Este sábado, 26 de octubre, a las 11:00, tendrá lugar el tercero de los conciertos de la Temporada de las Matinées de Miramon, el ciclo de música de cámara de la Orquesta Sinfónica de Euskadi.
En él, Josu Okiñena ofrecerá un recital de piano cuyo programa ha confeccionado el propio pianista respondiendo a su “compromiso por ofrecer la música clásica vasca junto al repertorio internacional”. Para ello, ha seleccionado una serie de composiciones representativas del siglo XX y XXI del País Vasco, junto a un grupo de trabajos de finales del XIX del gran Franz Liszt, que son obras que en su opinión “se adelantan al lenguaje compositivo del siglo XX”.
Okiñena ha centrado el repertorio en compositores vascos como Aldave, Aita Donostia, Garbizu y Erkoreka. La inclusión de Garbizu servirá para conmemorar el treinta aniversario de su fallecimiento, que tendrá lugar el día 27 de noviembre.
Por otra parte, la obra de Erkoreka Nubes, que según Okiñena es una “obra excepcional”, enlazará con Nubes tristes de Franz Liszt, con la que el pianista dará paso al repertorio seleccionado del autor austríaco, y que se centra en composiciones de la última época de su vida.
Josu Okiñena consagra su actividad profesional a la investigación y a la interpretación, fundamentándola como actividad científica desde un enfoque transdisciplinar. Tras una larga e intensa formación internacional, Okiñena ha apoyado desde 2001 la labor pedagógica del Centro Superior de Música del País Vasco, Musikene, y ha impartido numerosos cursos de posgrado en diferentes universidades del mundo. Okiñena ha actuado en algunas de las salas de mayor prestigio del mundo y ha participado en prestigiosos festivales internacionales y colaborado con renombradas orquestas.
Con este concierto la Orquesta Sinfónica de Euskadi celebrará el 30 aniversario de la inauguración de su sede de Miramon, que ocurrió el 21 de octubre de 1989. Su construcción fue una de las claves para el desarrollo de la Orquesta y dio origen, por ejemplo, al ciclo Matinées de Miramon. Hoy sigue siendo un auditorio singular con dos grandes tesoros: los óleos pintados por Rafael Ruiz Balerdi y el órgano, construido por Robert Chauvin.
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