Por Marina E. Junquera
Esta sección se elabora con la asesoría de la Dirección del Máster en Musicoterapia de UNIR
La (trans)disciplina de la musicoterapia
Morfológicamente, el término ‘musicoterapia’ nace de la unión de los vocablos ‘música’ y ‘terapia’, por lo que la definición que nos ofrece el Diccionario de la lengua española al respecto resulta suficientemente acertada: ‘Empleo de la música con fines terapéuticos, por lo general psicológicos’. Sin embargo, se queda muy lejos de resumir, siquiera, lo que realmente supone la musicoterapia.
Primeramente, la musicoterapia tiene un carácter transdisciplinar, es decir, resulta de la conjunción de saberes de diferentes disciplinas. A la gramática musical y sus aplicaciones terapéuticas —las dos más fundamentales— se suman, en el ámbito artístico, la etnomusicología, la sociología y la filosofía de la música, la pedagogía musical, la acústica y la interpretación, entre otras. En el terreno de la terapia, el musicoterapeuta debe conocer diversas teorías clínicas y campos médicos, así como dominar la psicoterapia, la psicopatología y las particularidades del ámbito en el que se trabaje: hospitalario, social o educativo. Finalmente, también debe tener dotes interpretativas y autonomía, principalmente, en el uso de los instrumentos armónicos —guitarra y piano—, de la que dependerá, en gran medida, la calidad de su propuesta. Sin embargo, las destrezas y predisposiciones del musicoterapeuta se tratarán en un artículo específico en próximos números.
Siguiendo con la definición y la delimitación de ‘musicoterapia’, debemos acudir a la Federación Mundial de la Musicoterapia (WFMT). Su versión más actualizada (2011) es la siguiente: ‘La musicoterapia es el uso profesional de la música y sus elementos como una intervención en entornos médicos, educacionales y cotidianos con individuos, grupos, familias o comunidades que buscan optimizar su calidad de vida y mejorar su salud y bienestar físico, social, comunicativo, emocional, intelectual y espiritual. La investigación, la práctica, la educación y el entrenamiento clínico en musicoterapia están basados en estándares profesionales acordes a contextos culturales, sociales y políticos’.
¿Musicoterapia o intervención musical?
Utilizando como base dicha definición, desgranaremos las diferencias entre un proceso terapéutico y una intervención musical —término que, a menudo, se confunde con sesiones de musicoterapia—. Primeramente, destacar que ambas tienen numerosos puntos en común, que también quedan reflejados en la definición, como la ‘intervención en entornos médicos, educacionales y cotidianos’ o la búsqueda de ‘optimizar su calidad de vida y mejorar su salud y bienestar’. Vistos los puntos comunes, vamos con las diferencias.
En primer lugar, la WFMT habla de un ‘uso profesional de la música y sus elementos’, es decir, aclara que las intervenciones de musicoterapia se realizan por especialistas que diseñan una propuesta terapéutica que cumple con las necesidades del paciente y unos objetivos preestablecidos. Por el contrario, las intervenciones musicales suelen realizarse por parte de grupos que, sin ser terapeutas cualificados, llevan la música a un colectivo. En estos casos, y teniendo en cuenta su potente elemento transformador, la música puede tomar un carácter terapéutico positivo, sin embargo, también existe el riesgo de producir efectos negativos. En esta línea, Kenneth E. Bruscia (profesor emérito de musicoterapia en la Universidad de Philadelphia) asegura que ‘existe una diferencia real entre una sola experiencia que tiene un efecto terapéutico y una serie de encuentros que tipifican al proceso de la terapia’.
Para terminar, la WFMT explica que la práctica de la musicoterapia está basada en ‘estándares profesionales acordes a contextos culturales, sociales y políticos’. Todo proceso terapéutico, incluyendo la musicoterapia, cuenta con un punto de partida, un recorrido a realizar y un punto de destino. Así, antes de comenzar, el terapeuta debe determinar el tipo de abordaje, el contexto sonoro a desarrollar, los objetivos, etcétera, contemplando las necesidades del paciente, predisponiendo los recursos necesarios y supervisando que los objetivos se cumplan. La musicoterapia es un proceso que se construye en el tiempo —sumando experiencias, interacciones y encuentros musicales— y que persigue lograr —volviendo a la definición— un ‘bienestar físico, social, comunicativo, emocional, intelectual y espiritual’.
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