El próximo lunes 30 de septiembre la Sala Sinfónica del Auditorio Nacional de Música recibe a la Orquestra Simfònica Camera Musicae (OCM), bajo la dirección de Tomás Grau.
En programa, el Concierto para piano y orquesta opus 54 de Schumann, para el que recibirán a la pianista Judith Jáuregui, y la Sinfonía núm. 6 ‘Patética’ de Beethoven.
Sin que existiera la musicoterapia como disciplina, Chaikovski y Schumann experimentaron que la música suponía un remedio imprescindible para paliar los terribles efectos que la depresión, en el primero, y el trastorno bipolar, en el segundo, marcaron sus vidas por completo. La gestación del concierto para piano de Schumann tuvo lugar después de haberse restablecido de una de esas crisis nerviosas que, desde sus 24 años de edad, eran más persistentes.
En 1846 retomó la idea de escribir un concierto para piano a partir de una obra anterior, la Fantasía para piano y orquesta en La menor, a la que añadió dos movimientos con los que creó una de las cimas del repertorio pianístico.
Modest Chaikovski escuchó la que sería la última composición de su hermano y le dijo que era una sinfonía Patetícheskaya. Patético significa que algo tiene un gran contenido emocional y eso es lo que Chaikovski consigue en cada uno de los cuatro movimientos en los que está dividida la obra: alterar nuestro estado de ánimo y hacernos sentir desde la tristeza a la alegría pasando por la soledad, la melancolía y la esperanza.
Además, se habla de esta pieza como una sinfonía del Ethos porque nos explica con detalle la personalidad y el carácter del compositor. Por eso y porque murió nueve días después del estreno también ha sido considerada como un ‘testamento vital’ e incluso como un réquiem.
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