvo que enfrentar para la realización de su actividad musical.
Por Blanca Gutiérrez Lobato
En mayo de 1882, Cuatro piezas para violonchelo con acompañamiento de piano,opus 24, obtenían el primer puesto en un concurso internacional de composición celebrado en Hamburgo. El sobre y el certificado para la persona premiada tenían impresa de antemano la palabra Herr(señor), la cual tuvo que ser sustituida por Fräulein(señorita) cuando Luise Adolpha Le Beau acudió a recoger el premio. El jurado no esperaba que la obra premiada estuviera compuesta por una mujer, prejuicio contra el que la compositora, como tantas otras, tuvo que luchar durante toda su carrera.
Le Beau: formación y recorrido
Luise Adolpha Le Beau nació en abril de 1850, en la ciudad alemana de Rastatt. Su padre, general del ejército de Baden y cantante y director de orquesta aficionado, fue trasladado a la cercana Karlsruhe poco después de su nacimiento, por lo que fue allí donde creció. Su interés por la música se manifestó a una edad muy temprana; era capaz de cantar una melodía antes de poder hablar y, entre sus primeros recuerdos, se incluían sus experimentos con el piano. Muestra de ello es que a los 8 años ya empezaba a componer sus primeras piezas.
Sus padres respondieron a su interés permitiéndole estudiar canto, piano y composición con músicos locales, algo que fue criticado en la reducida sociedad musical de Karlsruhe. A los 18 años, Le Beau debutó con la Orquesta de la Corte de Baden interpretando el Concierto para piano en Sol menor de Mendelssohn, a lo que siguió una gira por varias ciudades. En respuesta a todo ello, la familia de Le Beau facilitó que, en el verano de 1873, la joven recibiera varias clases de la pianista Clara Schumann, en Baden-Baden. Fue allí donde Hans von Bülow, impresionado por las capacidades pianísticas y compositivas de Le Beau, la instó a proseguir con su educación en una ciudad más amplia.
Gracias a su recomendación, en 1876 la familia Le Beau se mudaba a Múnich, donde la joven continuaría con su formación a cargo de Josef Rheinberger, quien la aceptó como alumna a pesar de su norma de no admitir a mujeres en sus clases de composición. Además, Luise Adolpha continuó con su actividad como pianista, ofreciendo su primer recital. Así, los once años que la compositora pasó en Múnich fueron prolíficos y especialmente gratificantes; no solo compuso algunas de sus mejores obras, sino que estas fueron interpretadas tanto por otros músicos como por ella misma. Su obra estuvo viva en estos años gracias a la posibilidad de ser escuchada con relativa asiduidad. Sin embargo, y a pesar de las alabanzas recibidas por parte de importantes compositores de la época, Le Beau fue siempre considerada una forastera en el entorno de Múnich, lo que la llevó a experimentar la falta de patrocinio. En un período de cambios, con el conflicto entre los defensores de la nueva música y los compositores conservadores completamente vigente, la posición ambigua de Luise Adolpha se vio afectada.
Rechazos y nuevos comienzos
Por todo lo anterior, y siempre teniendo en cuenta su carrera artística, la familia se trasladó en 1885 a Wiesbaden. La fama precedió a Le Beau, que inicialmente se encontró muy solicitada como pianista y compositora. Sin embargo, los cambios en la gestión del teatro de la localidad la fueron relegando al ostracismo. En la década de 1890, la familia volvió a mudarse, esta vez a Berlín. Aunque Le Beau expresó su falta de actividad en aquel nuevo entorno, la musicóloga Eva Weissweiler afirmó que eso se debió a las continuas negativas de la compositora. A pesar de ello, Le Beau conservó su buena reputación, convirtiéndose en una de las primeras mujeres compositoras en ser considerada casi como una igual por parte de muchos de sus compañeros varones.
No fue así, sin embargo, en el ámbito institucional. Años más tarde, Le Beau trató de conseguir el título de profesor o Königliche Musikdirektor. Sin embargo, ella misma sabía —y así lo hizo constar en sus escritos— que la cuestión no era tanto si sus composiciones merecían el título como si este podía ser concedido a una mujer. El rechazo que padeció fue un freno en su carrera y un duro golpe para la compositora. Significaba que no podía ocupar formalmente un puesto académico como profesora o compositora dentro del sistema escolar prusiano, que incluía los conservatorios de música.
Tres años más tarde, la familia Le Beau volvió a trasladarse, en esta ocasión a Baden-Baden. Allí, se interpretó por fin su ópera Hadumoth, en la que había estado trabajando en los años anteriores y que recibió críticas favorables en toda Alemania occidental. Le Beau fue formando su propio círculo, mientras participaba en conciertos de cámara, escribía críticas musicales y, en definitiva, permanecía activa en la vida musical de la ciudad. Sin embargo, el pronto fallecimiento de sus padres, que habían sido sus figuras de referencia y un gran apoyo a todos los niveles, la influyó gravemente.
En 1910, Luise Adolpha Le Beau terminaba de escribir su autobiografía, con un tono resignado a través del cual reflejó sus sentimientos en aquel momento. En ella, se definió como una compositora honesta, y afirmó haber dedicado su vida a mejorar el templo del arte de la mejor forma que había podido según sus conocimientos, libre en pensamiento y obra y, por tanto, poseedora de un premio superior al éxito.
A partir de entonces, Le Beau se negó a actuar salvo contadas ocasiones, a pesar de lo cual muchas de sus obras siguieron siendo interpretadas en el país y en el extranjero. Poco a poco limitó su estudio a obras ya entonces canónicas, así como a las de sus contemporáneos más conservadores, lo que en cierto modo limitó las innovaciones de su propia obra. En 1927 murió en su casa, atendida por sus amistades.
La educación de las mujeres
A lo largo de su carrera, y quizá por las propias dificultades que tuvo que afrontar como mujer compositora en su época, Le Beau mostró su preocupación por la situación de las mujeres en el ámbito musical y, especialmente, por su educación. La prueba de ello se encuentra no solo en su ejemplo y persistencia, sino también en las acciones que llevó a cabo para avanzar en esta cuestión a lo largo de su vida.
Las dos facetas cultivadas por Le Beau —la compositiva y la pianística— habían acabado dando lugar a la fundación de su propia escuela en 1878: Private Music Course in Piano and Theory for Daughters of Educated Station. Con un método riguroso, Le Beau formaba a mujeres en piano y teoría musical con el objetivo de facilitar su profesionalización en el ámbito de la música. Ese mismo año, la compositora defendía la idea de que, si las mujeres no habían destacado en el ámbito musical, no se debía a características biológicas, sino a la deficiente educación a la que tenían acceso. En su artículo Sobre la educación musical de las jóvenes, señalaba lo siguiente: ‘No hay que limitar, pues, la formación de las niñas. Más bien, enséñenles las mismas cosas que se enseñan a los chicos. Acostúmbrense a un sistema que tiene esta condición fundamental para toda la educación, y luego vean lo que las niñas pueden hacer tras adquirir habilidades técnicas e independencia intelectual, en lugar de atrincherarse contra las capacidades femeninas limitando la educación de las mujeres’.
Desde el siglo XVIII, la educación de las mujeres de la alta burguesía había empezado a incluir la música. Sin embargo, esta era concebida como un entretenimiento de salón, en ningún caso como una profesión aceptable para ellas. Es por ello por lo que materias como el contrapunto, importantes en el desarrollo de toda actividad compositiva, no eran incluidas en su formación, por considerarse innecesarias para la consecución del que era el objetivo final: el placer estético como muestra del poder de una clase social.
En Alemania, la profesionalización de las mujeres empezó a producirse con la Revolución Industrial. Fue un momento de grandes cambios no solo en la manera en la que se percibía el trabajo de las mujeres, sino también en la forma de concebir la educación que las preparaba para el trabajo. Aunque estas nuevas ideas pudieron favorecer la recepción de la música de Le Beau, también dieron lugar a fuertes posturas en contra de la inserción de las mujeres en el mundo laboral, que incluía el de la música. El progreso, como bien afirma la musicóloga Pilar Ramos López, no se produce siempre de manera lineal, sino que depende de muy diversos factores, lo que complica el estudio de este tipo de cuestiones. Esto explicaría, al menos en parte, las descripciones que se dieron por parte de diversos autores de la música de Le Beau como masculina, con características, según ellos, en las que apenas era perceptible la huella de una mujer. Algunas de ellas se encuentran recogidas en la autobiografía de la autora. El paradigma del compositor seguía siendo masculino y, por tanto, acercarse a él —sea lo que sea que eso significase— era percibido como un valor positivo.
El apoyo de la familia Le Beau
Como ya hemos comentado, la familia de Luise Adolpha apoyó su carrera desde el primer momento, incluso cuando esto suscitó comentarios negativos hacia su forma de proceder. No era común que las familias de la época permitieran el estudio serio de la música por parte de las mujeres jóvenes, y aún menos que lo apoyaran de forma tan activa como lo hicieron los Le Beau. Mientras que su padre instruyó a la compositora en aquellas materias que no eran impartidas a las estudiantes del momento, así como se ocupó de los aspectos logísticos de sus conciertos, su madre la acompañó en sus giras como instrumentista. Además, le brindaron un importante apoyo económico, que se tradujo en una libertad inusual; Le Beau no contrajo matrimonio y pudo evitar una dedicación excesiva a la docencia, ambas situaciones que, teniendo en cuenta las convenciones de la época, habrían limitado su tiempo de dedicación a la composición.
La música detrás de la historia
Luise Adolpha Le Beau disfrutó de una larga y notable carrera como pianista, crítica musical y compositora. Su obra consta de más de sesenta y seis piezas, treinta y cinco de ellas publicadas, entre las que se incluyen varias obras de gran formato.
Aunque vivió en Karlsruhe, Múnich, Wiesbaden, Berlín y Baden-Baden, en su día la influencia de Le Beau se extendió a varias ciudades de Europa central, así como a Calcuta y Australia. Sus composiciones fueron solicitadas para la Exposición Mundial de Columbia de 1893. Además, y como adelantábamos al principio, ganó el primer premio de un concurso internacional con una de sus obras para violonchelo.
De la obra de Le Beau se destacó la solidez y la corrección de los elementos musicales que la conformaban, fruto tanto de su insistente trabajo como de la educación a la que se le permitió acceder. Con esta formación la compositora abordó todo tipo de obras, incluyendo los grandes géneros que, por razones económicas y educativas, habían permanecido inaccesibles para muchas compositoras, que se habían decantado por la ya mencionada música de salón. Además, su obra fue calificada de masculina, enérgica y llena de fortaleza, quizás por ser recibida siempre con una actitud comparativa frente al resultado que se esperaba de una mujer.
Por lo general, Le Beau se decantó por las formas tradicionales y por el desarrollo ya explorado dentro de ellas, con una visión tradicional. Sin embargo, también anticipó ciertos elementos novedosos en sus obras, que seguirían explotándose a lo largo del siglo XX. Un ejemplo de ello lo encontramos en su Sonata para violonchelo y piano,opus 17, compuesta en 1878. Se trata de una obra de gran belleza en la que la compositora se sirve de la forma sonata de forma impecable. Sin embargo, en el primer movimiento se decanta por dos temas que no son contrastantes, algo que presenta una novedad respecto a otras obras del género. Por otro lado, en su escritura se percibe su formación e intensa actividad como pianista, algo que ocurre de manera frecuente.
Un lugar en el canon musical
El canon musical es el conjunto de obras y compositores de la música que, en un determinado entorno social, son tomados como modélicos. La manera de distinguir si una personalidad del ámbito musical es o no canónica es compleja, y tiene que ver con el estudio de su figura y la interpretación de sus obras incluso tras su fallecimiento. A lo largo de los años, el canon se va viendo modificado, si bien lo hace de forma lenta, muchas veces excluyendo obras verdaderamente interesantes.
En las últimas décadas, se ha reivindicado de manera cada vez más insistente la necesidad de incluir a las mujeres compositoras en el canon musical, no solo por una cuestión de justicia, sino también —sobre todo por eso— por la calidad de sus trabajos. A pesar de ello, estudios como el realizado por la Asociación Clásicas y Modernas y la Asociación Mujeres en la Música revelan la persistencia de este problema en muchos de los auditorios españoles.
El caso de Luise Adolpha Le Beau no es, por tanto, único, pero no por ello deja de ser llamativo. La obra de Le Beau fue bien recibida en su época a pesar de todas las dificultades a las que se vio sometida como mujer. Demostró un conocimiento musical equiparable al de la mayoría de sus contemporáneos, muchos de los cuales son estudiados e interpretados hoy en día de una manera indiscutible. Además, se trata de una música adecuada para ser interpretada en las salas de conciertos, con características en nada parecidas a las de la música de salón que, de manera despectiva, se atribuyó a las mujeres durante muchos años.
Sirva este texto, por tanto, como invitación a mantener vivo el legado de Luise Adolpha Le Beau, ofreciendo nuestro tiempo de escucha a maravillosas obras olvidadas.
Bibliografía para profundizar
- Olson, Judith. Luise Adolpha Le Beau (1987) en Bowers, J. M., & Tick, J. (Eds.), Women making music: the Western art tradition, 1150-1950. University of Illinois Press.
Raventón García-Amorena, L. (5 de octubre de 2020). Luise Adolpha Le Beau, la compositora que recuperó compositoras. Barcelona Clàssica.
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