
La corte de Faraón, opereta bíblica de Guillermo Perrín y Miguel de Palacios, con música de Vicente Lleó, es la obra cumbre de la sicalipsis. La corte no es ordinaria, grosera ni obscena; sí es picara y con una doble intención, tan innegable como elegante; es la parodia de un episodio religioso histórico, simpática y divertida y musicalmente muy atractiva.
Por José Prieto Marugán
La primera definición académica que hemos encontrado de ‘sicalipsis’ la ofrece José Alemany y Bolufer, en su Diccionario de la Lengua Española, de 1917: ‘Belleza artística en que campea el ingenio, la intención y la gracia picaresca, sin rayar en la obscenidad. Constituyen su carácter, esencialmente erótico, el atrevimiento del fondo y la elegancia de la forma, que, a modo de artístico velo, esfuma la dureza de las líneas y suaviza la tonalidad del cuadro, desterrando de él todo aquello que está reñido con el arte y el buen gusto’.
La sicalíptica obra de Perrín, Palacios y Lleó La corte de Faraón,se basa en la narración bíblica de la historia de José (Génesis, 39) y también se inspira en la opereta Madame Putiphar,escrita por Ernest Depré y Léon Fourneau (‘Xanrof’), con música de Edmond Marie Diet (1897).
La corte se conoció en el Teatro Eslava el 21 de enero de 1910, con el siguiente reparto en sus papeles principales: Lota, joven tebana, Julia Fons; La Reina, Juanita Manso; Raquel, esclava de Lota, Soledad Álvarez; Tres viudas, Carmen Andrés, Concepción Salvador y Enriqueta Blanch; José, Antonio González, ‘Gonzalito’; El General Putifar, Carlos Allen-Perkins; El Gran Faraón, Ramón Peña; El Copero de S. M., Francisco Alarcón; El Gran Sacerdote, Luis Llaneza; Selhá y Seti, lugartenientes de Putifar, Emilio Stern y Lorenzo Velázquez. El equipo artístico lo formaron Ramón Peña (dirección de escena), Ricardo Alós (escenografía), Casa Vila (sastrería), Casa Ribalta (atrezo) y Sr. Alcaraz (peluquería). Dirigió la orquesta el propio Vicente Lleó.
Sinopsis argumental
En Menfis esperan la llegada del General Putifar y el Faraón premia sus victorias con una bella esposa, desconociendo que el militar no podrá cumplir con sus obligaciones de esposo por haber sido herido en sus partes íntimas. En consecuencia, pasa la noche de bodas hablando hasta el amanecer. Totalmente frustrada, Lota trata de seducir al esclavo José. Ante la negativa de este, que se confiesa casto, la resentida mujer le denuncia ante la Reina. Esta, también impresionada por el porte de José, intenta conquistarle y las dos mujeres discuten. José escapa saltando por un balcón y cae a los pies del Faraón, que ha tenido un extraño sueño. José se lo interpreta y terminará siendo coronado por el Faraón como Virrey de Egipto.
Los autores
Al hablar de zarzuela suelen obviarse los nombres de autores del texto, que son fundamentales para el conjunto de la obra lírica. No se olvide que es el texto el que cuenta la historia y el que desarrolla la dramaturgia del espectáculo. En el caso de La corte de Faraón,los libretistas fueron Guillermo Perrín Vico (Málaga, 1857-Madrid, 1923) y Miguel de Palacios Bruguera (Gijón, 1863-Covadonga, 1920). Tanto uno como el otro escribieron alguna obra en solitario, pero ambos formaron una verdadera ‘sociedad’ de libretistas con un catálogo de más de 140 obras, de género chico y operetas. Perrín y Palacios conocían bien el teatro y sabían equilibrar lo serio y lo humorístico en sus producciones. Se les conocía como ‘los hermanos siameses del género chico’.
El compositor Vicente Lleó y Balbastre (Torrent, 1870-Madrid, 1922) se formó en el Conservatorio de Valencia con Salvador Giner. Llegó a Madrid como director del Teatro Romea. En la capital conoció a Rafael Calleja (Burgos, 1870-Madrid,1938) con el que escribiría la música de un buen número de obras, y se convirtió en empresario del Teatro Eslava dedicado, principalmente, al género chico. En este teatro, el músico valenciano conocería los más grandes éxitos de su carrera y también la ruina económica.
El estreno y la crítica
La presentación de La corte fue apoteósica. Prácticamente todos los medios incluyeron críticas y comentarios elogiosos.
‘Desde el amplio número descriptivo y completamente faraónico del cuadro primero con la intencionada alusión musical a la desventurada suerte de Putifar, hasta el caricaturesco garrotín, que es un primor de gracia, todos los números entre los que también deben citarse el cuplé babilónico,el picaresco terceto de las viudas y el vals, entran francamente en los dominios de la opereta cómica y con un acierto de expresión y de colorido, que adquirió mayor relieve; porque oportuno será decir que en su ejecución tomaron parte muy cerca de sesenta profesores de orquesta, la mayor agrupación orquestal que hoy registramos después de la del regio coliseo.
Perrín y Palacios, cronistas del episodio público del casto José con la mujer de Putifar, que este es el pretexto que les guio para llevarnos a Egipto, han hecho un libro felicísimo, muy sazonado de gracia y que da muestra una vez más de su acierto para estas empresas y su conocimiento del público. El libro de La corte de Faraón es finamente picaresco, sin incurrir en ninguna reprobable chocarrería, y en un todo a tono con el ambiente y la expansión del género de Eslava.
El vestuario, de Vila, maravilloso, espléndido. Las decoraciones, de Alós, el notable escenógrafo valenciano, sencillamente admirables. Un espectáculo, en fin, tan suntuoso como hace tiempo no se había visto en Madrid (Floridor, ABC,22-1-1910).
La difusión
La corte tuvo un éxito sin precedentes, no solo por su calidad, sino porque fue presentada con todo lujo de detalles; fue, como diríamos hoy, una superproducción. Tras la noche triunfal del estreno, se dieron 772 representaciones seguidas, una de ellas en el Teatro de la Plaza de Oriente, a beneficio de la Asociación de la Prensa, el 10 de febrero, con presencia de la Familia Real. Desde Madrid saltó a prácticamente todos los teatros españoles, grandes y pequeños. Llegó a las Américas y se vio en algunas capitales europeas.
De sus ocho números musicales podemos destacar la brillante y apoteósica marcha triunfal del comienzo, la pícara ‘Canción de las viudas’, el dúo cómico entre Lota y José, donde la mujer intenta seducirle; el terceto de Lota, La Reina y José, el llamado ‘Vals del juicio’ y el poderoso ‘Garrotín’ con que se baja el telón.
Consecuencias de La corte
El gran éxito de esta obra tuvo consecuencias en forma de parodias, películas, adaptaciones y producciones.
La parodia más popularfue El pueblo del Peleón,opereta ‘ménflica’ en un acto, dividido en cinco cuadros, escrita por Miguel Mihura y Ricardo González del Toro, con música de José Padilla. Se dio a conocer en el Teatro Martín de Madrid el 24 de febrero de 1911.
En esta obra, Putifar es sustituido por el torero El Butifarra y un guapo gitano, llamado Pepiyo, es el equivalente al José original. Todo lo demás sigue, al pie de la letra, la peripecia de La corte.
Después de la Guerra Civil, La corte de Faraón fue prohibida en España por su carácter irreverente. La prohibición no se levantó hasta 1976, tras la muerte de Franco, a quien, para algunos, se ridiculizaba en la obra. No obstante, el 6 de septiembre de 1965, se puso en escena en el Teatro Lara de Madrid La bella de Texas,obra de Luis Escobar y Nati Mistral, con música de Fernando Moraleda, inspirada en La corte,aunque con el texto retocado. Fue denominada ‘fantasía musical inspirada en La corte de Faraón‘ y tuvo como intérpretes a Nati Mistral, Esperanza Roy, Pedro Osinaga y Antonio Martelo. Los decorados y figurines fueron de Emilio Burgos, la coreografía de Alberto Portillo, los coros del Maestro Perera y la dirección musical de Indalecio Cisneros. De la dirección de escena se ocupó Luis Escobar.
Dos veces ha sido llevada a la gran pantalla la obra que nos ocupa. La primera, en 1944, dirigida por el mexicano Julio Bracho; la segunda, en 1985, por el español José Luis García Sánchez.
Filmada en 1943, en blanco y negro, y con una duración de 85 minutos, la versión de Bracho, se dio a conocer al año siguiente en la ciudad de México. Tuvo problemas con la censura y fue interpretada en sus papeles principales por Mapy Cortés (Lota), Consuelo Guerrero de Luna (Faraona), Fanny Schiller, Carmen Delgado y Eugenia Galindo (viudas), Roberto Soto (Faraón), Fernando Cortés (Putifar), Alfredo Varela (José) y Ernesto Alonso (Micerino). La coreografía fue diseñada por Ana Sokolov. Realizaron el guion Neftalí Beltrán y el propio Julio Bracho. La fotografía fue de Ignacio Torres, la dirección artística de Manuel Fontanals y la música de Vicente Lleó, Rodolfo Halffter, Piotr Ilich Chaikovski y Manuel Esperón. La película no fue bien recibida por la inclusión de diversos anacronismos, a pesar de la belleza de Mapy Cortés y de la simpatía sus principales intérpretes.
En 1985, el director José Luis García Sánchez filmó una película sobre esta obra de 96 minutos de duración, con guion de Rafael Azcona y José Luis García Sánchez. La trama es doble: por un lado, las peripecias de una compañía de aficionados que pretende representar La corte,sin saber que está prohibida; por otro, las escenas fundamentales de la obra original. Denunciados, los actores son detenidos y, ante el comisario de policía, cada cual trata de culpar a los otros. La película fue interpretada, en sus principales papeles, por Ana Belén, Mary Carmen Ramírez, Milagros Martín María Luisa Ponte, Amelia Font, Josema Yuste, Antonio Banderas, Quique Camoiras, Millán Salcedo, Pedro Farrés, Agustín González, Fernando Fernán Gómez, José Luis López Vázquez y Juan Diego. Filmada en Estmancolor, su director de fotografía fue José Luis Alcaine y la música es la de Vicente Lleó, dirigida y reorquestada por Luis Cobos. La dirección de los coros estuvo a cargo de José de Felipe. Se estrenó en Madrid, en los cines Capitol, Luchana 1, Carlton, Candilejas, Europa y La Vaguada, el 26 de septiembre de 1985, y fue galardonada con la Concha de Plata en el Festival de San Sebastián de 1985.
Dentro de las producciones teatrales podemos recordar la de 1998, en la que Manuel Paso Andrés hizo una adaptación ‘arrevistada’ que incluía un nuevo personaje, Arikón, un correveidile encarnado por Juanito Navarro. En el reparto de esta nueva versión intervinieron Marta Valverde y Alejandro Botto, siendo director de la orquesta Joseán Irastorza.
Además, en 1999, en el Teatro de la Zarzuela, en coproducción con el Teatro San Carlo de Nápoles, se ofreció una versión de Alfredo Arias. De la escenografía se ocupó Roberto Platé, el vestuario lo realizó Françoise Tournafond, la coreografía Carlos Vilán y la iluminación Albert Faura. Fueron los intérpretes Nati Abascal (Lota), Linda Mirabal (La Reina), Ana Luisa Espinosa (Raquel), Esperanza Roy (Sul), Ana Santamarina, Patricia Arroyo y Ana Siles (viudas), Andrés del Pino (Putifar), José Esteban Barranquero (José), Mario Rodrigo (Faraón) y Emilio García Carretero (Dueño del cine), personaje que explica de qué va la obra. En esta producción, disparatada y con escenografías fuera de lugar, la triunfadora absoluta fue Esperanza Roy, más por su actuación que por sus cualidades canoras.
La corte es una de las obras más populares de nuestro género lírico. Hay que señalar que su prohibición en España no tuvo efecto alguno en América, donde es, junto a Doña Francisquita, una de las obras utilizadas por las compañías para levantar los rendimientos financieros cuando es necesario. Prueba de la popularidad que siempre tuvo lo demuestra El Globo del 18 de mayo de 1910, que anuncia para ese mismo día ‘cuatro representaciones’: ‘A las seis, siete y cuarto, diez media y once y media’.
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