Por Diego Manuel García
Se cumple el centenario del estreno de La zorrita astuta, que tuvo lugar el 6 de noviembre de 1924 en el Teatro Nacional de Brno (República Checa). Esta ópera se aleja de dramáticos títulos anteriores compuestos por Leoš Janáček, como Jenůfa y Káťa Kabanová; nos sumerge en un colorista bosque, donde animales e insectos se comportan como seres humanos. Por su extraordinaria música, es uno de los títulos esenciales del siglo XX.
El gran legado de Leoš Janáček
Leoš Janáček (Huvaldy, Moravia-Silesia, antiguo Imperio austrohúngaro, 1854-Ostrava, República Checa, 1928) se asocia a la generación de Giacomo Puccini (1858-1924), Gustav Mahler (1860-1911) y Richard Strauss (1864-1949), quienes eran compositores muy famosos a comienzos del siglo XX.
Janáček contaba más de 60 años cuando consiguió fama y reconocimiento. Su música es de gran originalidad y muy concatenada con el folclore checo, del cual fue un activo investigador. Este gran interés por la canción popular y sacar el máximo partido a la prosodia checa se hacen patentes en sus óperas.
Después de un largo período de gestación entre 1896 y 1903, termina la composición de Jenůfa, una ópera de extrema calidad, cuyo estreno tuvo lugar en 1904, en Brno. Tendrá que esperar hasta 1916 para su estreno en Praga y seguidamente en Viena, cosechando en ambas capitales un gran éxito. Por fin, y después de muchos años, su gran talento era reconocido.
En 1917 termina de componer Výlety pánĕ Broučkovy (Las excursiones del señor Broucek) y en balneario de Luhačovice (Moravia) conoce a Kamila Stösslová, una joven de apenas 25 años, casada y con dos hijos, quien mantuvo con Janáček una relación meramente platónica y epistolar, convirtiéndose en su musa.
Los últimos años de su vida fueron un extraordinario período creativo, con cuatro óperas compuestas entre 1920 y 1928: Káťa Kabanová, estrenada en 1921, a la que seguirían la que ocupa el presente estudio, Příhod lišky Bystroušky (La zorrita astuta), y Věc Makropulos (El caso Makropulos), estrenadas respectivamente en 1924 y 1926, junto a Z mrtvého domu (Desde la casa de los muertos), concluida en 1928, el año de su muerte, acaecida el 12 de agosto de 1928. Estas cuatro últimas óperas, junto con Jenůfa, convierten a Janáček en uno de los más grandes compositores del género en el siglo XX.
La creación de La zorrita astuta
En 1920, el periódico Lidové noviny, editado en Brno, con el que Janáček solía colaborar con frecuencia, editó una serie de tiras cómicas con textos del escritor Rudolf Tešnohlídek, que complementaban dibujos de Stanislav Lolek, donde se mostraban Las aventuras de una zorrita astuta, en las que los animales, sin perder su apariencia, se comportaban como seres humanos. Los 51 episodios publicados fueron editados en una revista literaria. A Janáček le gustaban mucho los animales y, al leer en su conjunto la publicación, vio la posibilidad de convertirla en una ópera.
Elaboró un libreto en tres actos y paralelamente compuso una extraordinaria partitura. Los dos primeros actos siguen bastante fielmente los textos de Tešnohlídek. El tercero es un compendio creado por el propio Janáček a partir de diferentes episodios, donde inserta la violenta muerte de la zorrita (no figuraba en la obra original) junto a una aguda y lúcida reflexión que realiza el guardabosques (personaje muy importante en la ópera) sobre el inexorable paso del tiempo y cómo la naturaleza se renueva. Aparte del guardabosques (barítono), los otros personajes principales son la zorrita (soprano) y el zorro (mezzosoprano), junto a otros más secundarios, pero con destacables intervenciones: el maestro de escuela (tenor), el sacerdote y Harašta (el cazador furtivo), ambos interpretados por bajos. Se puede escuchar de manera más esporádica a numerosos animales e insectos cuya participación resulta también muy importante en el desarrollo de la obra. Janáček estuvo siempre interesado en reproducir con su música los sonidos de la naturaleza, estudió en profundidad los que se producían en un bosque próximo a su domicilio e incluso visitó una guarida de zorros.
Trabajó en el libreto y en la partitura durante 1922. Al año siguiente realizó una serie de revisiones, y la ópera estuvo concluida en octubre de 1923. Su estreno tuvo lugar en Brno el 6 de noviembre de 1924. Tres semanas después, el 29 de noviembre, Giacomo Puccini —muy admirado por Janáček— fallecía en Bruselas.
Argumento
La acción se desarrolla en un bosque cerca de la ciudad de Brno.
Acto I. En el bosque, los animales e insectos juegan y bailan. El guardabosques aparece y se echa a sestear junto a un árbol. Una pequeña zorrita persigue a una rana hasta que el guardabosques la agarra y se la lleva a su casa para educarla y convertirla en su mascota. Va pasando el tiempo, marcado por interludios orquestales, y la zorrita adquiere su aspecto adulto. Sus continuos y provocadores movimientos hacen que su amo la amarre cerca de la caseta de un conformista perro. Cansada de su vida encarcelada, la zorrita logra liberarse. En su huida, pasa por la granja del guardabosques, increpando al gallo y las gallinas por lo que considera un total servilismo a su abusador dueño, incitándolas a rebelarse contra él.
Acto II. En su huida, entra en la guarida de un tejón a quien comenta con sorna y agresividad, coreada por los animalillos del bosque, que la guarida es demasiado grande para él solo, y consigue ocuparla para compartirla con sus amigos, desplazando al tejón. En una taberna situada en el bosque están reunidos el guardabosques, el maestro de escuela y el sacerdote de un pueblo cercano, quienes beben, juegan a las cartas, bromean y hablan sobre lo muy enamorados que estuvieron antaño de una joven y bella gitana llamada Terynka, personaje que nunca aparece en escena, y que parece un ser irreal, una mujer soñada por estos tres personajes. Pasa el tiempo y la zorrita conoce a un zorro por el que inmediatamente se siente atraída. Este apuesto zorro se acerca a ella y con gran capacidad de seducción le dice que es el gran amor de su vida; la zorrita cae en sus brazos. Un interludio orquestal marca el tiempo de convivencia íntima de ambos, que conlleva el embarazo de ella. El zorro le ofrece un matrimonio inmediato.
Acto III. Aparece en escena el cazador furtivo Harašta, también comprometido con esa soñada Terynka, a quien quiere regalar una piel de zorra. Harašta es sorprendido por el guardabosques, quien le pregunta si va a abandonar la caza furtiva. Aparecen la zorrita y el zorro junto a su numerosa familia. Harašta, escondido, dispara sobre la zorrita y la mata. Vemos de nuevo la taberna, donde conversan el maestro de escuela y el guardabosques sobre los últimos acontecimientos. Este último se encamina de nuevo hacia el bosque, reflexionando sobre el paso de la vida y, al igual que al comienzo de la obra, se despierta sobresaltado al contemplar a una zorrita idéntica a la que raptó e intenta capturarla sin éxito. También se le acerca una rana, a quien dice no haber visto hace mucho tiempo. La rana le contesta que es la nieta de aquella otra. El guardabosques se percata de su inexorable envejecimiento y se siente alegre al comprobar cómo se ha producido un nuevo ciclo vital en el bosque.
Una extraordinaria partitura
Nos encontramos ante una extraordinaria partitura en la que la orquesta tiene un protagonismo casi absoluto, la mayor parte de las veces interpretando música para danza: en las oberturas de los tres actos y en los numerosos interludios musicales, donde también se producen transiciones temporales. Se trata de una obra total, con música, danza, mímica, voces solistas y coros, tanto de mayores como de niños.
La música compuesta por Janáček se balancea entre el melodismo postromántico y la más rabiosa modernidad. Está íntimamente concatenada con la acción dramática y la prosodia del idioma checo, utilizando dialectos moravos en las voces de algunos animales, un tanto ininteligibles para el público. Janáček dota a su música de unas características netamente folclóricas.
Resulta interesante resaltar aspectos musicales y vocales más destacados de esta ópera comentando una grabación en DVD editada por Arthaus Musik dentro de su serie Legendary performances, que fue tomada en vídeo en el parisino Théâtre du Châtelet, en 1995, considerada de auténtica referencia, y que está disponible completa en YouTube. En ella confluyen la atractiva y naif escenografía de Bob Crowley y la coreografía de Jean-Claude Gallotta, con excelentes números de danza a cargo de hasta veinte bailarines, que convierten esta obra en una ópera-ballet. Destaca la prestación de la Orchestre de Paris dirigida por Sir Charles Mackerras, quien ha sido el máximo avalista y difusor de las óperas de Leos Janáček fuera del ámbito checo y centroeuropeo a partir de los años 50 del pasado siglo.
Esta grabación cuenta con una serie de magníficos cantantes que dominan la prosodia checa y ese estilo de canto tan personal y característico de Janáček. El personaje del guardabosques es sumamente importante en el desarrollo de esta ópera por sus numerosas intervenciones, y requiere una voz de barítono de excelente fraseo, con dominio del canto de conversación y también del tradicional recitativo-aria en su gran intervención solista del Acto III, donde debe exhibir un poderoso registro agudo y altos grados de expresividad en perfecta conjunción con una música de gran belleza. Todas estas características las tiene de sobra el barítono inglés Sir Thomas Allen, quien trabajó este papel durante mas de veinte años.
La zorrita (muy bien interpretada en esta grabación por la soprano checa Eva Jenis) requiere una voz entre lírica-ligera y lírica, con potencia para poder ser escuchada cuando la orquesta suena en forte, que se mueva muy bien en el registro agudo, con saltos al grave en esas frases sueltas e intermitentes que utiliza en la genial escena final del Acto I, cuando revoluciona a todo el corral de gallinas. Si la música en todo este Acto I tiene altos grados de melodismo, aquí adquiere poderosos y cortantes acentos que rozan la disonancia con las intervenciones de los más graves instrumentos de metal y maderas. Algo parecido ocurre al comienzo del Acto II, cuando esta zorrita rebelde, con un canto pleno de mordaz agresividad, desplaza de su madriguera a un altivo tejón. Y, sobre todo, en la gran escena amorosa conclusiva del Acto II, con un estilo de canto ligado, con recitativos, bellos ariosos y brillantes dúos, al conocer y enamorarse de un apuesto y seductor zorro, personaje que requiere una expresiva voz de mezzosoprano, de incisivo fraseo y poderoso registro agudo (condiciones que cumple perfectamente en esta grabación la mezzo checa Hannah Minutillo), para enamorar a la zorrita, e iniciar con ella una intensa relación intima, desarrollada durante una transición temporal marcada por un bello interludio orquestal. En la ceremonia nupcial conclusiva de esta gran escena se produce otro de los más brillantes momentos de esta ópera, donde se conjugan una música espectacular a ritmo vertiginoso, de carácter casi politonal, con coros, voces solistas y bailarines.
En esta grabación parisina el resto de los numerosos intérpretes, tanto humanos como animales, realizan una buena labor en sus puntuales intervenciones. Esta ópera está plagada de excelentes números de ballet, destacando sobremanera el pas de deux que, durante el sueño de la zorrita, en el Acto I, realizan dos excelentes bailarines, con un bellísimo tema musical ejecutado por el violín concertino, al que se van uniendo otros grupos de instrumentos hasta llegar a un imponente tutti orquestal, dentro de una ensoñadora escenografía nocturna. La alegre música conclusiva de la ópera resulta colorista y de absoluta brillantez. Esta famosa producción pudo verse en el Teatro Real de Madrid, en 1998, también interpretada por Thomas Allen y Eva Jenis.
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