Francis Poulenc había asistido en 1917 al estreno de la obra teatral Les mamelles de Tirésias de Guillaume Apollinaire. Veinte años después, cuando ya era un músico famoso, decidió componer su primera ópera y utilizar como libreto una adaptación de la obra de Apollinaire con su misma estructura en un prólogo y dos actos (ocho escenas en cada uno de ellos), aunque cambiando la Isla de Zanzíbar en la costa africana, donde Apollinaire situaba la acción de su obra, por la imaginaria ciudad de Zanzíbar, situada entre Niza y Montecarlo. La composición musical estuvo terminada en 1945.
Francis Poulenc y su importante aportación a la música del siglo XX
Francis Poulenc (París, 7 de enero de 1899-30 de enero de 1963) fue uno de los compositores más importantes del siglo XX. Nacido en el seno de una acomodada familia parisina, el padre dirigía unos importantes laboratorios farmacéuticos y la madre era una pianista aficionada que dio a su hijo clases de piano a partir de los 5 años.
Con apenas 14 años, su vocación por la música se manifestó de manera definitiva después de asistir, en mayo de 1913, al estreno en París del ballet La consagración de la primavera de Igor Stravinski. Con 15 años comenzó a recibir clases del afamado pianista catalán Ricardo Viñes y también realizó estudios de composición con el pedagogo y compositor francés Charles Koechlin.
En 1917 estrenó su primera obra, Rapsodia negra, para canto (barítono), piano, flauta, clarinete y cuarteto de cuerda, que gustó a Ravel y Stravinski. A partir de 1920 formó parte del llamado grupo de Los Seis (Les Six) junto a los compositores Germaine Tailleferre, Darius Milhaud, Louis Durey, Arthur Honegger y Georges Auric.
Su primer éxito importante se produjo en 1923 con el estreno del ballet Les biches, y entre 1927-28 compuso para la gran clavecinista Wanda Landowska el Concierto campestre para clavecín y orquesta. En la década de los años 30 estrenará una serie de importantes obras: Le bal masqué (cantata profana para barítono y orquesta de cámara) de 1932 y, ese mismo año, el Concierto para dos pianos y orquesta y el Sexteto para piano, flauta, oboe, clarinete, fagot y trompa.
De su extenso catálogo, además de las obras ya citadas, cabe destacar la Sinfonietta (1947) y el Concierto para piano y orquesta (1949). Su gran predilección por la música de cámara se manifiesta en obras como las sonatas para violín y piano (1943), para violonchelo y piano (1948), para flauta y piano (1957), para clarinete y piano y para oboe y piano, estas dos últimas compuestas en 1962, poco antes de su muerte.
Magníficas resultan sus creaciones de carácter religioso: Letanías a la Virgen Negra (1936), La Misa en Sol mayor (1937), Exultate Deo y Salve Regina (1937), Stabat Mater (1950), y una obra de impresionante belleza, Sept répons de ténèbres, para soprano, coro y orquesta, compuesta entre 1961-62. Fue también autor de un extenso catálogo de canciones para voz y piano.
En su gran aportación a todos los géneros musicales, Poulenc también compuso tres óperas: Les mamelles de Tirésias (1947); Diálogues des Carmélites (1957), considerada una de las óperas más importantes del siglo XX; y La Voix humaine (1959).
Para acercarse a la personalidad musical y humana de Francis Poulenc resulta de gran interés la filmación de un concierto que tuvo lugar en la Sala Gaveau de París en mayo de 1959, con el propio compositor al piano (puede verse íntegro en YouTube), quien muestra su gran capacidad de comunicación y sentido del humor a preguntas del musicólogo y periodista Bernard Gavoty, hablando sobre su carrera y los pormenores de cuatro de sus obras. Interpreta el segundo movimiento de la Sonata para flauta y piano junto al famoso flautista Jean-Pierre Rampal, así como fragmentos de sus tres óperas, acompañando a su soprano favorita, Denise Duval, destacando, sobre todo, la extraordinaria interpretación que Duval realiza del aria-dúo de Thérèse y su Marido, ‘Non, monsieur mon mari‘, de Les mamelles de Tirésias, donde Poulenc desde piano le da réplica como el Marido, ¡todo un espectáculo!
Una farsa surrealista
Cuando Les mamelles de Tirésias ya había empezado a ensayarse en la primavera de 1947, Poulenc descubrirá en el Folies Bergère de París a la cantante Denise Duval, cuya voz y gran capacidad teatral consideró ideales para protagonizar su ópera con el personaje de Thérèse-Tirésias. Desde entonces se convertirá en su soprano favorita, creando especialmente para ella el personaje de la novicia Blanche de la Force en Dialogues des Carmélites y de la única protagonista de La Voix humaine.
El estreno tuvo lugar en la parisina Opéra-Comique el 3 de junio de 1947, con dirección escénica de Max de Rieux y musical de Albert Wolff. En aquel estreno, Les mamelles de Tirésias fue representada en un programa doble que también incluía La bohème de Puccini. La música y el disparatado argumento surrealista de la ópera de Poulenc gustó a la crítica. El público estuvo dividido entre los entusiastas de La bohème y aquellos que consideraban la ópera de Poulenc como innovadora, tanto musicalmente como en su argumento, ya que trataba temas como el feminismo, el problema de la falta de natalidad o el pacifismo.
La ópera estaba compuesta originalmente para orquesta. De acuerdo con Poulenc, el gran compositor inglés Benjamin Britten realizó una versión donde el acompañamiento musical era solo de dos pianos, y el marido de Thérèse, originalmente para barítono, era adaptado para tenor. Esta versión fue estrenada en el Festival de Aldeburgh de 1958 (fue la primera representación de esta ópera en Inglaterra), con Benjamin Britten y Viola Tunnard (muy relacionada con la música de Britten) al piano, la soprano Jennifer Vyvyan como Thérèse y el gran tenor Peter Pears en el papel del marido, ambos intérpretes habituales de la óperas de Britten.
En España fue estrenada en el Teatro Arriaga de Bilbao en 2009, en una coproducción con el Liceu de Barcelona, donde se interpretó en 2010, en ambas ocasiones con la soprano María Bayo como Thérèse, dirección escénica de Emilio Sagi y musical de Josep Vicent. Muy recientemente, el pasado mes de noviembre, la ópera fue representada, en su versión para dos pianos, en el Palau de les Arts de Valencia.
Argumento
Prólogo
El director de una compañía teatral se dirige a los espectadores en una larga declamación que pretende convencer a los franceses de la imperiosa necesidad de aumentar la natalidad.
Acto I
La acción se desarrolla hacia 1911, en la imaginaria población de Zanzíbar, entre Niza y Montecarlo. La protagonista, Thérèse, comunica a su marido que se ha vuelto feminista y no reconoce la autoridad del hombre, desea ser soldado, ir a la guerra, tener ambiciones políticas y rechaza por completo tener hijos. Se desabrocha la blusa y deja libres sus pechos, que salen volando y estallan mientras le empieza a salir barba y bigote. El marido no la reconoce con su nuevo aspecto, y ella le dice que se ha convertido en hombre con el nombre de Tirésias.
Siguen una serie de escenas disparatadas e hilarantes: la pelea de dos borrachos, Presto y Lacouf, que por una disputa se desafían a un duelo y ambos caen muertos a la vez, aunque pronto resucitan. El Marido aparece vestido de mujer y es cortejado por un Policía que le pide en matrimonio. Se oyen gritos aclamando a Tirésias y consignas en contra de tener hijos. El Marido, preocupado por la inminente despoblación de Zanzíbar, decide que será él quien los tenga. Tras un breve entreacto, aparece el primer recién nacido, que es aclamado por todos.
Acto II
Al atardecer de ese mismo día, el Marido celebra su triunfo: 40.049 niños nacidos en un solo día. A preguntas de un periodista venido de París, le responde diciéndole que los niños son la riqueza de las familias. Aparece el Policía y se muestra asombrado por el éxito del Marido, pero también preocupado por la inminente desnutrición que acecha a Zanzíbar tras tantos nacimientos. El Marido sugiere que la población disponga de cartillas de racionamiento que va a proporcionar una Adivina que acaba de aparecer en escena. Cuando ella comienza a lanzar profecías, el Policía intenta detenerla por estafadora y la mujer lo estrangula. El Marido intenta apresarla, y ella, lanzando sus ropas al suelo, se presenta como Thérèse, manifestando su amor por él. Ambos se reconcilian y junto al resucitado Policía y el resto de la población de Zanzíbar lanzan un mensaje al público: ¡Tengan hijos!
Música y vocalidad
En su versión original, la música de esta ópera era interpretada por una orquesta de ciertas dimensiones, con una sección de maderas formada por dos flautas (una puede tocar el flautín), dos oboes (uno puede tocar el corno inglés), dos clarinetes, clarinete bajo, y tres fagotes; sección de metales con cuatro trompas, tres trompetas, trombón y tuba; una amplia sección de percusión, con timbales, platillos, tambor, glockenspiel, castañuelas, xilófono, celesta, sonajero, bombo y triángulo; arpa y piano y sección de cuerda. Poulenc revisó esta orquestación en 1962, eliminando un fagot y reduciendo a dos el número de trompas y trompetas. Esta orquestación es la que se utiliza en la actualidad, junto a la versión para dos pianos de Benjamin Britten.
Sin duda, esta ópera es de grandes contrastes tanto musicales como vocales. Una pequeña introducción orquestal con predominio del sonido de cuerda y maderas precede al extenso Prólogo, con unas secciones inicial y final lentas, donde predominan una música suave y un canto de carácter declamatorio, y una parte intermedia donde música y canto adquieren fuertes acentos. Requiere un barítono de una noble línea vocal, con gran dominio idiomático y estilístico, extenso fiato para ligar largas frases, y que se mueva bien en todos los registros.
Este Prólogo está escrito en el estilo de las grandes óperas francesas decimonónicas. Sin embargo, una vez concluido con unos cromáticos sonidos de la celesta, y sin solución de continuidad, comienza el Acto I, y pasamos de una apacible tranquilidad a la agitación que suponen las primeras frases de la gran aria de Thérèse, interpretadas a vertiginosa velocidad: ‘Non, monsieur mon mari, vous ne me ferez pas faire ce que vous voulez…‘ y, en contraste con este y otros fragmentos de ritmo trepidante, se insertan períodos cantables de un gran melodismo: ‘Envolez-vous oiseaux de ma faiblesse. Comme c’est joli appâts féminins…‘, cantado a ritmo de vals, junto a otras frases insertadas a ritmo de un fandango torero. Se trata de un aria de extrema dificultad por sus continuos cambios de ritmo. Cantante y orquesta interaccionan de manera perfecta con magníficos sonidos de cuerda y maderas, en especial del corno inglés, junto a piano y arpa, que también tienen destacadas intervenciones. Por tanto, el personaje de Thérèse-Tirésias requiere una soprano que dote a su interpretación de altas dosis de gracia y teatralidad, junto a un absoluto dominio de todos los registros del do3 al do5 (que en diferentes ocasiones debe atacar verticalmente), con gran capacidad para el canto ligado y un contrastado fraseo pleno de intencionalidad.
Aparte de esa aria inicial, cabe destacar su interpretación en la escena quinta del Acto I, acotada por dos pequeñas intervenciones solistas donde, ya convertido en Tirésias, expresa su intención de gozar al máximo de su libertad: ‘Ah chère liberté te voilà enfin conquise‘ y su intención de conquistarlo todo ‘Maintenant à moi l’univers. À moi les femmes à moi l’administration‘, y entre ellas un dúo con el Marido, en forma de rondó, con dos temas que van siendo retomados por ambos y el coro, produciéndose preciosos efectos.
Asimismo, su interpretación en la escena séptima del Acto II como la Echadora de Cartas también está acotada por dos intervenciones solistas, la primera cantada a ritmo de melodiosa czarda, con acompañamiento del piano, a la que sigue, de manera muy contrastada, un desenfadado trío con el marido y el Policía (barítono) a ritmo de polka, para concluir con una preciosa aria, a ritmo de barcarola, donde se muestra de nuevo a su marido como Thérèse y ambos se reconcilian: ‘Qu’importe viens cueillir la fraise… Qu’importe le trône ou la tombe. Il faut s’aimer ou je succombe…‘.
El papel del Marido debe interpretarlo un barítono lírico o tenor que ofrezca una depurada línea de canto y gracia interpretativa. Aparte de sus intervenciones antes citadas, cabe resaltar su presencia en la escena sexta del Acto I, en el dúo con el Policía (barítono), donde conjuga momentos de gran comicidad con otros de intenso lirismo, sobre todo el recitativo-arioso ‘Fameur représentant de toute autorité… La femme à Zanzibar veut de droits politiques…’, introducido por el flautín y el clarinete bajo; muy importantes en esta escena las intervenciones de instrumentos de percusión. También en la escena tercera del Acto II cabe destacar su dúo con un periodista (tenor).
Muy gracioso el dúo de los borrachos Presto (barítono) y Lecauf (tenor), quienes cantan a ritmo de polka en la escena cuarta del Acto I. De gran brillantez los números de conjunto, sobre todo el conclusivo del Acto I, con una coral seguida de un magnífico concertante, con excelente conjunción de voces solistas, coro y orquesta, así como todo el final de la ópera.
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