Dedicada al archiduque Fernando de Habsburgo-Lorena y a la archiduquesa María Beatrice D’Este, Lucio Silla es un dramma per música ambientado a finales del siglo I a. C. e inspirado en la figura del dictador romano Lucio Cornelio Silla, donde a pesar de la calidad musical y narrativa utilizada por Mozart y Gamerra, debemos tener en cuenta que la historia —además de no ser real— cuenta con diversas incongruencias respecto a la temporalidad de los personajes, como por ejemplo: Cinna que murió antes de que Silla se proclamara dictador o que Cecilio no era enemigo de Silla, sino todo lo contrario, formó parte del núcleo que consolido en el poder al dictador.
Por Fabiana Sans Arcílagos
Mozart y el dramma per música
Este drama mozartiano no ha contado con grandes representaciones en la historia, tanto que para la fecha de su estreno tuvo una primera representación algo desafortunada, ya que la función tuvo que ser retrasada tres horas de lo previsto, porque debían esperar la llegada del archiduque, quien deseaba terminar de escribir sus cartas de Año Nuevo; además, a la representación de tres y horas y media se le sumaron tres ballets no relacionados, que llegaron a alargar la representación hasta la mañana siguiente. Pero a pesar de haberse representado veintiséis veces, Mozart no logró que lo volvieran a contratar en Milán y tuvo que regresar con su padre a Salzburgo.
A pesar de estos detalles, este dramma es una de las grandes obras de Mozart, que se mantuvo dentro de los estándares temáticos de la época: como el lenguaje elevado de los personajes; seis o siete personajes serios, de los cuales dos serán la pareja protagonista, otras dos las subalterna, además de un personaje de alto rango, el antagonista y un oficial o compañero de armas; el coro es un recurso rara vez utilizado, el héroe se plasma en la figura del castrati y la temática plantea una intencionalidad moral y heroica.
Fue estrenada el 26 de diciembre de 1772 en el Teatro Regio Ducal de Milán. Compuesta por Mozart a los 16 años, es la octava de sus composiciones escénicas y la tercera y última comisionada para Milán. Si bien es cierto que esta obra es considerada por algunos de poco valor creativo, ya que es constantemente comparada con las producciones en sus años de madurez, realmente se debe mirar como un trabajo que se produjo en el más estricto estilo tradicional de las óperas italianas del siglo XVIII.
El libreto, escrito por Giovanni de Gamerra (sacerdote, poeta, dramaturgo, libretista y traductor al italiano de La flauta mágica), fue revisado y modificado por uno de los autores más influyentes de la historia de la música, Pietro Metastasio, a quien se le atribuye la reforma de la ópera seria y la estandarización en los modelos compositivos utilizados a lo largo del siglo XVIII: dramma per música, acción teatral y otros formatos menores.
En este tipo de obras lo más importante era el lucimiento de los cantantes, quienes mostraban sus capacidades vocales a través de la composición, de desarrolladas arias —solían ser da capo—, con secciones llenas de coloraturas y espacios propicios para la improvisación. Las voces que primaban eran las agudas, es decir, las sopranos y castrati, quedando la trama y la acción relegadas a un segundo plano y a instancia de la combinación recitativo-aria. Los recitativos representaban el avance de la acción y, por ende, el movimiento, mientras que con el aria, la acción queda detenida y se exhiben los afectos.
Particularidades como estas hacen que el compositor no solo se limite en su ingenio, sino que parte de las obras haya sido compuesta para una voz en concreto, siempre muy cerca de la fecha del estreno. Tal es el caso de Lucio Silla, donde Mozart tuvo que esperar a conocer a la soprano Anna de Amicis y al castrato Venanzio Rauzzini para poder realizar las arias adaptadas a su registro y habilidades vocales. Por su parte, el músico se limitó únicamente a realizar dos arias para el rol de Silla ‘Il desio di vendetta e di morte’ y ‘D’ogni pietà mi spoglio’, y centró al personaje en los recitativos que eran más sencillos para un cantante inexperto como Bassano Morgnoni, quien suplantó al tenor Arcangelo Cortoni en último momento. La obertura y lo coros fueron compuestos en Salzburgo, antes de que el joven músico partiera a Milán.
El drama cuenta con una obertura, que contrasta expresivamente con el resto de la ópera. Se inicia con un molto allegro, que posteriormente transita por un andante calmado y mucho más moderado que los primeros compases hasta retomar el carácter virtuoso y festivo del molto allegro final.
Continúa con los tres actos divididos en varias escenas que se construyen a través de la combinación recitativo-aria, un dúo, un terzetto, tres participaciones del coro y un final, donde a pesar de los convencionalismos, destacan momentos musicales hermosos y hábiles, donde se deja ver el estilo personal del compositor. Uno de los elementos destacados es la utilización de la orquesta, donde ‘la impresionante textura es una reminiscencia de la música de cámara, donde todas las partes contribuyen vitalmente al efecto de conjunto, en lugar de funcionar simplemente como acompañantes’.
Otro momento exquisito de la ópera es el representado por Giunia y Cecilio en las últimas escenas del Acto I, en el que Mozart construye través de la música un memorable y emotivo drama que integra un interludio orquestal, la intervención del coro sombrío, el recitativo acompañado ‘Se l’empio Silla, o padre’, además del solo y dúo ‘D’Eliseo in sen m’attendi’, interpretado por Giunia y Cecilio en el cementerio.
Finalmente tomamos de Philip G. Down dos casos de la genialidad del austriaco respecto al manejo contrastante de las emociones. La primera se refiere al aria de Giunia en la que aborda el rechazo a Silla con la tristeza hacia la supuesta pérdida de su amante: ‘el aria de Giunia tiene una sección lenta y reflexiva, donde habla de su amor por su marido, seguida de una sección rápida en la que rechaza a su pretendiente actual. La alternancia entre el recuerdo y la realidad crea una estructura del tipo ABAB con coda’. El segundo ejemplo se refiere al aria de Cecilio, quien planea asesinar a Silla; en esta aria que cabe acotar no es da capo -a pesar de su intensidad afectiva- describe los sentimientos contrapuestos de esperanza y enfado de del joven héroe: ‘el aria está en la tonalidad de Re Mayor, pero el área de subdominante oscila entre el Sol Mayor y el Sol menor, lo cual, junto a la poderosa sustancia rítmica y una orquesta con trompetas y tambores añadidos, da un anticipo del ímpetu de Don Giovanni’.
Tres óperas milanesas
Mozart es uno de los compositores más importantes de Clasicismo y de la historia de la música. Nace en Salzburgo el 27 de enero de 1756 y fallece a los 35 años en Viena. Con la figura de Mozart se podría decir que aparece la imagen del genio, que fue concebida desde temprana edad y finalmente reconocido como niño prodigio. Su padre, Leopold, fue quien se encargó de la planificación los viajes y la formación del pequeño Amadeus.
Diversos momentos importantes marcaron el desarrollo musical del joven Mozart, todos enlazados a los viajes que realizaba junto a su padre y en el que se demostraba su genialidad. Uno de los primeros recorridos realizados fueron los de París y Londres, donde se le dio a conocer como un fenómeno, poniéndolo en contacto con la élite de la sociedad y los clavecinistas importantes del entorno. En este período realiza sus primeras arias para castrato. Luego, sugerimos un segundo momento en el que obtendrá viajes más ‘formativos’. Esta etapa comienza con sus visitas a Viena en 1767 e Italia, aquí compone Bastián y Bastiana, y tiene un encuentro con Sammartni y otro con Martini, quien le insta a emplear mecanismos más elevados de composición; además es aceptado para ingresar en la Academia Filarmónica de la ciudad y le es concedida por el Papa la Orden de la Escuela Dorada. Recorre Roma y Milán, finalizando sus viajes por Italia con la composición del motete Exsultate, jubilate.
Su última época la enmarcamos desde 1778, en el entorno de Manheim, pasando por los viajes a París, Salzburgo y Múnich. Aquí incorpora elementos novedosos a sus composiciones y crea junto a Lorenzo da Ponte tres de sus obras más importantes: Las bodas de Fígaro, Don Giovanni y Così fan tutte.
Como hemos dicho, una de las etapas más importantes en la vida de Mozart fue sin duda durante su paso por Italia. El primero de los viajes a este país lo realizan a mediados de diciembre del año 1769, en una estancia que se alargó durante quince meses y en la que recorrieron todas las grandes ciudades, incluyendo Nápoles. Durante este tiempo el joven de 14 años recibe un importante encargo de Milán; el conde Firmian, gobernador de Milán, desea que Mozart escriba la primera ópera de la temporada 1770.
El joven, con gran entusiasmo cumple con la scrittura, entregando los recitativos en octubre, fecha previa al encuentro con los cantantes, requerimiento necesario para la composición de las arias que debían adaptarse a las capacidades de los intérpretes. Los ensayos se iniciaron el 19 de diciembre y el estreno de la primera ópera seria de Mozart Mitridate, re di Ponto, se llevó a cabo el 26 de diciembre de 1770, en el Teatro Regio Ducal: ‘ante un público que manifestó su satisfacción con tumultuosos aplausos y grandes elogios’. Como anécdota se cuenta que el castrato Pietro Benedetti —que representaba el rol de Sifares— llegó a comentar que, si el público no quedaba encantado con el dúo ‘Se viver non degg’io’, interpretado por Sifares y Aspasia al final del segundo acto, él se haría la castración por segunda vez.
Tras el éxito de Mitridate le llegaron nuevos encargos, dos de ellos para Milán, uno fue solicitado por la emperatriz María Teresa para la celebración de la boda de su hijo el Archiduque Fernando y el siguiente por Firmian para la temporada de 1772. La primera, Ascanio in Alba, dividida en dos actos, se enmarca en lo que se conoce como festa teatrale que, a pesar de formar parte de la temática mitológica o alegórica, era una representación escrita para la celebración de un evento especial, ya sea para la familia real o para la conmemoración de una victoria miliar. La siguiente sería su segunda ópera seria, Lucio Silla. Después de esta representación, regresaron los Mozart a Salzburgo.
A pesar del éxito que tuvieron las representaciones del joven en Italia, esto no fue suficiente para que pudiese estabilizar su condición de viajero. Los Mozart esperaban con ansia la oferta de alguna casa nobiliaria, especialmente la del archiduque Fernando, quien lo consideró para tenerlo a sus servicios, pero finalmente no se concretó ‘gracias’ a las recomendaciones de la madre del duque: ‘lo que te digo es solo para prevenirte de que cargues con gente inútil y otorgues títulos a personas de esta calaña. Si entran a tu servicio, lo degradará pues estas personas viajan por el mundo como vagabundos. Además, tiene una gran familia‘.
Argumento
Acto I
La acción del drama se desarrolla en Roma, año 79 a. C. El senador Cecilio, desterrado por el dictador Silla, se encuentra con Cinna en el monte Quirinal. Cinna, quien se alegra de verle, le notifica que el tirano se ha inventado que ha muerto para ganarse el amor de Giunia, esposa del senador e hija de Cayo Mario. Los amigos forjan un plan para que los cónyuges se reencuentren y acaben con su infelicidad.
Por su parte Silla, quien desea ser correspondido por Giunia, le ordena a su hermana Celia que haga recapacitar a su amada o se verá obligado a usar la fuerza hasta que su amor sea retribuido. Giunia entra en la habitación y le anuncia a Silla que prefiere morir que amarlo.
Cecilio —ahora en el cementerio— se esconde detrás de la tumba de Mario esperando la llegada de Giunia. La joven llora y le suplica a su padre que acabe con su sufrimiento al lado de Silla. Entonces aparece Cecilio y los amantes se reencuentran.
Acto II
Silla y Aufidio conversan sobre la soberbia de Giunia, pero el dictador, harto de los insultos de la joven, decide que debe morir. Aufidio, amigo y tribuno de la plebe, le convence para que aparte la idea de la muerte y, en cambio, contraiga matrimonio con la joven. De esa manera todos lo venerarán por erradicar las luchas pasadas y su imagen se convertirá en la de un héroe.
Cecilio, furioso, desea empuñar su espada contra Silla, pero Cinna se lo impide. Celia se presenta ante Cinna para informarle de que su hermano desea que contraigan matrimonio, pero calla por temor. Giunia es llamada ante el senado y el pueblo; todos deciden que la joven contraiga matrimonio con Silla, pero ella lo rechaza y amenaza con suicidarse. Aparece Cecilio y es apresado.
Acto III
En el atrio de la entrada de la cárcel se encuentran Cinna, Cecilio y Celia. Cinna solicita a la hermana de Silla que le haga entrar en razón y recapacite sobre su decisión, ya que con su actitud ha enfadado a Roma y lo único que conseguirá es la muerte; si Celia logra su cometido, Cinna contraerá matrimonio con la chica. Silla, finalmente, recapacita y acepta el doble matrimonio. La virtud y la piedad triunfan sobre un vil amor. Roma entra en júbilo, mientras que Silla se glorifica.
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