Gran Teatre del Liceu programa quince funciones de la ópera de Puccini del 26 de noviembre al 16 de diciembre
El Gran Teatre del Liceu recupera la producción que inauguró la temporada 1999-2000 del actual Liceu. El escenario del coliseo se vestirá de una China antigua y exótica del 26 de noviembre al 16 de diciembre con un total de quince funciones.
Equipo artístico
Firmada por Núria Espert con el sello de la reconocida directora Bárbara Lluch, la ópera se sitúa en la ciudad imperial de Pekín, donde la princesa Turandot protege su virginidad bajo un juramento: sólo podrá casarse con aquel hombre de sangre real que resuelva tres enigmas que ella misma dictará. Quien fracase morirá. En colaboración con su abuela, Lluch y Espert realizan esta reposición especial que promete sorpresas, manteniendo el montaje inicial.
Alondra de la Parra y Diego García Rodríguez dirigen una colosal partitura que toma vida con el Coro y Orquesta del Gran Teatre del Liceu, el Coro Infantil del Orfeó Català. Asimismo, contará con un elenco de destacados nombres como los Elena Pankratova, Ekaterina Semenchuk, Michael Fabiano, Martin Muehle, Vannina Santoni, Maria Agresta, Marta Mathéu, Adriana González, Siegfried Jerusalem, Raúl Giménez, Marko Mimica, Adam Palka, entre otros.
La producción
Puccini no pudo terminar el tercer acto de la partitura, moría en 1924 en Bruselas antes de poder terminar el dúo final, y fue su ayudante, Franco Alfano, quien la completó. La primera representación de la obra en el Teatro alla Scala de Milán en 1926 fue una especie de réquiem para Puccini. Fue Arturo Toscanini quien dirigió la obra hasta las últimas notas dejadas por Puccini y después bajó la batuta diciendo ‘aquí termina la obra del maestro. Después de esto, murió’.
El final de Alfano se convirtió en la norma en los teatros de ópera de todo el mundo, pero es precisamente en esa indefinición dramatúrgica donde Espert pone su sello: un desenlace basado en la suntuosidad y en los rituales de la corte china donde Turandot, tras reconocer que el amor la domina y debilita, prefiere suicidarse antes que entregarse al extranjero.
La versión de Espert fue importante por dos motivos. El primero, por ofrecer una Turandot de aire clásico, enmarcada en una escenografía monumental que respiraba misterio y lejanía en cada detalle. De repente, al subir el telón, el público entraba en el misterio de la Ciudad Prohibida de Pekín, el corazón daba vida a un pueblo bullicioso y atemorizado, y todos los detalles, el vestuario, los ornamentos de las columnas, la luz de la luna, recordaban las producciones colosales que llevaban el sello de directores de escena como Franco Zeffirelli.
Revisada en profundidad, y en colaboración con su abuela, Lluch ha vuelto a esta Turandot icónica y ha revisado en profundidad algunos aspectos para, así, ir más al fondo del sentido de la ópera y conseguir que la propuesta vuelva a estar al día y sea relevante para el público de 2023, que, en muchos aspectos, es muy distinto al de hace 25 años.
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