Por Mario Torrijo y Miguel Moreno
De acuerdo con el eminente musicólogo Curt Sachs, todos los instrumentos de viento están correctamente clasificados como aerófonos. Un aerófono es un tubo cerrado o abierto que encierra una columna de aire y actúa como un cuerpo de resonancia. Todos los instrumentos de metal, incluido la familia de la tuba son aerófonos de labios vibrados. Este término identifica así a aquellos instrumentos musicales que producen sonido cuando los instrumentistas proyectan aire a través de sus labios, causando así la vibración de los mismos dentro de la boquilla y a su vez de la columna de aire que se encuentra dentro del tubo. Los instrumentos de metal no se denominan así solo por el hecho de estar construidos de este material sino por su sistema acústico de funcionamiento que acabamos de explicar. Los saxos o las flautas también están construidos con diferentes aleaciones de metal, sin embargo no pertenecen a esta familia porque el sonido se consigue de un modo distinto( lengüeta en el saxo o bisel en la flauta).
Se pueden diferenciar dos grupos dentro de los instrumentos de metal: los de sección cilíndrica y los de sección cónica. Al primero pertenecen la trompeta y el trombón que tienen unas características sonoras más brillantes que los instrumentos de corte cónico como es el caso de la tuba y la trompa.
Los primeros antecesores de nuestros instrumentos de metal actuales fueron las caracolas marinas, los cuernos de distintos animales, troncos vacíos de árbol (dijeridu australiano) y otros objetos provenientes de la naturaleza. Estos instrumentos ayudaron a los primitivos humanos a comunicarse entre ellos, además de ser utilizados como parte esencial de muchas de sus ceremonias tribales tanto religiosas y funerarias como lúdicas. Algunos de ellos son utilizados todavía en la actualidad, como es el caso del dijeridu usado por los aborígenes de Nueva Guinea y Australia en sus ceremonias mortuorias y en sus festividades.
El serpentón es tal vez el instrumento más antiguo de viento metal considerado antecesor directo de la tuba y el bombardino. Era un instrumento de tubo cónico simple de madera, recubierto de cuero o piel en donde estaban repartidos convenientemente una serie de agujeros, normalmente seis. Más tarde, y en favor de la técnica, aparecen las llaves para mayor desarrollo del instrumento, aunque ello no mejoraría uno de sus principales defectos, la afinación. El serpentón usaba una boquilla en forma de copa normalmente construido en marfil o madera y de una talla aproximada a las boquillas de bombardino actuales. Principalmente usado como refuerzo de las voces graves de las agrupaciones corales, el serpentón es un instrumento de escasa potencia sonora, por lo que tenía un restringido rango dinámico y le hacía pasar prácticamente desapercibido dentro de la orquesta. Es por ello que los compositores escribieron muy poca música para el instrumento en este medio. Cabe destacar el uso que le da Haendel dentro de su Música para los reales fuegos artificiales o en su Música acuática, Beethoven en su Marcha en Re para banda militar, Verdi en sus Vísperas sicilianas o Wagner en Rienzi.
Los esfuerzos que se hicieron para mejorar el serpentón llevaron de una manera natural al desarrollo del oficleido. Fabricado en metal, el oficleido parecía un largo fagot con los agujeros tapados por llaves articuladas parecidas a las del saxo. Se tocaba con una boquilla de metal o marfil. Más poderoso que el serpentón, el oficleido, fue cobrando importancia y desempeñando funciones más importantes dentro de la orquesta. Cabe destacar la aportación de compositores tan importantes como Mendelssohn (El sueño de una noche de verano), Berlioz (Sinfonía fantástica, Romeo y Julieta, La condenación de Fausto, etc.) y Schumann (Paradise y La Peri). El oficleido es el más importante y más inmediato antecesor en la línea del tiempo de cuantos instrumentos ayudaron a desarrollar y mejorar la tuba. Berlioz fue el mayor defensor del oficleido, llegándolo a utilizar en casi la totalidad de sus obras sinfónicas, y en muchas de ellas utilizaba dos de ellos, para mejorar la afinación, uno de los mayores problemas del instrumento.
Pero fue el mismo Berlioz el que después de un viaje por Alemania tuvo su primer contacto con la tuba y, quedando fascinado por su potencial, rectificó él mismo muchas de sus partituras, escritas ya para oficleido, asignándole este papel a la tuba. Durante todo el siglo XIX y principios del XX, los instrumentistas que tocaban el oficleido también tocaban la tuba, alternando ambos instrumentos, y no fue hasta bien entrado el siglo XX cuando aparecieron los primeros especialistas en tuba exclusivamente.
Hay que destacar un hecho fundamental en la evolución de los instrumentos de metal, y este fue la invención de los pistones, lo que permitió conseguir una escala cromática completa mediante la combinación de tres de ellos. Hasta ese momento habían habido distintos intentos de dotar a los instrumentos de metal de un sistema que les permitiese conseguir cromatismos, pero ninguno de ellos dio un resultado del todo satisfactorio. El primer dato del que se tiene constancia sobre la invención de los pistones es el del trompista prusiano Henrich Stölzel el cual, en 1815, añadió un pistón de su invención a una trompa natural. Aunque en 1818 Henrich Stölzel y Friederich Blühmel patentaron en Berlín conjuntamente un pistón accionado por un muelle, posteriormente cada uno de ellos se atribuyó el invento en solitario. Sobre la invención de los cilindros existen ciertas dudas sobre si fue el norteamericano Nathan Adams o el austriaco J. Riedl el que diseñó el primer instrumento con este sistema. En la actualidad, se construyen tubas con los dos sistemas, no siendo excesivamente notables sus diferencias.
El único instrumento de la orquesta actual del que se conoce a ciencia cierta su fecha de nacimiento es la tuba, ya que existe una patente con el número 19 inscrita en Prusia, el día 12 de septiembre de 1835 por William Wieprecht y Johann Gottfried Moritz de Berlin para la tuba baja. El suceso fue anunciado en una pequeña columna de la portada del Allgemeine Precussische Staats-Zeitung el miércoles 16 de septiembre de 1835. Este instrumento fue el primero que recibió el nombre de tuba, aunque existieron anteriormente otros instrumentos que se pueden considerar prototipos de la tuba y el bombardino, pero que no recibieron este nombre, como por ejemplo la trompa y trompeta bajas de Stölzel de 1828 o lo que posteriormente se rebautizó como tuba contrabaja del fabricante checo Cerveny de 1834.
Probablemente la más importante aportación individual al desarrollo de los instrumentos de viento en Europa durante el siglo XIX, fue la realizada por Adolph Sax, constructor e inventor belga. En 1843 Sax desarrolló una serie de instrumentos cónicos de válvulas, patentados en París en 1845. Dichos instrumentos fueron bautizados con el nombre de saxhorns. La aportación realizada por Sax fue la creación de un gran gama de instrumentos, que va desde la tuba hasta el fliscorno y que fueron utilizados en bandas de viento extendiéndose su uso por Rusia, Europa y América antes de 1850.Estos instrumentos no alcanzaron gran popularidad en la orquesta, a excepción de compositores notables como Berlioz o Wagner, hasta la segunda mitad del siglo XIX. Actualmente la utilización de estos instrumentos esta muy arraigada en algunos países de Europa como España, Inglaterra, Francia y países del este de Europa siendo utilizados estos en distintas formaciones musicales como , bandas militares, big bands y bandas de viento madera metal.
Las mejoras que Sax introdujo en la familia de la tuba fueron: una mayor amplitud de la tubería, mayor campana, pistones arriba en posición vertical, campana hacia la derecha y diferentes pequeños detalles que contribuyeron a la mejora y desarrollo de esta. La familia de instrumentos construida por Sax constaba del Saxhorn contrabajo en Si bemol, el bajo en Mi bemol, el tenor en Si bemol, el alto en Mi bemol y el soprano en Si bemol. Estos se corresponden con las actuales tubas contrabajas en Si bemol o Do, las bajas en Mi bemol o Fa, los bombardinos o tubas tenores en Si bemol o Do, las trompas en Mi bemol (con forma de tuba) y los fliscornos y cornetas en Si bemol.
Continuando con los distintos instrumentos que componen la familia de la tuba, cabe destacar el helicón, que es una tuba circular, en Si bemol o Mi bemol, en la que el instrumentista se coloca entre sus tuberías, apoyando una de ellas en su hombro derecho. Este tipo de instrumento se construyó especialmente para ser utilizado en bandas de desfile. El primero fue construido en Rusia en 1845 y fue adoptado por todas las bandas rusas, siendo también empleado en Estados Unidos y gran parte de Europa. Una variación de este fue el sousaphone (1908), que, como su propio nombre indica, fue diseñado por el famoso compositor y director de bandas estadounidense John Philip Sousa. Las diferencias más notables son la mayor amplitud de la campana y la utilización de pistones en vez de cilindros. En 1961 C. G. Conn desarrolla campanas de fibra de vidrio, resultando así un instrumento mucho más ligero y manejable, lo que le hace ideal para marchas y desfiles, en definitiva, para lo que fue construido.
Otro instrumento importante dentro de esta familia es la tuba wagneriana, desarrollada en la mitad del siglo XIX y que fue inspirada por el compositor Richard Wagner. Wagner, uno de los más notables orquestadores de su época, y también de la historia, tuvo una gran preferencia por buscar un coro de cuatro voces que estuviera entre los metales y las maderas de la orquesta.. En su afán por añadir nuevos colores a la orquesta, buscó un instrumento que cubriera el puente entre la trompa y el trombón. Él hizo construir un instrumento cónico que extendiera el sonido de la trompa hacia el registro grave y llegara hasta el registro medio grave de la sección de trombones. Así creó la Wagner tuben o tuba wagneriana, afinadas en Si bemol o Fa y siempre fueron utilizadas como cuarteto (dos en Si bemol y dos en Fa). En 1869 las utilizó por primera vez en El anillo del Nibelungo. Estos instrumentos son usualmente tocados por trompistas, y son como tubas en miniatura, con un timbre muy potente y un carácter muy oscuro. Estos instrumentos fueron posteriormente utilizados a lo largo de la historia por grandes compositores como por ejemplo Bruckner, Mahler, Strauss, Holst y Stravinski.
También hay que destacar la importancia que ha tenido y está teniendo la música de cine en el desarrollo del repertorio de la tuba. Uno de los compositores más famosos y premiados de la industria cinematográfica actual, John Williams, se ha convertido en uno de los más fieles y fanáticos defensores, escribiendo innumerables partituras con un papel primordial para nuestro instrumento. Cabe destacar la música de La guerra de las galaxias, Tiburón, E. T., Encuentros en la tercera fase, Hook, etc. Además de todo ello, en 1992 escribió un virtuosístico Concierto para tuba y orquesta, que rápidamente ha pasado a formar parte del repertorio de todos los tubistas del mundo. Williams emplea la tuba de muy distintos modos para crear ambientes misteriosos, románticos, jocosos, salvajes, etc desarrollando así todas sus innumerables posibilidades sonoras.
Dentro de la plantilla orquestal, la tuba desempeña el papel de bajo de la sección de los metales, aunque este no es su único rol, estando especialmente unida a los trombones, junto a los que se haya ubicada.
En cuanto a la música de cámara, hay que decir que es el quinteto de metales, formado por dos trompetas, trompa, trombón y tuba, la formación más usual en la que se desenvuelve perfectamente la tuba. Hay gran cantidad de compositores que han escrito para esta formación, aunque casi todos del siglo XX como por ejemplo Leonard Bernstein, Hans Verner Henze, Lutoslavski, Malcom Arnold, Xenakis, etc.
En España también se está despertando el interés de los compositores por esta formación y especialmente en los compositores de las últimas generaciones. Así Zulema de la Cruz, Pilar Jurado, César Cano, Salvador Brotons, etc., han escrito papeles importantes para la tuba en sus quintetos de metales, pero también lo han hecho compositores tan consagrados como Tomás Marco, Joan Guinjoan o Xavier Monsalvatge.
También ha sido importante el papel de la tuba dentro del mundo del jazz, ya que en sus orígenes, dentro del Dixieland en Nueva Orleans, no era el contrabajo el instrumento que hacia el papel más grave de las formaciones, sino la tuba y en muchos casos el helicón. Posteriormente perdió su protagonismo y fue el contrabajo, y más tarde el bajo eléctrico los que desempeñaban su papel. Seria Miles Davis el que recuperó la tuba dentro del jazz y seguidamente fue poco a poco introducida de nuevo en un gran número de formaciones. Lester Bowie recientemente fallecido trompetista y líder de Chicago Art Ensemble creó una nueva formación Brass Fantasy , totalmente formada por instrumentos de metal el la que la tuba tiene un papel fundamental y que nos recuerda el jazz acústico de las primeras formaciones.
En España también se está introduciendo en este mundo, con formaciones como The Sir Aligator’s Company, formado por cuatro trombones, dos tubas y batería, grupo que hace una interesante fusión del jazz con el pop, el rock y el resto de música popular. También están surgiendo varias formaciones de jazz tradicional en las que la tuba se incorpora a su rol tradicional.
Intentando popularizar este instrumento y que sea conocido por una mayor cantidad de público, Fernando Palacios escribió Tuve tuba por un tubo, obra dirigida al público infantil y dedicada a The Sir Aligator’s Company, grupo que la estrenó en el Festival de Música Contemporánea de Alicante en 1998. Emplea gran cantidad de recursos técnicos, como glissandos, frullatos, distintos tipos de emisiones, y un amplio registro, además de dejar partes improvisadas, lo que hacen de ella una obra muy interesante, tanto para el público como para los interpretes.
En cuanto a la banda, de tanta tradición en nuestro país, la tuba ya no se encuentra solitaria, como es el caso de la tuba en la orquesta en la mayoría de ocasiones, sino que, dependiendo del tamaño de la agrupación, está representada por dos o más de ellas. También tiene gran importancia el bombardino, de muy poca relevancia en la orquesta, y que en la banda asume un papel solista en gran número de ocasiones. Muchos compositores españoles han escrito pasajes importantes tanto para la tuba como para el bombardino dentro de la banda, como es el caso de Rafael Taléns, Bernardo Adam Ferrero, Blanes, etc.
En cuanto a constructores, principalmente las más importantes fábricas se encuentran en Centroeuropa (Alemania, Austria, Suiza y Checoslovaquia), Estados Unidos y Japón. En nuestro país existieron dos importantes constructores tristemente desaparecidos en la actualidad: Lahera en Madrid y Montserrat en Barcelona, que construyeron sus instrumentos durante la primera mitad del siglo XX.