Por María Marí-Pérez
La (r)evolución musical en Andalucía
El territorio andaluz ha sido históricamente una fuente inagotable de talentos en todos los ámbitos del arte y la cultura, especialmente en el ámbito de la música. Sin embargo, en lo concerniente a la comúnmente denominada música clásica, en las últimas décadas se ha producido en Andalucía una auténtica revolución. Un ejemplo muy claro lo encontramos en las orquestas institucionales andaluzas.
Hasta principios de la década de los 90, en Andalucía no existían formaciones sinfónicas estables, a excepción de la histórica Orquesta Bética de Cámara, creada en 1924 por Manuel de Falla tras una visita previa a Sevilla dos años antes, y después del éxito del estreno mundial en versión de concierto de su obra El Retablo de Maese Pedro en 1923, éxito que llevó a mantener esta formación como orquesta estable. La Orquesta Bética de Cámara fue concebida desde el principio como una formación de tipo clásico, aunque en 1976 se transformó en lo que actualmente es la Orquesta Bética Filarmónica de Sevilla.
Los andaluces tuvieron que esperar hasta principios de la década de los 90 a que las instituciones públicas decidieran dotar al panorama musical andaluz con formaciones orquestales sinfónicas financiadas con fondos públicos, creándose nada más y nada menos que cuatro orquestas: la Real Orquesta Sinfónica de Sevilla, la Orquesta Filarmónica de Málaga, la Orquesta de Córdoba y la Orquesta Ciudad de Granada. Sin embargo, cuando todas ellas se fundaron entre 1990 y 1994, la mayoría de sus plantillas tuvieron que completarse con músicos «importados» de otras comunidades autónomas españolas y, sobre todo, del extranjero, porque Andalucía aún no disponía de intérpretes de música sinfónica con el suficiente nivel requerido para unas orquestas creadas con vocación de ser formaciones de primer nivel, que pudieran codearse con las de mayor prestigio internacional. Si bien es cierto que en la actualidad en las plantillas de profesores de este tipo de formaciones sinfónicas de todo el mundo es absolutamente normal encontrar músicos procedentes de cualquier parte del planeta, la representación de músicos andaluces era entonces dolorosamente baja.
Hoy en día esa circunstancia sería impensable. Actualmente, 41.994 alumnos y alumnas andaluces están matriculados en enseñanzas musicales (39.617 en centros públicos y 2.377 en centros privados) y pueden llevar a cabo sus estudios en 83 conservatorios de música (5 de ellos superiores), 113 escuelas municipales de música y danza y 25 escuelas autorizadas de música y danza. Esta educación reglada en la música ha sido a su vez complementada durante muchos años por otros proyectos musicales que, desde la Junta de Andalucía, se crearon para identificar, formar y acompañar a jóvenes talentos musicales andaluces que, con los años, han acabado despuntando a nivel internacional.
Uno de esos proyectos, y el más destacable por sus resultados musicales, nació en 1994 gracias al impulso de la Consejería de Cultura (en la actualidad, Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico) de la Junta de Andalucía. Se trata de la Orquesta Joven de Andalucía, que junto al Joven Coro de Andalucía (creado en 2007), conforman en la actualidad el Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes.
El Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes
La participación en el Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes, ya sea a través de la Orquesta Joven de Andalucía o del Joven Coro de Andalucía, es el camino de mayor prestigio al que tienen acceso los alumnos y alumnas de los conservatorios y escuelas de música andaluces para acercarse por primera vez, de un modo casi profesional, al mundo de la música sinfónica (o coral) con todas las garantías de calidad académica y un alto nivel de excelencia musical. Más de un millar de músicos andaluces o residentes en Andalucía, en distintas generaciones, han pasado por el Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes.
Como decíamos, todo comenzó en 1994 cuando la Junta de Andalucía encomendó al maestro Juan de Udatea el proyecto de crear un programa educativo musical: una joven orquesta formada por jóvenes nacidos (o residentes) en Andalucía, a semejanza de un proyecto que, a nivel nacional, ya estaba dando grandes frutos: la Joven Orquesta Nacional de España. El presupuesto inicial del proyecto fueron nada más y nada menos que 50 millones de pesetas, con un claro objetivo: acortar la distancia existente entre quienes se encontraban en las últimas fases de su formación musical y quienes se dedicaban profesionalmente a la música. En el mes de mayo de ese mismo año se puso en marcha la primera selección de jóvenes músicos, que quedarían vinculados al programa durante tres años.
Desde el primer instante de su creación, la estrategia formativa contemplada fue muy ambiciosa. Para cada una de las especialidades instrumentales se cuidaba el estudio y la preparación individual, la música de cámara, el análisis musical, el repertorio sinfónico, la práctica orquestal y, como colofón de todo lo anterior, las giras de conciertos. Y no acabando la cosa ahí, en verano se incorporaban actividades relacionadas con la composición y la dirección de orquesta.
El maestro Juan de Udaeta, cautivado por el reto, abandonó la dirección artística de la Orquesta Ciudad de Granada para ponerse al frente de este fantástico proyecto, y el impulso que le dio al mismo fue tremendo (y fundamental) desde el principio. Su objetivo: finalizar las primeras audiciones en el mes de julio de 1994, realizar las primeras actividades formativas de manera inmediata y presentar la Orquesta Joven de Andalucía en sociedad en el mes de septiembre. Y vaya que si lo consiguió: el 22 de septiembre de 1994, a las 9 de la tarde, una flamante orquesta formada por 104 músicos de 13 especialidades orquestales interpretaron, bajo la batuta del mismo Udaeta, los acordes de la «Obertura» de El barbero de Sevilla de Rossini en el Patio del Hospital de Santiago de Úbeda. Ahora, ya han pasado veinticinco años de ese concierto.
Las primeras generaciones de la Orquesta Joven de Andalucía
Si se repasa el programa de mano de ese primer (y ahora ya histórico) concierto de la Orquesta Joven de Andalucía, se encuentran en el mismo nombres que, veinticinco años más tarde, siguen vinculados de manera muy significativa a la música. En la sección de viento madera estaban, por ejemplo, Lucas Macías Navarro, actual director titular de la orquesta Oviedo Filarmonía (tras una excepcional carrera como uno de los principales oboístas del mundo, solista de la Royal Concertgebouw Orchestra o la Lucerne Festival Orchestra, y miembro fundador de la Orquesta Mozart de Claudio Abbado) o Higinio Arrúez Fortea, actualmente fagot solista de la Deutsche Kammerphilharmonie Bremen.
El resto de secciones reunía también nombres que siguen actualmente vinculados con la música. La lista es interminable, y se ha seguido nutriendo en las siguientes generaciones: el oboísta Ramón Ortega Quero (que pasó de ser oboe principal de la Symphonieorchester des Bayerischen Rundfunks y miembro de la Orquesta West-Eastern Divan, a solista principal de la prestigiosa Los Angeles Philharmonic), Cristina Montes Mateo (Arpa Solista de la Orquestra de la Comunitat Valenciana del Palau de Les Arts Reina Sofía de Valencia), Francisco Cerpa Román (ayuda de solista de fagot de la Orchestre de la Suisse Romande), José Luis García Vegara (oboe solista de la Hr-Sinfonieorchester), Cristina Gómez Godoy (oboe solista de la Staatskapelle Berlín), el clarinetista Pablo Barragán (una de las grandes figuras mundiales en su especialidad), Rodrigo Tomillo Peralta (primer director residente de la Ópera de Hagen, Alemania) o Esteban Morales Gálvez (percusionista de la Orquesta de Extremadura, de la es actualmente su gerente). Estos son solo algunos ejemplos de los resultados obtenidos por un Programa que, desde su creación en 1994, ha ayudado a gran parte de su alumnado a cumplir sus objetivos profesionales y musicales de desarrollar sus carreras de músicos profesionales por todo el mundo, bien como solistas, bien formando parte de orquestas, agrupaciones de cámara, bandas sinfónicos o municipales y otros muy diversos tipos de agrupaciones musicales, tanto andaluzas, como nacionales y extranjeras, o se han dedicado a la docencia musical.
Muchos de esos nombres siguen en la actualidad vinculados a la Orquesta Joven de Andalucía como parte de los equipos docentes en los encuentros anuales de trabajo. Y todos ellos coinciden en una cosa: a las personas que tuvieron la oportunidad de vivir y disfrutar de esta experiencia, la Orquesta Joven de Andalucía les cambió la vida, tanto musical como personalmente, haciéndoles amar aún más la música, a la que se dedican y de la que viven en la actualidad, gestándose en el camino grandes amistades que perduran en el tiempo. Y una de las consecuencias de ello es que estos grandísimos músicos siguen ofreciendo su entusiasta colaboración al Programa, ajustando cuando pueden sus repletas y complicadas agendas para poder seguir formando a las nuevas generaciones de músicos andaluces, manteniendo de este modo en la actualidad el espíritu de esa primera Orquesta Joven de Andalucía del soñador y entusiasta Juan de Udaeta.
Un esfuerzo que ha dado su fruto
La herencia de esos músicos que conformaron las primeras plantillas de la Orquesta Joven de Andalucía sigue dando su fruto. Incluso en esos años de crisis económica en los que muchos proyectos culturales sufrieron grandes mermas o incluso desaparecieron, la apuesta institucional andaluza por el mantenimiento a toda costa del Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes (aunque con un menor apunte presupuestario) no deja de dar suculentos resultados, demostrando que los esfuerzos públicos y la continuidad de ciertas estrategias culturales, independientemente del color del gobierno que las dirija, merecen la pena. Y mucho. Por ejemplo, en noviembre de 2016 y tras las audiciones realizadas por dos de las más relevantes jóvenes formaciones orquestales europeas, la Joven Orquesta Gustav Mahler y la Joven Orquesta de la Unión Europea (EUYO, en sus siglas en inglés), resultaron seleccionados para ambas un total de 22 actuales y anteriores componentes de la Orquesta Joven de Andalucía como titulares y reservas. Este hecho volvió a repetirse tras las audiciones 2019 de la EUYO, siendo seleccionados como titulares de esta formación hasta once alumnos y alumnas de la Orquesta Joven de Andalucía (un 22 % de los 49 españoles que son parte de esta formación), lo que nos muestra el enorme talento musical de nuestra tierra.
Actualmente, y tras las últimas audiciones realizadas el pasado mes de septiembre, la Orquesta Joven de Andalucía cuenta con una bolsa de 292 instrumentistas procedentes de municipios que abarcan todo el territorio andaluz, seleccionados mediante minuciosas audiciones que se desarrollan anualmente para la orquesta, alternando en años sucesivos las especialidades de cuerda y percusión por un lado, y vientos por otro. Es muy relevante el altísimo nivel de solicitudes recibidas para participar en dichas audiciones: en 2019, en la convocatoria para las secciones de viento de la Orquesta Joven de Andalucía se recibieron un total de 512 solicitudes, realizando las pruebas 377 aspirantes, lo que supone un incremento del 28 % en las solicitudes recibidas y del 59 % de las audiciones realizadas para estas mismas especialidades respeto a las audiciones 2016.
En este punto, queremos destacar dos aspectos fundamentales del Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes que en cierto modo marcan la filosofía del proyecto. El primero, y quizá el más importante, es el hecho de que para poder realizar las pruebas de acceso no se exige titulación musical alguna. El objetivo fundamental es no perder por el camino a ningún talento musical por el solo hecho de no haber seguido los cauces educativos musicales formales.
El segundo aspecto fundamental del Programa tiene que ver con la edad de los integrantes en el mismo. Hasta hace muy poco, para entrar en la Orquesta Joven de Andalucía la edad mínima requerida era de 16 años. Sin embargo, es un hecho que los jóvenes talentos musicales son captados a edades cada vez más tempranas por escuelas o formaciones orquestales de prestigio internacional, a las que se marchan desde sus lugares de origen sin fecha cierta de regreso. Un muy reciente y claro ejemplo ha sido el del trombonista gaditano Carlos Jiménez Fernández, invitado por primera vez a formar parte de la plantilla de la Orquesta Joven de Andalucía con tan solo 14 años, y que nada más cumplir la mayoría de edad recibió una beca completa de la prestigiosísima escuela de música The Juilliard School de Nueva York, beca que le está permitiendo estudiar con el mítico trombonista Joseph Alessi. El Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes supo adaptarse de forma inmediata a este hecho y desde octubre de 2018 adaptó su normativa de funcionamiento, bajando la edad de acceso a los 14 años sin disminuir por ello un ápice el altísimo nivel de las pruebas de acceso y del programa académico.
Los actos conmemorativos del XX Aniversario de la Orquesta Joven de Andalucía
A lo largo de su historia, la Orquesta Joven de Andalucía ha sido dirigida por grandes maestros de la talla de Juan de Udaeta, Michael Thomas, Manuel Hernández-Silva (estos tres, sus sucesivos directores musicales hasta 2017), Jesse Levine, José Luis Estellés, José Luis Temes, Diego Masson, Gloria Isabel Ramos, Enrique Mazzola, Pablo González, Daniel Barenboim, Arturo Tamayo, Francisco Valero, Juan Luis Pérez, Pedro Halffter, Michel Piquemal, Nayer Nagui, Lauren Colson, Yaron Traub, Josep Vicent, Santiago Serrate, Lorenzo Ramos, Rodrigo Tomillo, Alejandro Posada o John Axelrod.
En el año conmemorativo del XXV aniversario de este proyecto, el comienzo de las celebraciones se realizó de la mano de dos Premios Nacionales de Música: el director Juanjo Mena y el pianista Javier Perianes, este último gran defensor del proyecto y su mejor embajador musical internacional. Ambos protagonizaron, en diciembre de 2018, los conciertos en Sevilla y Almería de la orquesta conjunta conformada por miembros de la Orquesta Joven de Andalucía y de la Academia de Estudios Orquestales de la Fundación Pública Barenboim-Said (otro proyecto musical de la Junta de Andalucía que conmemora en 2019 sus quince años de existencia). Los actos continuaron en abril con el Concierto de Pascua de la Orquesta Joven de Andalucía en el Teatro de la Maestranza de Sevilla bajo la batuta del maestro Pedro Halffter, y en el mes de julio con la participación de la Orquesta Joven de Andalucía en la primera y exitosa edición de un nuevo e interesante proyecto musical para jóvenes, el Festival Internacional para Jóvenes Intérpretes Baezafest (curiosamente, promovido y dirigido por antiguos alumnos de la primera generación de la OJA). En esa ocasión, la Orquesta Joven de Andalucía fue dirigida por un alumno de su primera generación, el maestro Lucas Macías Navarro.
Y, de nuevo, y para clausurar este primer cuarto de siglo de existencia, el proyecto va a contar con un nuevo protagonista que, a su vez, cierra un círculo dentro del Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes: se trata del reconocidísimo director de orquesta y director del Festival Internacional de Música y Danza de Granada Pablo Heras-Casado, quien en 1996 y como alumno de los cursos de dirección del Programa Andaluz para Jóvenes Intérpretes, se puso por primera vez al frente de una orquesta que no era otra que la mismísima Orquesta Joven de Andalucía, a la que volverá a dirigir de nuevo (repitiendo la fórmula de orquesta conjunta con la Fundación Barenboim-Said) los próximos 3 y 4 de enero de 2020, respectivamente en el Gran Teatro de Córdoba y en el Teatro de la Maestranza de Sevilla, siendo además el debut de Pablo Heras-Casado en este último espacio escénico: lo que a mediados de los 90 era el sueño de un joven director andaluz, hecho ahora realidad. ¿Quién lo hubiera dicho hace veinticinco años? Esperemos que la Orquesta Joven de Andalucía cumpla muchos, muchos años más.
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