Primer concierto del XX Ciclo de Jóvenes Músicos de la Orquesta Sinfónica RTVE
La obertura de ‘El carnaval romano’, de Hector Berlioz, el Concierto para violín y orquesta en Re menor de Jean Sibelius, con Rolanda Ginkute como solista y la música del ballet Pethushka, de Igor Stravinsky, son las obras programadas en el primer concierto del XX Ciclo de Jóvenes Músicos de la Orquesta Sinfónica RTVE.
Tendrá lugar este viernes 29 de noviembre a las 19:30 horas en el Teatro Monumental y podrá escucharse en directo, por Radio Clásica, y TVE lo grabará para emitirlo en Los conciertos de La 2.
El Ciclo de Jóvenes Músicos de la Orquesta Sinfónica y Coro RTVE es una plataforma de jóvenes talentos tanto en la dirección de orquesta como en la interpretación como solistas. En esta ocasión, los protagonistas serán el maestro Jaume Santonja y la violinista Rolanda Ginkute.
El programa comenzará con la obertura de ‘El carnaval romano’, en la mayor, Op. 9, de Berlioz, estrenada en 1844 para gran orquesta sinfónica. Sus dos melodías principales las tomó de su ópera ‘Benvenuto Cellini’, terminada pocos años antes. La obertura, de gran originalidad e imaginación melódica, demuestra la habilidad de Berlioz para la orquestación, alcanzó enorme popularidad.
A continuación, subirá al escenario del Teatro Monumental, la violinista Rolanda Ginkute para interpretar el Concierto para violín en Re menor Op. 47 de Jean Sibelius. El compositor filandés estrenó su concierto para violín, el único que escribió para instrumento solista, en 1904, con él mismo a la batuta. En él, Sibelius, aprovechando que fue además de compositor un violinista virtuoso, da una dimensión sinfónica a un concierto con la estructura clásica de tres movimientos, y lo convierte en uno de los conciertos para violín más interpretados del siglo XX.
En la segunda parte del concierto escucharemos el ballet de Igor Stravinsky ‘Petrushka’, en su versión de 1947. El compositor ruso estrenó su primera versión de este ballet en 1911 en París. Se inspiró en el famoso personaje de títeres ruso, equivalente al Polichinela de occidente, una muñeca que cobra vida y experimenta emociones. En 1947 hizo cambios importantes, publicando una versión revisada para orquesta reducida, una suite más breve que la partitura original. Esta obra supuso la ruptura definitiva con la estética romántica y se ha convertido en una pieza muy representada en salas de concierto, lo que demuestra la gran capacidad comunicadora de Stravinsky.
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