Madrid se está viendo paralizada por la expansión de un virus que nadie quiere y todo el mundo teme. Si bien la ciudad —y seguramente el resto del país tendrá que hacer lo mismo en breve— está tomando medidas de control como cierre de colegios y de eventos de todo tipo que supongan la reunión innecesaria de personas, con el consiguiente frenazo de todo tipo de actividad comercial e industrial, la música, considerada muchas veces como algo minoritario, se está viendo tan afectada como el sector que más. Esto repercute en miles de personas, desde trabajadores (artistas, técnicos y todo tipo de profesionales del sector) como usuarios y espectadores, lo que demuestra que la música clásica no es, quizá, tan minoritaria como parece.
Ensayos y conciertos que se paralizan, clases en conservatorios que dejan de impartirse a miles de alumnos, entradas que se compraron y ahora hay que devolver, contratos que es preciso renegociar, aplazar o cancelar, reorganización de los eventos… Un sinfín de pormenores que nos han mantenido en alerta permanente a lo largo del día de hoy, 11 de marzo. Y lo que nos queda por llegar.
Con fecha de hoy, hemos recibido un comunicado el gabinete de prensa del INAEM anunciando el cierre de las salas de espectáculo madrileñas dependientes del Instituto de las Artes Escénicas y de la Música. Ya se había anunciado también el aplazamiento y cancelación de otras actividades, como los conciertos de Ibermúsica en el Auditorio Nacional, por ejemplo.
Extractamos a continuación lo más destacable del comunicado para nuestros lectores:
‘Siguiendo el paquete de medidas adicionales anunciado por el Consejo de Ministros en “zonas de alta transmisión” del Covid-19, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), en coordinación con el Ministerio de Sanidad y el Ministerio de Cultura y Deporte, ha decidido adoptar una serie de medidas temporales con el fin de garantizar la salud de nuestros espectadores y usuarios:
• El cierre durante los próximos quince días de todos nuestros espacios escénicos en Madrid (Auditorio Nacional de Música, el Teatro de la Zarzuela, el Teatro de la Comedia, el Teatro María Guerrero y el Teatro Valle-Inclán) y, por tanto, la cancelación de todos los espectáculos del organismo y de entidades privadas organizados en estos recintos durante esas fechas.
• La suspensión de la venta de entradas por todos nuestros canales (on-line, telefónico y taquillas) de los espectáculos programados del 11 al 26 de marzo (ambos inclusive). Las funciones y conciertos previstos a partir del 26 de marzo siguen a la venta a fecha de hoy.
• La devolución escalonada del precio de las localidades afectadas por dichas cancelaciones. En el caso de las entradas adquiridas por internet, el reintegro del importe se realizará de forma automática al día siguiente de la fecha programada para el espectáculo. Por otra parte, aquellas localidades compradas por vía telefónica o en taquillas, se devolverán a partir del día 26 de marzo y hasta el 30 junio de 2020 en la taquilla del recinto donde se celebraba la actividad suspendida.
La adopción de estas medidas está sujeta a la evolución de esta situación extraordinaria y es susceptible de ser suspendida o modificada según las directrices de las autoridades sanitarias’.
Mientras redactamos esta noticia, estamos pendientes del comunicado del Teatro Real, la otra gran institución musical de la capital, si bien nos consta que habrá de hacer lo mismo.
Por otro lado, el Teatro de la Zarzuela, una de las unidades de producción del INAEM, tenía previsto el estreno de Policías y ladrones de Tomás Marco precisamente para el día 26 de abril. A pesar de la prudencia del comunicado, diciendo que los conciertos previstos a partir del día 26 se mantienen a la venta, sabemos que esta zarzuela de nueva creación no verá la luz en estos días y que no solo no tendrá lugar el estreno, sino tampoco ninguna de sus funciones previstas, ya que se han suspendido los ensayos de la compañía por razones obvias de salud pública.
La nueva zarzuela de Tomás Marco ya se vio afectada, en su primer conato de estreno, por la huelga de trabajadores de La Zarzuela, en abril de 2018. Daniel Bianco decidió con buen criterio llevar a cabo el proyecto, que se había visto frustrado, en esta temporada. Parece que la mala suerte persigue a las buenas intenciones. Confiemos en que Bianco persista, más allá de supersticiones inútiles y, finalmente, podamos disfrutar de la obra en un futuro no lejano.
No entraremos en más pormenores, pues cada orquesta y teatro tiene lo suyo. Solo nos queda esperar que las medidas de contención sean efectivas y que de veras en quince días sea posible volver a la normalidad, antes de que empiece a ser imprescindible el cierre de teatros en otras ciudades de España.
Lamentablemente, la experiencia de países vecinos nos hace ser poco optimistas al respecto. Sin embargo, es preferible tomar estas medidas, con todo el caos que ello genera, a tener que lamentar más tarde no haber hecho lo necesario para frenar una enfermedad a la que estamos aprendiendo a temer (casi) más por sus consecuencias sociales y económicas que por su peligrosidad real desde el punto de vista de la salud.
Dicho sea esto sin menospreciar y lamentar los tristes casos de fallecimiento, que son más de los deseados aunque sean inferiores en número a tantas otras lacras que sufrimos a diario.
Paciencia. Nos mantendremos informados.
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