LÓVA es un proyecto educativo —también musical— innovador basado en la ópera en el que el alumnado, partiendo de cero y durante un curso escolar completo, crea una ópera o una breve pieza de teatro musical.
Es un proyecto interdisciplinar que integra distintas asignaturas puesto que este alumnado crea todo lo necesario hasta llegar al resultado final: escribe el libreto, compone la música, se ocupa de la escenografía y del vestuario, lo publicita en redes, crea la iluminación… y esto les permite trabajar tanto el aspecto cognitivo como el emocional y social, desarrollando muchas de las competencias que necesita una persona del siglo XXI.
Este artículo, a la vez que quiere mostrarnos las entrañas del proyecto LÓVA, pretende ser también un sentido homenaje a uno de sus coordinadores, Pedro Sarmiento, recientemente fallecido, y quien, junto a Mary Ruth McGinn, impulsó el proyecto en las escuelas españolas.
Por Miguel Gil Casado
LÓVA, un proyecto también musical
¿En qué forma y por qué un proyecto educativo que, a pesar de invocar la ópera como vehículo de aprendizaje, no hace especial hincapié en el canto ni dedica un tiempo especialmente largo a la enseñanza de la música, es un proyecto también musical? Tiene su explicación, pero veamos antes algo de su historia y algunas claves del proyecto.
LÓVA (La Ópera, un Vehículo de Aprendizaje) es hermana de Creating Original Opera, la genial idea de Joann Forman y Bruce Taylor en el Departamento de Educación de la Ópera de Seattle, que se preguntaban ya en 1976: ‘¿Y si les diéramos a los niños la oportunidad de hacer su propia ópera?’.
Estos dos visionarios de la educación artística llevaron su idea a Nueva York y el Metropolitan Opera Guild apadrinó el proyecto, que se convirtió oficialmente en Creating Original Opera en 1979. El mismo Metropolitan generó un equipo de formadores de maestros, Peter Hoile fue uno de ellos, y el proyecto se implementó en escuelas públicas de Nueva York y en años sucesivos en muchos estados.
Su llegada a España en 2006 es debida a otros dos visionarios, no solo de la educación artística sino de la educación en general: Pedro Sarmiento y Mary Ruth McGinn. Pedro, entonces asesor pedagógico del Teatro Real, y Mary Ruth, maestra que realizaba en su clase en Washington el proyecto Creating Original Opera, dándole una dimensión educativa integral, coinciden en Madrid y dan apoyo, con la inestimable ayuda de la Fundación Saludarte y el Teatro Real, a los seis primeros docentes que en el curso 2007-08 hacen LÓVA en tres colegios públicos de la Comunidad de Madrid.
Desde entonces, LÓVA no ha hecho más que crecer. Más de 400 docentes, fundamentalmente de Primaria, pero también de Secundaria, se han formado y han llevado el proyecto a sus aulas en centros mayoritariamente públicos, por todas las comunidades de España.
Desarrollamos un proyecto interdisciplinar
A lo largo de un curso entero una maestra o un maestro tutor, en colaboración estrecha con otro u otros profesores especialistas, convierte su clase en una compañía de ópera. La clase crea, produce y representa su propia ópera al finalizar el curso.
Va a dedicar un número variable de horas lectivas, generalmente entre seis y diez a la semana, que dependerá de la capacidad integradora del profesorado y del fruto que se quiera sacar. A través del proyecto, se estudiarán muchos de los contenidos de otras áreas: lengua, comprensión lectora, expresión oral y escrita, informática, música, matemáticas, expresión plástica y otros. Es un proyecto interdisciplinar, que evidentemente exige coordinación y un trabajo extra del profesorado. Es por eso que la recomendación, entre seria y burlona, de Pedro Sarmiento al profesorado que se planteaban hacerlo era siempre: ‘No lo hagáis. No lo hagáis si no tenéis claro dónde os embarcáis’. Esa advertencia no era óbice para que él en ese barco se sintiera feliz, ‘fregando la cubierta, cocinando, escribiendo el cuaderno de bitácora o proponiendo nuevos rumbos’.
Durante el primer trimestre realizan una serie de juegos, retos y dinámicas orientadas a crear equipo. No faltará gente seria que opine que ya estamos ante otro experimento que ‘distrae de lo importante’ en la escuela. Quienes lo conocemos sabemos que en realidad se trata, para profesorado y alumnado, de un súper esfuerzo, individual y colectivo, de responsabilidad, de apuesta por la inclusión y de confianza en las capacidades propias y las del grupo. Se trata de un aprendizaje profundo, inolvidable y además divertido.
Todas y todos los que hemos tenido la suerte de vivir una o muchas veces el proceso de creación desde cero de una ópera con niños y niñas de todas las edades o con jóvenes o adultos de diferentes colectivos (docentes, jóvenes emigrantes, personas con discapacidad, presos) hemos comprobado la importancia que tienen en el proyecto los símbolos, los rituales y el uso de las metáforas.
La metáfora es un regalo inesperado. Nos hace ilusión su colorido envoltorio, pero lo rasgamos y abrimos la caja porque el regalo está siempre dentro. Es decir, las metáforas nos enseñan a profundizar. Por ejemplo, nos gusta imaginarnos el proyecto como una barca en la que los miembros de la compañía reman y dirigen venciendo el oleaje y la corriente. Expresamos nuestro compromiso con el grupo, representado en esa piedra que echamos al agua al comenzar el curso, como quien se tira a la piscina. Un ovillo de lana lanzado de uno a otro, colocados en círculo, puede convertirse en una red que nos conecta a todos, sin dejar a nadie fuera.
Ya se puede ver que en este proyecto se juega mucho. La práctica de estas dinámicas se extiende a lo largo de todo el proceso, pero se realiza de manera especial durante el primer trimestre del curso. A través de estos juegos, cargados de simbolismo, conseguimos algo fundamental: lograr la participación de todos los miembros del grupo, motivar, ilusionar a la clase con pequeños retos que preparan para retos mayores, crear un clima distendido, de confianza y colaboración dentro de la clase, es decir, se crea equipo y un equipo, además, con ganas de aprender. ¿No es justamente eso lo que todas y todos los docentes desean para su clase?
Con las reflexiones individuales, hechas por escrito después de cada dinámica, y las puestas en común colectivas se consigue un conocimiento mutuo y se aprende a pensar y exponer en público ideas y sentimientos.
Al mismo tiempo, durante el primer trimestre se estudian, con la ayuda de profesionales del mundo de la escena, todas las profesiones que integran una compañía de ópera. Por el aula van a pasar técnicos y artistas, gentes del mundo de la cultura posibilitando esa simbiosis tan necesaria entre cultura y educación, entre artistas y educadores. Profesionales del Teatro Real o del Palau de les Arts Reina Sofía y artistas de muchos escenarios y ámbitos culturales tienen cada año encuentros con niños y niñas ilusionados con ser no espectadores sino artífices de su propia obra artística. Pocos artistas conozco que se hayan negado a visitar un centro cuando se lo pide la compañía.
Finaliza esta primera etapa con la asignación de profesión a cada alumno y alumna después de una serie de pruebas en las que cada cual se esfuerza por demostrar su idoneidad para ejercer algunas de las profesiones: dirección de producción, regiduría, libretistas, intérpretes, figurinistas, escenografía, iluminación, música y composición, relaciones públicas o documentalistas. Es la primera vez que muchos niños y niñas se van a sentir responsables de un trabajo y progresivamente expertos en algo, la primera vez en su vida, como dice Mary Ruth McGinn, que van a tener algo que aportar y enseñar a los demás.
Toda la clase va a tomar, desde el primer día, decisiones que afectan al conjunto.
Nos presentamos ante el mundo
El nombre de la compañía habla de lo que son y lo que quieren ser como grupo, de cómo quieren presentarse ante el mundo, y supone al mismo tiempo una oportunidad para trabajar los intereses del grupo y cuestiones de tanta actualidad como la identidad, la marca o la publicidad.
Elegir el tema y la tesis de la ópera es apasionante porque tratan siempre de algo que importa realmente al grupo y sobre lo que quieren transmitir al público su mensaje. Es una actividad cargada de emoción porque lo hacen preguntándose sobre las cosas que les preocupan, las que les dan miedo o les enfadan, las que les hacen felices o les entristecen.
El nombre de la compañía es un elemento que aglutina y el tema de la ópera es el que marca la dirección creativa del grupo. Son elementos que pueden dar origen a la canción del grupo y a la canción del tema, que aun sin ser composiciones magistrales, las van a recordar con cariño durante mucho tiempo. La elección de uno y de otro son ocasiones inmejorables para aprender a debatir, defender con respeto la propia idea y aprender al mismo tiempo a ceder. Como estas, habrá muchas más ocasiones a lo largo del proyecto. Se trata siempre de buscar lo mejor para el grupo, no pensando en ME sino pensando en WE.
Una de las primeras decisiones de la compañía es fijar la fecha del estreno y elaborar el calendario. A partir de aquí, ya en el segundo trimestre, la compañía está en disposición de abordar la producción de su ópera, nunca mejor dicho, desde cero. Todavía la clase entera va a tomar importantes decisiones que afectarán a los personajes, la trama, el lugar de la acción y el conflicto principal de la obra. Pero ya la clase va a dividirse en muchos momentos en pequeños equipos en los que cada uno va a conocer y practicar su profesión.
- Los escritores y escritoras van a desarrollar la estructura dramática de la obra y escribir los diálogos y letras de las canciones.
- El equipo de relaciones públicas va a dar a conocer la compañía y el proceso de creación de su ópera a través de las redes, de los medios y del diseño de productos gráficos e informáticos con el fin de interesar y atraer público.
- Los escenógrafos y escenógrafas van a estudiar espacios, diseñar bocetos y elaborar maquetas. Trabajarán con diferentes productos como madera, plástico, cartón, pintura y construirán los diferentes escenarios.
- Las y los músicos compondrán las melodías de las canciones, crearán y ejecutarán con instrumentos a su alcance los momentos musicales de la obra.
- Las y los figurinistas decidirán el diseño del vestuario y el maquillaje de los personajes, buscando y elaborando la ropa y el atrezo adecuado a las características de los mismos.
- Las y los iluminadores se familiarizarán con los elementos teóricos y los materiales de la electricidad, construirán focos y harán el guion de luces de la obra.
- Las y los intérpretes van a trabajar el conocimiento de su personaje y los elementos claves de la interpretación como la voz, el movimiento y la presencia escénica, memorizando textos y canciones.
- Las y los documentalistas controlarán que quede constancia escrita y audiovisual del proyecto a través del cuaderno de bitácora de la compañía y de la documentación gráfica de todos los momentos del proceso. Prepararán así la exposición final para el público en la semana del estreno.
- El regidor o regidora colaborará con intérpretes, iluminación, escenografía y dirección de escena, anotando todo lo que se decide en los ensayos, preparándose de este modo para dirigir la representación.
- El director o directora de producción asume la dirección y coordinación de todos los equipos, el presupuesto, el control del calendario y la relación con los adultos. Preparará también su discurso para el día de la representación.
Se comprende con facilidad que desarrollar todas estas tareas simultáneamente exige de la compañía, no del profesorado, resolver varios problemas, como conseguir colaboración de expertos, apoyo de familiares y búsqueda de espacios o dinero. ¿Y por qué estas son cuestiones a resolver por la compañía y no por los docentes que la dirigen? Abordamos una idea central del proyecto que convendrá recordar y tener presente cada vez que se sienta la tentación de dar soluciones a problemas que tienen que ser resueltos por el grupo. Nada se decide sin contar con la compañía, el proyecto es del alumnado, ellos y ellas lo controlan. La tarea, nada fácil, del profesorado es ir delegando responsabilidad en la compañía y estimular la búsqueda de soluciones a las dificultades que se vayan encontrando. Vendrá bien desarrollar la habilidad de hacer buenas preguntas.
La representación final con ‘solo la compañía en el escenario’ es una manifestación del empoderamiento que el grupo ha ido adquiriendo a lo largo del curso y, como todas las cosas, solo se consigue si se ensaya desde el primer día con una progresiva delegación de responsabilidad.
Desarrollamos un aprendizaje integral
A lo largo de este proceso son muchos los aprendizajes al alcance del alumnado, algunos netamente curriculares de muy distintas áreas: leer, escribir, explicar, narrar, dialogar, razonar, vocalizar, diseñar, dibujar, bailar, contar, medir, resolver, interpretar, cantar, coser, instalar, calcular, presupuestar, digitalizar, organizar, construir, maquetar, iluminar, maquillar, comunicar, documentar, planificar, analizar…
Todos estos aprendizajes se presentan intencionadamente como tareas a ejecutar y como retos a superar de forma colaborativa y en un contexto. Nada carece de significado u objetivo. Todas las tareas son interdependientes, todas son necesarias y deben ser ejecutadas con el mayor rigor y precisión y en el tiempo marcado, porque de ello depende el éxito de todos y de ellas hay que dar cuenta a la compañía. La ópera es el producto común a crear y la creación colectiva de un producto pone en funcionamiento dinámicas personales que la creación individual difícilmente pondría, como la escucha, la atención y cuidado del otro, la organización, la exigencia y ayuda mutua entre otros.
Después de aclarar que estamos hablando de un proyecto educativo integral que pone en juego destrezas y capacidades fundamentales para la vida en sociedad como la comunicación, la colaboración, la creatividad, la responsabilidad, la iniciativa y el pensamiento crítico he querido dejar para el final hablar sobre la musicalidad del proyecto LÓVA.
Nuestro más sencillo homenaje a Pedro Sarmiento
El día 25 de marzo falleció Pedro Sarmiento, víctima de un cáncer que se lo llevó demasiado pronto. El coordinador y principal impulsor del proyecto LÓVA era pianista, compositor y pedagogo musical. Su actividad antes de dedicarse por completo a LÓVA estuvo íntimamente ligada a la música. Sin embargo, no era difícil oírle decir que no hacía falta ser profesor de música para hacer el proyecto, como no hacía falta ser iluminador, escenógrafo o dramaturgo. Y, como en el resto de profesiones, quien ayudase a los músicos no debía componer por ellos sino guiarlos en la creación y la interpretación de su propia música.
Pedro tenía claro que todos los niños y niñas pueden cantar e inventar su propia música, sus melodías y sus canciones. Con esa convicción básica se acercaba al alumnado, grabadora en mano, para rescatar sus improvisaciones vocales e instrumentales. Facilitaba el encuentro natural con la música, observaba y repetía sus hallazgos, haciéndoles sentir capaces e importantes. En ningún momento cuestionaba sus aportaciones o se permitía criticarlas. Sabía que la persistencia y la búsqueda curiosa e ilusionada con la voz o los instrumentos siempre ofrecía momentos dignos y reseñables. Absolutamente convencido de que el resultado no es tan importante como el proceso venía a la clase durante el curso dispuesto a dejarse sorprender y esa alta expectativa —respeto lo llama Juan Mayorga, otro buen conocedor de su arte—, siempre daba resultados sorprendentes.
Enseñar, dice Marina Garcés, es un ejercicio de bondad, que ayuda al otro a aprender sin ejercer poder sobre él. Esa era la bondad de Pedro, no tanto en el sentido moral sino emancipatorio. Muchas veces hablábamos de lo difícil que resulta a los docentes, y más si son de música, abandonar la batuta, de lo complicado que es encontrar el equilibrio entre dirigir y dejar que el alumnado encuentre el camino. Pedro lo tenía claro: ‘somos seres musicales y tenemos derecho a expresarnos a través de esta capacidad comunicativa sin trabas’. Tenía la convicción de que si dejamos a los niños y niñas interpretar el mundo cantando, bailando, pintando, escribiendo poemas o haciendo una ópera el mundo va a ser más habitable.
LÓVA, la gran metáfora del aprendizaje
No va a ser, pues, la música la profesión que tenga predominancia dentro de la compañía o vaya a tener una atención superior al resto de profesiones. Estaríamos haciendo un flaco servicio a la armonía del grupo resaltando un trabajo sobre los demás. Estaríamos traicionando esa expectativa creada en la que cada alumno o alumna, haciéndose expertos, puede brillar en algo, puede hacer oír su melodía interior. Esta es la principal musicalidad del proyecto LÓVA, sin perjuicio de que cuando acaba la representación la clase entera sepa y cante todas las canciones de los personajes.
Cuando decimos que en LÓVA la ópera es un vehículo de aprendizaje no solo nos referimos a los aprendizajes específicos que nos aporta el ejercicio de las profesiones que la integran. LÓVA es la gran metáfora de lo que entendemos que debe ser la educación: construcción de equipo entre el alumnado, integración de saberes, colaboración entre docentes, apertura de la escuela a la sociedad como colaboradora y como público, integración de arte y educación y aprendizaje profundo, duradero.
Mejorar la educación pasa por mejorar la práctica docente. LÓVA parecía que venía a ser un buen recurso para mejorar el aprendizaje del alumnado, pero ha resultado ser también un buen recurso para mejorar el aprendizaje del profesorado. Mejora en todos los casos nuestra mirada hacia los alumnos y alumnas a quienes llegamos a conocer más profundamente, condición fundamental para poder entenderlos, respetarlos y amarlos.
LÓVA es un precioso regalo de Pedro Sarmiento que nunca agradeceremos lo bastante. Seguiremos navegando en este hermoso bajel que él cuidaba y guiaba con tanto mimo.
Chicho dice
Soy un maestro que.encontró en LÓVA lo que. andaba buscando desde hacía años en líneas pedagógicas de innovación educativa.
El descubrimiento fue tan revelador como satisfactorio, lleno de sorpresas emocionantes. Aglutina todos los anelos de los docentes que tienen esa mirada que parte del alumnado y termina en el alumnado.. Cuando terminé la formación en el curso que realicé en el Teatro Real las sensaciones de todos los participantes eran de euforia contenida ya que el trabajo que eaperaba en el cole para el año que empezaba iba a ser como un viaje a un lugar del que no se tenía mucha información pero que iba a estar lleno de conocimiento. El viaje era lo importante. No fue fácil. De hecho fue difícil y estuvo cargado de dudas. Pero se hizo. Y fue fascinante lo que vivimos. Sólo con recordar el estreno de la ópera en el que desde el inicio hasta el final fueron exclusivamente las alumnas las que organizaron y realizaron todo lo que se hizo en el escenario y fuera de él, sin la intervención de ningún maestro, me basta para sentirme lovéro.
¿O ya lo era antes y no lo sabía?
Gracias Miguel por este estupendo resumen de lo que es LÓVA y sus proyecciones educativas y humanas.
Gracias por estar ahí, junto a Pedro, Peter y Mary Ruth.
Agradecimiento eterno.