La agrupación española La Guirlande, dirigida por el flautista zaragozano Luis Martínez Pueyo, vive un momento dulce en su carrera, después de dejar atrás una temporada 2020-21 en la que han ofrecido más conciertos que nunca. Presentan ahora su segundo disco, Cristal bello, junto a la soprano Alicia Amo, en el que recuperan, con la ayuda de Toni Pons de Ars Hispana, música española y del México virreinal del siglo XVIII. Tras el éxito de crítica y público de su primer disco, Spanish Travelling Virtuosi, continúan trabajando en estrecha colaboración con musicólogos y lutieres para sacar adelante proyectos de primer nivel que impliquen y seduzcan al público por su calidad y rigor.
Por Susana Castro
¿Cuál fue la motivación que propició la creación de La Guirlande?
Luis Martínez Pueyo: La idea surgió en 2014, cuando asistí por segunda vez al Curso Internacional de Música Antigua de Daroca y conocí al clavecinista Alfonso Sebastián. Hubo muy buena conexión entre nosotros desde el principio, disfrutábamos mucho tocando juntos, y pensamos que había que hacer algo porque en España no hay tantos grupos que tengan la flauta como elemento principal del repertorio. Ahí surgió la idea, pero La Guirlande tomó forma cuando me fui a estudiar un máster a la Schola Cantorum Basiliensis.
Empecé haciendo conciertos con Alfonso Sebastián, más tarde obtuve el Primer Premio del Concurso Internacional de Música Antigua de Gijón junto a Adrià Gràcia y en Basel comencé a tocar con Joan Boronat. Aunque la idea inicial surgió junto a Alfonso, mi relación con Joan, al vivir ambos en Basel, es más estrecha, así que empezaron a surgir proyectos y sobre todo la idea de recuperar música española del siglo XVIII, que siempre ha estado un poco abandonada por creer que es música de baja calidad y que lo interesante en ese momento sucedía únicamente en Alemania, Italia y Francia. Pensamos que si no recuperábamos nosotros ese repertorio, no lo recuperaría nadie. De esta forma surgió la idea de nuestro primer disco, Spanish Travelling Virtuosi Vol. 1. Además, al ir conociendo gente en Basel fueron surgiendo oportunidades.
¿Quiénes son los miembros estables de la formación?
Luis: Joan Boronat y Alfonso Sebastián en el continuo. En el violín Lathika Vithanage es la que más colabora con nosotros y en el segundo violín siempre tenemos a Aliza Vicente. En la guitarra barroca contamos con Pablo FitzGerald y en el chelo casi siempre está Ester Domingo, y también Bruno Hurtado. Este verano hemos hecho un nuevo programa con viola da gamba en el que incluimos a Juan Manuel Quintana. Silvia Jiménez es nuestra contrabajista.
Joan Boronat: Es importante apuntar que aunque Luis es el director artístico, no ejerce este rol siguiendo el modelo férreo y tradicional. Es una concepción nueva de la figura del director, no es una autoridad impositiva, sino una figura aglutinadora. Da el espacio necesario para que cada uno tenga un aporte y desarrolle sus capacidades musicales. El ambiente de trabajo de La Guirlande es colaborativo y cooperativo.
Luis: Evidentemente, si llega un momento en el que no hay acuerdo de ningún tipo, mi opinión es la que prevalece, pero tras el debate. Somos una fábrica de ideas.
Joan: Tal y como funciona el mundo de la música antigua, todos estos miembros ‘satélite’ que Luis ha citado somos como ‘rōnin’, samuráis sin dueño, que nos apuntamos a la causa; hay muchos grupos y orquestas que te invitan a tocar y cada uno es un mundo. Tú te sientes de manera diferente según el rol que desempeñas en ellos y es una sensación muy bonita saber que, aunque no has fundado el grupo, lo sientes como si fuera tuyo.
En el año 2018 recibieron el Premio GEMA al Mejor Grupo Joven, pero ahora mismo ya se han consolidado en el panorama de la música antigua como una apuesta segura. ¿Cuándo comenzaron a percibir que llegaba esa consagración?
Luis: Por edad y tiempo en funcionamiento del grupo entramos en esa categoría de los Premios GEMA, pero todos los miembros del grupo vivían de la música en ese momento, tocando con formaciones europeas y españolas de primer nivel. Podríamos hablar de consolidación en torno a 2019, un año en el que realizamos bastantes conciertos, aunque curiosamente 2020 ha sido el año en el que más actividad hemos tenido.
Joan: De modo simbólico, diría que el primer disco puede ser un punto de referencia, ya que es un trabajo que representa toda la investigación que hay detrás (ya que Luis se pone en contacto con bibliotecas y archivos para recibir materiales originales de las obras que tocamos) y también el desarrollo de una narrativa, una historia con la que identificarnos. Algo que nos gusta mucho de tocar en concierto el programa del primer disco es sentir que, como ya lo hemos tocado tantas veces, todo va rodado. Creo que esto también puede diferenciar a un grupo joven de uno ya establecido, ya que el joven muchas veces tiene que adaptarse a lo que le pidan, y a nosotros nos llaman para hacer ese programa o, si les enviamos propuestas, las aceptan sin hacer cambios.
Luis: Cuando estás consolidado los programas son los que son y los programadores te conocen por lo que ofreces.
Que el primer disco lleve en el título ‘volumen 1’, ¿supone que habrá volúmenes posteriores?
Joan: Enseguida tuvimos claro que al nombre del disco había que añadirle el 1, lo cual ha influido mucho en nuestra actividad posterior. Es bonito ver que hay tanto patrimonio que el disco no podía quedarse solo en una entrega. Esto lleva a generar un interés y una curiosidad, en este caso por el patrimonio musical hispano, que, entre otras cosas, nos ha llevado a estrechar la relación con Toni Pons de Ars Hispana. Es muy interesante y representativo que un grupo cree vínculos con musicólogos.
En el segundo disco que acabamos de lanzar el trabajo de Toni Pons, y también de Javier Marín, director del Festival de Música Antigua de Úbeda y Baeza y gran estudioso del repertorio de Nueva España, es muy interesante. El grupo va de la mano, reconoce, admira y se alimenta del trabajo activo de los musicólogos. Así que sí, podemos confirmar que va a haber un volumen 2.
Sin embargo, como comentan, se ha adelantado Cristal bello, el disco que acaban de publicar junto a la soprano Alicia Amo. ¿Cómo surge este nuevo proyecto? ¿Qué repertorio podemos escuchar en el álbum?
Joan: Es graciosa la anécdota de cómo nace la idea. Le presenté nuestros programas al organizador de un festival de Basel en el que he tocado varias veces. Muy honestamente me dijo que, por su experiencia y su público, no llevaban al festival programas que no tuviesen cantante. Fue muy tajante, así que Luis y yo nos pusimos manos a la obra (risas).
Luis: Hablé con Toni Pons, con el que ya había hablado anteriormente sobre esta posibilidad, pero sin ponernos a trabajar, y le pedí repertorio en el que la flauta fuese uno de los pilares fundamentales, pero también con soprano. Toni tiene muchísimo material, así que propuso ideas y me gustó esta, con música española y del México virreinal, del siglo XVIII. Algunas de las obras ya se han grabado antes, como la cantada Erizada la noche de Francisco Hernández Illana, pero con un texto diferente. No me gustan los discos monográficos, prefiero un disco en el que haya un poco de variedad, como si fueses a escuchar un concierto. Así es como hicimos el primer disco y hemos vuelto a repetir. En este álbum encontramos cantadas, pero también hay una parte dedicada a los instrumentos: una pieza de clave, algunas orquestales y la sonata de flauta.
¿Habrá próximamente conciertos de presentación del disco?
Luis: Estamos hablando con algunos festivales, pero todavía no podemos confirmar fechas porque no queremos adelantarnos a sus presentaciones. Ya lo hemos tocado parcialmente en el concierto que ofrecimos para el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM) en diciembre de 2020, y también en el Festival Internacional de Arte Sacro en marzo de 2020, fue uno de los últimos conciertos del Festival antes del confinamiento.
Me ha llamado la atención en su agenda la estrecha relación que La Guirlande tiene con Aragón. En un país en el que parece que ‘nadie es profeta en su tierra’, tiene que ser muy reconfortante.
Luis: La verdad es que sí. En Aragón estamos haciendo bastantes conciertos. Este año ya hemos hecho cuatro, dos en Zaragoza, uno en Huesca este verano y el que hacemos siempre en nuestro festival, en Épila. Es cierto que nadie es profeta en su tierra, no es nada fácil, pero de momento no me puedo quejar.
¿Cómo surgió el Festival de Música Antigua de Épila?
Luis: Desde el primer momento en el que le presenté el proyecto al Ayuntamiento dijeron que sí, no pusieron ninguna objeción. En la primera edición (2017) tuvimos un presupuesto más modesto porque estábamos probando, pero los conciertos se llenaron, así que se aumentó el presupuesto y comenzamos a llamar a músicos invitados.
¿Cuál ha sido la respuesta del público en esta IV edición, con la situación que estamos viviendo?
Luis: Ha ido muy bien, todo completo. Temíamos que la gente no respondiese, pero todo funcionó perfecto, incluso el concierto de órgano, que puede llamar menos la atención y se hace en una iglesia muy grande, se llenó, asistió más público que nunca. En el concierto de La Guirlande incluso hubo que ampliar la zona de público para aumentar el aforo. A la gente le gustan estas iniciativas y tiene ganas.
A propósito del festival he tenido varias discusiones con amigos músicos sobre por qué hacer música en lugares como Épila, que es una población de 3000 habitantes, ya que creen que la gente no lo va a entender o no va a ir. Lo que yo he comprobado es que la gente, aunque no tenga ni idea de música o no haya escuchado música en su vida, sabe diferenciar lo que es bueno de lo que no. Cuando les llevas a músicos de primer nivel y los escuchan, al año siguiente vuelven. La gente va al museo sin tener ni idea de cuadros y disfruta igualmente, a su manera. Con la música es lo mismo, cada persona lo vivirá como quiera. El público de Épila lo disfruta mucho y, de hecho, el año pasado estuvieron todo el verano preguntando si lo íbamos a hacer porque lo movimos a octubre, pero finalmente no se pudo por la situación sanitaria.
Joan: El éxito del Festival de Épila nos tiene que hacer reflexionar a un nivel supramusical en el debate de la España vaciada, nos sirve de ejemplo. Este festival tiene cabida en un pueblo, tiene acogida, y es posible que organizar algo más grande en un ciudad no enraizase de la misma manera ni despertase el mismo interés de instituciones o crease la misma cantidad de parroquianos fieles. Es interesante ver cómo se están ofreciendo conciertos en localidades que no son las capitales y funcionan. Se está demostrando que ahí puede haber vida cultural, estos festivales pueden ser elementos dinamizadores.
¿Qué programas tienen ahora mismo en concierto? ¿Cuáles son sus próximos compromisos?
Luis: Hacemos muchos conciertos con Spanish Travelling Virtuosi. En octubre lo interpretaremos en el Festival 5 Segles de Música en L’Eliana y en el Museu Valencià de la Il·lustració i de la Modernitat de Valencia y en noviembre en Barroko Aire (Días de música barroca) en Ordizia. El disco se publicó en 2019, pero en 2020 y 2021 no hemos parado de tocar este programa.
Además, tenemos En el nombre del Padre, con música de Bach (también lo hicimos en Arte Sacro); Un puerto seguro, que recoge música en el Hamburgo de Telemann e incluye también a Haendel, Bach y Carl Philipp Emanuel Bach; y Le Concert Spirituel, que haremos en marzo en la temporada de la Sociedad Filarmónica de Pontevedra, con música que se pudo escuchar en esta institución de París, con obras de Mondonville, Blavet, Corrette, etc. Asimismo, tenemos un programa con tríos para flauta, violonchelo y fortepiano de Haydn, Haydn en Londres, que también hemos hecho bastante, sobre todo en 2020. Esperamos empezar a mover ahora Cristal bello.
¿Están pensando en próximos programas?
Luis: Acabamos de cerrar un programa nuevo que grabaremos el año que viene en disco. Contiene música de Dresden que hemos recuperado, como una sonata de Buffardin (que fue profesor de Quantz) o el Concierto para clave solo de Petzold. Es un repertorio muy interesante y lo tenía en mente porque hace unos años descubrieron una flauta que estaba estampada con el nombre de ‘Buffardin Le Fils’. No se sabe si perteneció al Buffardin que fue profesor de Quantz o a su hijo. Un constructor de Basel con el que trabajo habitualmente, Giovanni Tardino, ha hecho una copia muy interesante. Buffardin era el primer flautista de la Dresden Hofkapelle y Quantz era el segundo, así que me pareció interesante buscar el repertorio que se podría haber tocado con ese instrumento.
Joan: Para Spanish Travelling Virtuosi Luis también utiliza una copia de un modelo español de flauta. Así, los programas van acompañados de una recuperación filológica no solo del material musical escrito, sino también de instrumentos. Siendo la flauta el elemento central, esto es muy interesante. El público dispone de la oportunidad, ya sea en disco o en concierto, de tener ese acercamiento a la sonoridad de la época a través de los instrumentos. Es un detalle bonito. Ahora mismo hay unos trabajos musicológicos de un rigor espectacular, se están haciendo unos trabajos de un nivel y un detalle impresionantes. Los musicólogos están en el escenario cuando se hace música. Lo bonito es que la autoridad se construya en base a la calidad.
Luis: Además, como decíamos antes, estamos trabajando en el volumen 2 de nuestro primer disco, que seguramente se grabará en 2023. El programa está prácticamente cerrado.
Me atrevo a adelantar que ese disco será un éxito como el anterior, incluso obtuvo el respaldo del público antes de salir al mercado porque se financió a través de un crowdfunding.
Joan: Sí, esto nos habla de un nuevo tipo escucha y de nuevas relaciones con el público. En este año de pandemia esto ha quedado de manifiesto, ya que cuando pudimos retomar la actividad fue muy bonito ver la unión tan fuerte que había entre público, organizadores e intérpretes.
Luis: Esto nos hace dejar de lado la leyenda negra de que en España somos un desastre. Cuando hablo con músicos que no son españoles sobre esto, todos tienen envidia de lo que está pasando en nuestro país, ya que es el único en el que se estaban y están haciendo conciertos. Me reconocen que estamos demostrando que se pueden hacer cosas y que se pueden hacer bien.
Joan: El intérprete evoluciona, pero el oyente también evoluciona y su rol cambia. Ahora tenemos un oyente que puede ser partícipe de muchas maneras. Se pueden retransmitir los conciertos por streaming, pero una cosa no quita la otra: quien quiere ir al concierto y le gusta la energía única que se crea en el vivo, va el concierto, pero con esto le das la oportunidad al que está lejos de disfrutarlo también. Lo del crowdfunding es parte de esto, se le da un impulso al público para que sepa que su participación es más importante de lo que cree, lo cual puede estimularle de nuevas maneras.
Deja una respuesta