La crecida arrasó auditorios, salas de ensayo, escuelas de música, archivos e instrumental de agrupaciones centenarias. Una ola de ayuda y donaciones se ha extendido desde entonces, dentro y fuera de la Comunitat Valenciana.
En colaboración con la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana
La noche del martes 29 de octubre, la música se apagó en Valencia. La única nota que sonó al día siguiente fue la del llanto tras la devastación. Centenares de víctimas mortales y miles de vidas afectadas por la pérdida de seres queridos, del hogar. La Comunitat Valenciana comenzó a vivir entre el duelo y la solidaridad, tratando de taponar una herida que tardará generaciones en curarse.
La Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana es una entidad que atraviesa el territorio de arriba abajo. En cada localidad hay presente una agrupación con decenas de vecinos y vecinas asociados.
‘Nada se puede comparar a la pérdida de tantas vidas humanas. Ese martes empezamos a vivir con el corazón encogido esperando respuesta de familiares, amigos y compañeros, también de esa red de afectos inmensa que se va tejiendo dentro del colectivo’, expresaba la presidenta de la Federación, Daniela González, el día siguiente de la DANA.
Después de los primeros días de horror, de salvar y acoger seres queridos, de limpiar el barro de casas y negocios, vecinos y vecinas de las poblaciones afectadas se dirigieron a espacios donde todavía no se había comprobado la magnitud de la catástrofe: las sociedades musicales.
De Requena a Castellar se abrieron las puertas de locales totalmente ahogados en el barro: salas de ensayo con instrumental, escuelas, auditorios, archivos centenarios. Más de una treintena de agrupaciones notificaron en primera instancia que habían quedado parcial o totalmente devastadas.
Las imágenes que llegaban desde algunas de ellas, como la Primitiva de Paiporta y la Unión Musical del mismo municipio, la Societat Musical d’Algemesí, el Centre Instructiu i Musical de Massanassa o el local que compartían en Aldaia hasta tres agrupaciones de la comarca, mostraban los efectos de la catástrofe.
‘Para muchas personas en cada municipio la sociedad musical es una segunda casa, un espacio de encuentro fundamental en el tejido social y cultural de cada localidad’, comenta González. ‘Hablamos de cuantiosas pérdidas materiales y económicas, pero no podemos olvidar la destrucción patrimonial de los archivos de cada sociedad musical, con partituras centenarias, auténticos tesoros musicales en algunos casos. Eso es buena parte de la memoria cultural de un municipio que está ahora bajo ese lodo’, añade la dirigente de FSMCV.
Por todo ello, la propia Federación lanzó una serie de medidas para paliar las consecuencias del desbordamiento en las agrupaciones más afectadas. De todas las iniciativas, una articuló una gran respuesta, no solo del propio colectivo, sino de todo el mundo de la música: la fila cero común.
Se trata de un número de cuenta, habilitado para todas las donaciones particulares, que irán destinadas a paliar los daños de las sociedades musicales. El número que sigue activo es el ES45 3159 0078 5630 4840 6023, también con un código Bizum para hacer más sencillo el ingreso: 10542.
‘Más allá de las aportaciones individuales, creamos la cuenta para que las sociedades musicales que lo desean puedan ponerla como fila cero en sus conciertos. Durante el mes de Santa Cecilia muchas agrupaciones, no solo de la Comunitat Valenciana, realizaron recitales que incluían este número de cuenta, convirtiéndolos en actos benéficos’, explica González.
Bandas de música, conservatorios o conjuntos de Sevilla, Ceuta, Pamplona, Barcelona, Lleida, Girona, Bilbao, Badajoz, Castilla-La Mancha, Murcia, Madrid, Cádiz y adoptaron esta fila cero. También llegaron muestras solidarias de fuera de España, como el concierto solidario de la Orchestra di San Remo, dirigida como invitado por el maestro valenciano José Miguel Rodilla.
La música volverá a sonar
Tras sentir el abrazo de esta ola de solidaridad, para alentar la esperanza en el colectivo, tan arraigado en tantos municipios, la FSMCV lanzó el día de Santa Cecilia una campaña en redes sociales con el optimismo contenido que brota aún entre el barro. Un vídeo mostraba a un músico entonando las primeras notas de una melodía que arropa a todos los pueblos valencianos, que ha sonado en las últimas semanas en cada concierto celebrado en España.
‘Con los ejemplos que estamos viendo todas estas semanas sentimos que nuestro mundo, está tendiéndonos una mano’, apunta la presidenta de FSMCV. De ahí el mensaje que cierra el vídeo de Santa Cecilia: ‘Haremos que la música vuelva a sonar’.
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