Louis Hector Berlioz nació el 11 de diciembre 1803 en La Côte-Saint-André, perteneciente a la región de Ródano-Alpes (Francia). Sería su padre, un reputado médico, quien le orientaría e influiría en el gran interés hacia el mundo de la música y la medicina. Desde muy joven aprendió a tocar la flauta y la guitarra.
Por Laura Recio
Desde su infancia Berlioz mostró gran interés por la literatura clásica y francesa, que serán determinantes para su posterior carrera compositiva. Un claro ejemplo de este interés son sus amistades con escritores tales como Alejandro Dumas o Víctor Hugo, entre otros.
Su padre, con el deseo de que su hijo siguiera sus pasos, condicionaría a un Berlioz que en 1821 optó por marcharse a París, donde comenzó sus estudios de medicina. No obstante, compaginaba dichos estudios con lecciones de música. Prácticas de la medicina tales como los procesos de disección completan una serie de razones que hacen a Berlioz abandonar la carrera, a pesar de la desaprobación de su padre. Continuó entonces con sus estudios de música. En 1826 ingresa en el Conservatorio de París, ampliando sus estudios de Composición y Ópera de la mano de Jean François Le Seur y Anton Reicha.
Fue a los 23 años cuando descubre el amor. Berlioz asiste a una representación de Hamlet, y es de Ofelia (la actriz shakesperiana Harriet Smithson) de quien se enamora. Precisamente fue Harriet Smithson la musa que dio origen a la Sinfonía Fantástica.
Con esta misma edad le sería concedido el Premio Roma por su cantata Sardanapale. El Premio Roma, la beca más importante de Francia en aquella época, consistía en cinco años de residencia que permitirían a Berlioz ampliar sus conocimientos en ópera italiana. Durante su estancia conoce a Mendelsohnn y a Glinka. Berlioz no llega a completar los cinco años de residencia, pero durante este periodo estudia tanto el campo musical como el literario. Dentro del ámbito musical estudia a Beethoven y a Weber, entre otros, y en referencia al campo literario se centra en los estudios de Shakespeare, Goethe y Lord Byron.
Tras su regreso a Francia, y después de un romance fallido con la pianista Camille Smoke, se casa con la que había sido su primer amor, Harriet Smithson. En 1833 nace Louis, fruto del matrimonio consagrado entre Harriet y Hector.
Sus influencias literarias se ven reflejadas en obras como Harold en Italia, compuesta en 1834, por encargo de Niccolò Paganini. Berlioz se inspira en Childe Harold de Lord Byron para componer esta obra, que le recompensaría con los 20.000 francos que ofrecía Paganini por ella. No obstante, este no quedaría satisfecho con el resultado.
En 1837 se estrena el Réquiem a los héroes de la Revolución de 1830, encargada por el gobierno francés.
Basada en la obra de Shakespeare, en 1839 compone Romeo y Julieta. Esta obra sinfónica gozaría de gran importancia e influencia en las sinfonías dramáticas posteriores.
Hector Berlioz se convierte en redactor de la sección musical del Journal de Débats, tras escribir artículos en diversas revistas del país. Organiza sus escritos musicales en tres libros llamados: Las veladas de la orquesta, A través de Cantos y Los grotescos de la música. Escribiría también el ensayo pedagógico Gran Tratado de Instrumentación y Orquestación Moderna (1843), de gran importancia, siendo posteriormente estudiado de forma exhaustiva por Gustav Mahler y Richard Strauss.
Se enrola entonces en un viaje por Europa que se alargaría hasta 25 años, instalándose en Londres. En esta ciudad es donde ejerce de director en el Teatro Drury Lane. Una vez en Londres comienza a trabajar en la composición de su famoso Te Deum.
Es en 1844 cuando se estrena su sexteto Canto Sagrado, catalogado como la primera obra, conocida, escrita para saxofón. Berlioz se encargaría de la dirección de la misma, así como Adolphe Sax, de la interpretación del saxofón.
En 1854 se casa con Marie Recio, después del fallecimiento de Harriet Smithson. Ese mismo año alcanzaría el éxito en París con el estreno de L´Enfance de Christ y un año más tarde con el estreno de Te Deum.
Tras su última gira por Rusia, Berlioz conoce a Chaikovski. Tras esto, se centra en el trabajo a lo largo de 4 años de su epopeya Los Troyanos. A pesar de la constancia y el esfuerzo, Hector Berlioz no consiguió verla representada en vida.
Padeció una especie de decepción patria, en especial en los últimos años de su vida. Sus obras no serían bien recibidas, siendo acogidas con una gran indiferencia en Francia, y el compositor sintió una fuerte sensación de fracaso en su país.
Louis Hector Berlioz fallece en París el 8 de marzo de 1869. Sus restos se pueden encontrar en el famoso cementerio de Montmartre.
A lo largo de su vida Berlioz fue más reconocido como director de orquesta que como compositor. Un claro ejemplo son la cantidad y variedad de conciertos que dirigió, sobre todo en Alemania e Inglaterra, tanto suyos como de otros compositores.
Reconocido admirador de Gluck, Spontini, Weber y Beethoven, es considerado, hoy en día, como un gran maestro e innovador de la orquestación. También se le reconoce el mérito de ser el primer compositor en dar paso a lo que hoy conocemos como música programática. Fuente de inspiración de compositores como Mahler, Wagner o Strauss se podría decir que fue el precursor de estos entre otros compositores posteriores.
Su personalidad ha inspirado multitud de obras de distinto índole: literarias, teatrales y musicales. Como ejemplo de ello se podrían citar obras tales como el libreto de ópera Les oranges désirés de Gérard Condé, que trata sobre la adolescencia de H. Berlioz. O más reciente, El arpa eólica del escritor español Óscar Esquivias, que tiene como protagonistas a Berlioz y Cherubini.
Episodio de la vida de un artista
La Sinfonía Fantástica, subtitulada Episodio de la vida de un artista, se estrenó el 5 de diciembre de 1830 en el Conservatorio de París. Interpretada bajo la dirección de François-Antoine Habeneck, gozó de un inmenso éxito en su acogida.
La sinfonía, considerada el primer ejemplo de música programática, consta de cinco movimientos que son, respectivamente: Sueños y pasiones, Un baile, Escena en el campo, Marcha al suplicio, Sueño de una noche de aquelarre, algo poco usual en aquella época, ya que hasta entonces se componía de únicamente cuatro, a excepción de la Sinfonía Pastoral de Beethoven.
La obra contiene un argumento muy detallado, por lo que se incluye en ella un programa que describe un entorno literario en el que poder apoyarnos para entenderla.
La Sinfonía Fantástica describe el primer amor de Berlioz dirigido, como ya dijimos anteriormente, hacia Harriet Smithson. Este amor se puede ver representado bajo una línea melódica fija que aparece de forma distinta a lo largo de la sinfonía.
Considerada la obra más representativa del compositor, la Sinfonía Fantástica consagra a Hector Berlioz como el gran compositor del romanticismo, al menos de la primera mitad.
Sinopsis
La sinfonía está inspirada en una obra literaria. Narra los sueños de un joven músico que, tras sufrir un desamor, decide recurrir al opio. El compositor, además, introduce variedad de elementos autobiográficos referidos al amor no correspondido de la actriz Harriet Smithson.
En el primer movimiento, Sueños y Pasiones, se describe la ansiedad producida por el protagonista antes de conocer a su amada, posteriormente el amor volcánico que ella le inspira. Hacía el final de este movimiento, percibimos un contraste entre la pasión producida por el protagonista y el desconsuelo por el rechazo.
Este movimiento comienza con una introducción en do menor que produce una atmósfera melancólica. Se estructura después en cuatro secciones, en la última de ellas aparece por primera vez la melodía que representa la amada, la “idea fija”.
En el segundo movimiento, Un baile, se produce el reencuentro con la amada tras el rechazo, como su nombre indica, en un baile. La música adopta entonces el tempo de un vals, describiendo así la inquietud del protagonista. La “idea fija” aparece interrumpiendo brevemente el vals, reapareciendo al final del movimiento.
En el siguiente movimiento, Escena en el Campo, se puede observar la influencia de Beethoven con su Sinfonía Pastoral. En esta escena campestre nos describe a dos pastores, representados por el dúo formado por el corno inglés y el oboe, disfrutando de una maravillosa tarde de verano. Hacia la mitad del movimiento aparece la amada y es invadido por terribles presentimientos. Más tarde se alternan distintos sentimientos que se manifiestan en contraste: la esperanza y la duda, el sufrimiento y la serenidad, etc. Al final reaparece el corno inglés, evocándonos de nuevo al tema pastoril y finaliza con un redoble de timbal lo que produce un clima misterioso.
En La Marcha al Suplicio, el cuarto movimiento, el músico sueña que mata a la amada y, por tanto, se le condena a la guillotina para ser ejecutado; en ese momento recuerda por última vez el sentimiento de amor.
La marcha está basada en dos temas principales interpretados cada uno por las cuerdas y los vientos. El movimiento finaliza con unos redobles de tambor y timbales junto con acordes interpretados por los vientos metales que simbolizan el poder de la justicia.
En el movimiento final, Sueños de una noche de Aquelarre, el protagonista presencia su propio funeral, rodeado por brujas y espíritus entre los que puede ver a la amada transformada en una arpía. En este movimiento la idea principal es interpretada por el clarinete que describe la aparición de la amada entre las brujas y los espíritus.
El Dies Irae (melodía del siglo XII perteneciente al canto gregoriano, y que forma parte del Réquiem) se introduce en la obra junto a la ronda de las brujas acompañado del tañer de las campanas.
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