La Joven Orquesta Nacional de España, con el director Lucas Macías al frente, estrenará obras de Raquel García-Tomás y David Moliner en una gira de conciertos entre el 16 y el 19 de enero
Los dos primeros conciertos se celebrarán el 16 y 17 de enero en el Palacio de Congresos de Zaragoza. Los otros dos serán los días 18 y 19 del mismo mes en el Auditorio Nacional de Música de Madrid y en el Lienzo Norte de Ávila, respectivamente. Estas celebraciones se encuentran dentro del primer Encuentro Sinfónico de la JONDE, en el Auditorio y Palacio de Congresos de Zaragoza.
El director andaluz Lucas Macías estará al frente de los 55 músicos que integrarán la orquesta. De entre ellos, cinco proceden de jóvenes orquestas nacionales europeas, como invitados a través del Programa de Intercambio MusXchange de la Federación Europea de Jóvenes Orquestas Nacionales (EFNYO). Este proyecto de intercambio responde a la implicación activa de la JONDE en redes transnacionales. A través de ellas, pretende fomentar el intercambio cultural y contribuir a la movilidad en el mercado laboral.
El programa
El programa que se interpretará en los cuatro conciertos estará centrado en la música más actual. Contiene dos estrenos: la obra Sonic Canvas de la compositora Raquel García-Tomás y Figuratio, del percusionista y compositor David Moliner. Ambas se han realizado por encargo de la Fundación SGAE y la Asociación Española de Orquestas Sinfónicas (AEOS).
Para completar el programa, la JONDE tocará la Sinfonía nº2 de Johannes Brahms.
En primer lugar, podremos escuchar la obra Sonic Canvas de la compositora Raquel García-Tomás (1984), Premio Nacional de Música 2020. En sus palabras: ‘La obra Sonic Canvas surge del deseo de ‘pintar con sonidos’ un lienzo imaginario, tal y como su título sugiere. Aspectos como el color, la textura y la densidad toman aquí un nuevo significado lejos de las convenciones habituales. Debido a la sinestesia que me acompaña desde que tengo uso de razón, asocio el color especialmente a las alturas, la armonía y los cambios de registro. Es por eso que Sonic Canvas es una representación personal de lo visual a través del sonido. Los diversos materiales que configuran la obra aparecen y desaparecen tal y como si estuvieran accionados por una especie de interruptor que enciende y apaga el discurso musical. En esta pieza de carácter onírico con toques juguetones, conviven varios ‘paisajes’ que se construyen ‘en diferido’. Se utilizan motivos y texturas que reaparecen a lo largo de la obra y que toman caminos distintos cada vez: a veces se ven interrumpidos, a veces se esfuman y a veces consiguen reaparecer para desarrollarse o transformarse en un nuevo entorno sonoro’.
Por otro lado, el compositor y percusionista David Molines (1991) explica de su obra Figuratio que ‘parte de una premisa directa: la línea como elemento motor de un discurso musical y la línea en todas sus vertientes, horizontalidad, permutación cíclica, desarrollo semivertical y oscilaciones temperadas. La parte lógica de la interacción lineal, es decir, el logos, es el elemento clave de la concepción artística de la obra, que deriva en estados emocionales. A su vez, la nomenclatura concierto está escrita como un organismo vivo en el que todos los instrumentos están ‘contaminados’ del lenguaje percusivo. La influencia pictórica es clave para entender la concepción tímbrica de Figuratio, especialmente el cuadro Stadia II de Julie Mehretu, donde las líneas devienen a modo de ‘rizomas’ en movimiento de rotación de color radical. La expansión de los límites musicales de expresividad en un tiempo compacto afecta también al gesto corporal, entendido éste como una prolongación del propio instrumento bajo la premisa estética del dinamismo constante’.
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