Esta hacienda llena de historia fue restaurada en 2020 por CaixaBank y cedida a la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana, que la ha convertido en su sede y en un interesante centro cultural.
Es jueves por la tarde y el equipo de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana convive, durante las últimas horas de su jornada, con un grupo de visitantes que recorre las diferentes plantas del edificio. Como cada semana a estas alturas, un guía lidera al nutrido grupo que se ha apuntado para visitar el lugar. Se trata de la Alquería Julià, un edificio del siglo XVII situado en el barrio Nou Moles de València, cercano al cauce del Túria. Desde 2020, esta es la sede de la Federación que agrupa a 547 sociedades musicales de toda la Comunitat Valenciana. Un hogar para 47.000 músicas y músicos, una verdadera Casa de la Música.
Ese es el apellido que se le atribuyó a este valioso inmueble cuando CaixaBank impulsó su rehabilitación y lo cedió a la FSMCV como parte del programa ‘CaixaBank Escolta València’ que desarrolla junto al colectivo de las sociedades musicales.
Desde su apertura, y tras la coyuntura de la COVID-19, la Alquería Julià-Casa de la Música se ha abierto a todo el público en visitas guiadas que exploran su historia. Los interesados caminan por el huerto donde, según cuenta la tradición, predicó San Vicente Ferrer y, siglos más tarde, el Mariscal Suchet contempló la resistencia de la ciudad ante las tropas francesas. También se detienen en estancias que en su día sirvieron de inspiración al Marqués de Lozoya para la ambientar la novela La Alquería de los Cipreses y donde, hoy, el visitante contempla con una mezcla de asombro y admiración los trabajos de restauración que han permitido descubrir arcos, pinturas murales, decoraciones barrocas, paneles originales de cerámica policromada de Manises e, incluso, vestigios del siglo XV.
‘Cuando nos lo permitió la situación sanitaria, abrimos las puertas de la Alquería a todos los públicos, pues se trata una joya arquitéctonica que ha recuperado su luz y, ahora, se ha llenado de música’, apunta con orgullo la presidenta de la FSMCV, Daniela González. Su despacho, como el de todo su equipo, se desarrolla cada día entre estos muros. La remodelada Casa de la Música ya fue reconocida como patrimonio valioso de la ciudad en 1978, cuando fue declarada Monumento Artístico Nacional. Más tarde, en 2007, fue declarada Bien de Interés Cultural, protección que comparte con el colectivo de las sociedades musicales.
Antes de que CaixaBank acometiera la rehabilitación, la Alquería Julià tuvo diferentes usos: en los años 90, por ejemplo, acogió el Colegio de Santa Bárbara. Como elemento arquitectónico, el edificio es uno de los escasos ejemplares conservados de alquería valenciana del siglo XVII. Además de su interés histórico, la Alquería conserva elementos estéticos de gran valor que quedaron resaltados con la restauración. La entidad financiera invirtió más de 3,5 millones de euros en el proyecto de restauración, incluyendo equipación para convertir las instalaciones en un importante centro musical.
Acciones como la construcción de una sala de ensayos situada bajo el jardín, que reinterpreta el original de la alquería, la biblioteca, la sala de partituras y los diferentes espacios de importante valor arquitectónico, le han dado un valor añadido al conjunto, llenando de significado su designación como Casa de la Música.
Más allá de las vistas guiadas, desde la reapertura la Alquería Julià se ha llenado de iniciativas culturales como el Ciclo de Conciertos de Grupos de Cámara, celebrados los sábados por la mañana, con la participación de conjuntos de pequeño formato procedentes de las sociedades musicales federadas. El pasado mes de septiembre, además, acogió los ensayos de la Joven Orquesta Sinfónica de la FSMCV antes de que la unidad iniciara su nueva gira.
‘No es únicamente el edificio que acoge actividades musicales, sino que es un motor cultural más en la ciudad. Esta Alquería vive una nueva etapa y queremos que sea un polo de atracción importante, por sus diferentes facetas: la histórica, la musical…’, explica la dirigente de FSMCV. Ruedas de prensa, presentaciones, jornadas, actividades formativas, conciertos y otras propuestas culturales han convertido la Alquería en una casa llena de vida.
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