Por Antonio Narejos
Nuestro colaborador Antonio Narejos analiza la situación actual de la enseñanza del flamenco en los conservatorios superiores a través de la opinión de cuatro catedráticos: Curro Piñana, Estefanía Brao, Rafael Cañizares y Faustino Núñez.
Hasta hace pocos años los estudios oficiales de flamenco solo podían cursarse en Codarts, el Conservatorio de Música de Rotterdam. La LOE abrió en España la puerta al flamenco en las aulas de los conservatorios, y hoy es posible obtener un título superior de cante flamenco, guitarra flamenca, baile flamenco o flamencología en cinco de nuestros conservatorios superiores de música, los de Córdoba, Barcelona (ESMUC, Liceu y Taller de Músics) y Murcia, o en los de danza de Madrid y de Málaga.
Mucho han cambiado las cosas desde que en 1922 Manuel de Falla y Federico García Lorca, junto a otros artistas e intelectuales, organizaron en Granada el Concurso de Cante Jondo, acogido con muchas críticas por parte de una sociedad que veían el flamenco como algo vulgar y más propio de las clases bajas.
Desde entonces el flamenco ha dado un paso de gigante en el plano intelectual y académico. Algunas universidades crearon las llamadas cátedras de flamenco que, sin ofrecer estudios conducentes a titulación, vienen dedicando espacios a la investigación mediante publicaciones, conferencias, conciertos y otras actividades. Tras la primera Cátedra en la Universidad de Jerez, ya sexagenaria, se fueron sumando las de Córdoba, Granada, Jaén, Sevilla, Málaga o la más reciente de Flamencología promovida conjuntamente por la UCAM y la Fundación del Cante de las Minas en la Región de Murcia.
En el ámbito de los estudios profesionales, la presencia del flamenco es ya una realidad consolidada, como podemos comprobar en los conservatorios de música de Almería, Badajoz, Cartagena, Córdoba, Granada, Huelva, Jaén, Jerez de la Frontera, Linares, Málaga, Arturo Soria de Madrid y Sevilla. El baile flamenco también puede cursarse en los conservatorios de danza de Almería, Cádiz, Granada, Fortea de Madrid, Málaga, Murcia y Sevilla.
Estos alumnos pueden continuar sus estudios en el nivel de grado en los conservatorios superiores e incluso continuarlos en los de máster, con dos títulos de enseñanzas artísticas en la ESMUC y otro universitario de investigación y análisis del flamenco que ofrecen en conjunto las universidades de Cádiz, Córdoba, Granada, Huelva y Pablo Olavide de Sevilla.
Para conocer la situación actual en los conservatorios superiores, su problemática y sus expectativas, contamos con cuatro catedráticos que tienen una larga trayectoria como artistas, pedagogos e investigadores.
Curro Piñana, cante flamenco
En el mundo académico, el cante flamenco es objeto, desde hace décadas, de muy diversas investigaciones y estudios de variada naturaleza (musical, literaria, sociológica…), pero hasta tiempos relativamente recientes este interés no se ha traducido en propuestas de enseñanza formal dentro de los conservatorios superiores. En estos centros, el cante se ha visto, en cierto modo, como un arte ‘ajeno’ a la propia naturaleza y cometidos de los mismos. Afortunadamente, el incremento de la investigación en torno al flamenco y la propia apertura de la enseñanza musical formal hacia ámbitos distintos de los tradicionales han acabado con una discriminación que perjudicaba tanto al mundo del flamenco como a los propios centros docentes.
Normalizada educativamente la situación del cante, la disciplina de cante flamenco ha asumido como principal compromiso ofrecer un marco formativo que dote a los alumnos de la solvencia técnica, musical y estética que necesitarán para incorporarse a un mundo profesional sumamente competitivo y con proyección más allá de nuestras fronteras.
Me gustaría señalar las circunstancias especiales que hacen que el flamenco y, dentro de él, una de sus expresiones fundamentales (el cante), ocupe un lugar de especial relevancia dentro de las enseñanzas del Conservatorio Superior de Música ‘Manuel Massotti Littel’ de Murcia. Cabe destacar su gran importancia en el contexto del patrimonio cultural español, especialmente en aquellas comunidades autónomas en las que, por su tradición y legado cultural, la presencia del flamenco es más significativa. Su proyección internacional se manifiesta, como no puede ser de otro modo, en su dimensión educativa, viéndose incrementada la demanda de unas enseñanzas integradoras que recojan todas las facetas del flamenco. Prueba de ello es el creciente número de estudiantes nacionales y extranjeros que solicitan una formación global en este arte, que contemple tanto los aspectos interpretativos como los humanísticos.
Los titulados superiores tienen una magnífica oportunidad de acceder a un mercado laboral que cada vez es más competitivo, pero también más ilusionante y con mayor proyección. Una completa formación que les permite proyectar su futuro en diferentes ámbitos de la enseñanza y la investigación.
Desde el ámbito educativo señalaría la necesidad de una mayor implicación y flexibilidad a la hora de adaptar los planes de estudios a unas enseñanzas tan específicas y que difieren del mundo clásico en muchos aspectos. Esto último redundaría en una mayor competitividad y atractivo entre el futuro alumnado. Desde mi experiencia, considero la Región de Murcia un lugar magnífico para poder implementar estas enseñanzas y facilitar la cooperación de los muchos ciclos y festivales con el alumnado de cante y guitarra flamenca. La actividad de nuestro centro no se agota en lo puramente académico, sino que atiende de un modo singular a acciones de proyección que enriquecen el panorama cultural de la ciudad y la Región de Murcia. Interesa tener esto en cuenta, porque la disciplina de cante flamenco se presta particularmente bien a formar parte de esas acciones.
Por último, me gustaría señalar que el Título Superior de Cante Flamenco tiene un especial interés pedagógico. La formación del cantaor flamenco en un conservatorio superior de música debe entenderse desde una perspectiva interdisciplinar, que supone un largo proceso formativo en el que juegan un importantísimo papel, por una parte, el cultivo temprano de las facultades puramente físicas y, por otra, la formación teórico-práctica y la progresiva maduración personal, emocional y cultural del futuro intérprete, redundando en el desarrollo de su propia individualidad artística.
Estefanía Brao, baile flamenco
La imitación ha sido la metodología por antonomasia en el aprendizaje del flamenco en general. En mi opinión, al igual que ha evolucionado la enseñanza en otros sectores, es preciso que lo haga también en el baile flamenco y se adopten diferentes estilos que den respuesta a la diversidad de alumnado, atendiendo a su nivel de aprendizaje y al contexto en el que se dé.
Actualmente la titulación se está haciendo imprescindible para acceder a ciertos puestos de trabajo. Como es sabido, son muchos los profesionales del mundo del flamenco que aún no disponen de dicha titulación y que tampoco la necesitan para subirse a un escenario. La titulación no te acredita como mejor o peor profesional en este campo, pero sí te habilita para poder acceder a trabajar a ciertos niveles dentro del ámbito de la enseñanza reglada. Por ello, son muchos los profesionales hoy en día, siendo conscientes de este tema, están recurriendo a los estudios superiores para poder acceder al mundo laboral dentro de los conservatorios profesionales, y posteriormente, tras realizar estudios de máster y doctorado, a los conservatorios superiores.
No todos los alumnos de Enseñanzas Superiores vienen del ámbito profesional, muchos han cursado estudios en los conservatorios profesionales o incluso se han preparado en academias, lo importante es que superen las pruebas de acceso. El alumnado con este perfil, finalizando dichos estudios, tendrá las mismas oportunidades laborales que los alumnos que vienen del ámbito profesional, aspecto que genera cierta controversia y plantea algunas cuestiones: ¿un buen intérprete profesional será buen docente? ¿Un buen docente debe ser o haber sido buen intérprete? Desde mi punto de vista, en esta profesión es preciso que el docente haya vivido el escenario y, por supuesto, tenga la formación reglada adecuada necesaria para ello.
Invito a todos los alumnos de baile flamenco a que compaginen sus estudios con la vida profesional. Un profesional de la danza no puede esperar a terminar sus estudios para comenzar a bailar a nivel profesional, en nuestro caso, sería tarde. La edad en un profesional de la danza es muy determinante y un factor a tener en cuenta, aunque en el baile flamenco, hay mucha más durabilidad que en otras disciplinas dancísticas.
Volviendo al tema inicial, no podemos olvidar que desde los conservatorios superiores también se potencia el campo de la investigación, al igual que en las universidades. En este punto, ¡falta tanto por hacer! Necesitamos profesionales de la danza en general y del baile flamenco en particular, que realicen trabajos empíricos y sobre todo desde la investigación artística. Por suerte, cada vez somos más, los que siendo profesionales del cante, del toque y del baile, estamos trabajando en ello.
Propondría algunas medidas para impulsar estas enseñanzas. Por un lado, conseguir que los conservatorios superiores pertenecieran a la universidad, esto abriría nuevas posibilidades de trabajo, además de poder crear opciones más amplias y propias de estudios de postgrado. Por otro, que el flamenco llegara a las escuelas en general. Del flamenco emanan contenidos culturales muy importantes a tener en cuenta para su estudio dentro de los colegios y que son marca España en cualquier país del mundo. Además, no podemos olvidar que el flamenco fue nombrado Patrimonio de la Humanidad.
Y, por otro lado, potenciar un acercamiento de la sociedad en general a través de cursos, charlas, programas en televisión, más presencia en las programaciones de los teatros, incremento del número de festivales, así como las ayudas a artistas y a compañías. ¡Se puede hacer tanto! No solo nos podemos centrar en formar artistas, es imprescindible generar público que le guste y se aficione al flamenco. Los artistas sin público no somos nadie. Por ello es tan importante comenzar a conocerlo a edades tempranas en los colegios, estableciendo conexiones entre ambos ámbitos.
La enseñanza del flamenco debe evolucionar y adaptarse a las necesidades actuales del alumnado, sin perder su esencia primigenia, teniendo presente siempre su evolución histórica.
Rafael Cañizares, guitarra flamenca
Desde aquella primera época hermética hasta llegar a ser declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2010 ha sido largo el camino recorrido por el flamenco: los cafés cantantes, los teatros de antaño, el concurso de Granada de cante jondo en 1922, los diversos festivales, la cátedra de Flamencología de Jerez en 1958… Es obvio que la evolución de la enseñanza de la guitarra flamenca ha sido satisfactoria, aunque en modo alguno suficiente: hay que implicar a las nuevas generaciones desde la niñez y juventud para que tengan la posibilidad de estudiar la guitarra desde preescolar o primaria, de suerte que puedan acometer el ciclo superior con una buena preparación de origen. A mi humilde entender, para obtener los mejores resultados posibles serían precisas más escuelas, escenarios, lugares de aprendizaje, conservatorios.
Para ejercer como profesor y poder impartir clases en una escuela oficial, instituto, universidad, etc., si el alumno recién licenciado ha obtenido la titulación superior aumentarán sus oportunidades profesionales para encontrar un trabajo, pues en ese tipo de enseñanza siempre se le va a exigir determinada formación académica con el correspondiente título oficial.
En lo que se refiere a otros ámbitos en los que no se requiere dicha titulación, como por ejemplo actuaciones, grabaciones, etc., las oportunidades dependerán no solo de su buen hacer con la guitarra, sino también del desparpajo y desenvoltura que como persona tenga en su relación y trato con el mundo que le rodea. Se trata, como vulgarmente se suele decir, de que ‘sepa buscarse la vida’, y esto casi nunca resulta tarea fácil para quien está empezando. Creo, sin embargo, que con buena voluntad política, de fomento de la cultura por parte de las instituciones, se podrían hacer muchas cosas por el flamenco.
Afortunadamente existen algunos centros referentes de enseñanza donde se pueden estudiar los estudios superiores de guitarra flamenca, como son el Conservatorio Superior de Córdoba, el Conservatorio Superior de Murcia, la ESMUC, el Liceu y el Taller de Músics, así como el Conservatorio de Rotterdam.
En otro orden de consideraciones, se me ocurren dos acciones de apoyo que serían de gran ayuda y para dar visibilidad a los alumnos: organizar prácticas curriculares obligatorias en tablaos flamencos y en festivales para aquellos alumnos de cante, baile y guitarra que estén cursando su último año de estudios; y también dar cabida a las actuaciones de los conciertos de fin de carrera, que ya celebran los alumnos, en los más prestigiosos festivales de flamenco a nivel nacional, que así contribuirían a presentar los proyectos anuales más interesantes del panorama universitario.
En definitiva, y como reflexión final, al echar la vista atrás descubrimos cuánto debemos agradecer a nuestros grandes maestros del flamenco: La Niña de los Peines, Carmen Amaya, Sabicas, Mairena, Caracol, Camarón, Morente, Manolo Sanlúcar, Víctor Monge, Paco de Lucía y tantos otros. Nos dejaron un gran legado que tenemos obligación de conservar y fomentar. Debemos valorar más ese arte nuestro, el flamenco, en todas sus manifestaciones, no vaya a ser más valorado fuera de nuestras fronteras que aquí dentro de casa, donde lo cocinamos.
Faustino Núñez, musicología del flamenco
Desde mi área de la musicología del flamenco, creo que el flamenco avanza poco a poco a partir de las investigaciones que unos pocos estudiosos venimos haciendo en las últimas décadas. El hecho de que el flamenco no tenga apenas presencia en las universidades y conservatorios (en especial el Superior de Madrid) es algo difícil de entender en 2020. Pero aún existen muchos prejuicios con respecto al género, algo que poco a poco supongo que se irá subsanando. Mi experiencia de once años en Córdoba ha sido muy positiva. He tenido varios cientos de alumnos que, en general, adquieren una formación completa en música que solo les podrá favorecer en su profesión como músicos e investigadores del flamenco.
La formación musical tiene varias salidas, como músicos, profesores, radio, televisión, prensa. Creo que cuanto mejor formados estén los que se dedican a esto abunda positivamente en su profesionalidad. Desde ese punto de vista veo muy positivo lo que se hace, sobre todo en Andalucía, con respecto a la formación reglada de flamenco. Ya las salidas es algo relativo, depende de los alumnos. Si hacen la carrera de flamenco para enriquecer su formación veo que está muy bien, si solo quieren obtener un título les pasará como ocurre en todas las carreras de un conservatorio: a algunos le servirá y a otros nada.
Con el fin de impulsar estas enseñanzas, considero que cabría adoptar diferentes medidas. En el ámbito educativo, desde Primaria el flamenco debe tener una presencia como una de las principales expresiones musicales de España. Creo que es imprescindible que se haga todo lo posible por favorecer la presencia del flamenco en la enseñanza a todos los niveles, generalista y especializada. En el ámbito social, artístico y cultural, la política debe prestar mayor atención, sobre todo a la formación. Hay que fiscalizar a dónde va el dinero público en relación al flamenco. Si se basa en promocionar el género a través de ayudas a los festivales internacionales y compañías profesionales no creo que sea el camino. El dinero público debe ir, como digo, sobre todo, a la formación profesional de los futuros artistas e investigadores del flamenco.
Hay que observar el fenómeno del flamenco de igual a igual. Muchos músicos de formación académica son un tanto condescendientes con el flamenco y presentan un ‘complejo de superioridad’ que en nada beneficia al género. La enseñanza necesita una pedagogía que, si bien en el ámbito del baile y la guitarra está bastante avanzada, no así en el cante y la investigación. Supongo que poco a poco eso será corregido y dentro de no mucho tiempo habrá herramientas didácticas bien armadas para lograr una enseñanza lo más eficaz posible.
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