
Josetxu Obregón y su formación, La Ritirata, han lanzado una grabación de Il giardino di rose de Scarlatti coincidiendo con el 300.º aniversario de la muerte del compositor. Se trata del primer disco en el que Obregón abandona el violonchelo para situarse como director de la formación, una transición que ya venía ocurriendo en los conciertos de la agrupación. Hablamos con él sobre este nuevo disco y las giras y proyectos más inmediatos.
Por Manuel Pacheco
Coincidiendo con el 300.º aniversario de la muerte de Scarlatti, acabáis de lanzar una grabación de su oratorio Il giardino di rose. ¿Qué lugar ocupa esta obra en el catálogo del compositor? ¿Por qué la habéis escogido para esta conmemoración?
Alessandro Scarlatti escribió más de treinta oratorios, y compuso muchos de ellos sobre todo en su segunda época romana, ya que era una forma de eludir la prohibición de representar ópera que habían establecido los papas Inocencio XII y su sucesor, Clemente XI. Me atrevería a decir que uno de los oratorios de mayor calidad artística de su catálogo es Il giardino di rose, que en realidad surgió como una nueva versión enriquecida de su oratorio La religione giardiniera, estrenado en Nápoles nueve años antes y que vio la luz gracias al encargo del marqués Ruspoli. Nuestra experiencia durante los ensayos, la grabación y la media docena de conciertos en España y Suiza es que esta composición sorprende por su belleza, su capacidad expresiva, su riqueza instrumental y sus innovaciones estilísticas.
En otros álbumes has dirigido La Ritirata desde el violonchelo, pero en este has dejado tu instrumento para ocupar la posición habitual del director, frente a la formación. ¿Qué diferencias encuentras entre ambas experiencias? ¿Resulta más ‘adecuada’ una que la otra?
De base hay una adecuación al tamaño de la agrupación: en música barroca hecha con grupos reducidos, hasta unos quince músicos, es bastante razonable poder dirigir desde el violonchelo. Pero cuando ya estamos con obras de una magnitud mayor como este oratorio, la posición central de director resulta mucho más práctica para poder escuchar el balance del conjunto y trabajar mejor. Esta es la primera grabación donde tan solo ejerzo como director (con la excepción de dos arias en las que interpreto con el instrumento). De alguna manera, en los discos con La Ritirata siempre me resultaba básico el ‘escucharme’ con el violonchelo, y en discos anteriores eran siempre una minoría las pistas donde dirigía sin tocar a la vez. En esta ocasión es lo contrario, y la verdad es que el proceso de grabación me resultó muy interesante y motivador. También me ha parecido que se agiliza el trabajo, ya que tengo menos necesidad de escuchar las tomas durante la grabación porque puedo dedicar el cien por cien de mi atención a la escucha.
¿Has adoptado ya esta posición en algún concierto?
En concierto lo he hecho bastantes veces con este oratorio, pero también con otros repertorios. Ha sido una transición bastante natural en la medida en que, con La Ritirata, pero también con otras agrupaciones, hemos ido haciendo programas más grandes. Por ejemplo, próximamente voy a abordar un programa de cantatas de Bach con un grupo de solistas de la Orquesta y Coro Nacionales de España donde estaré dirigiendo casi todo el tiempo, a excepción de un aria para violonchelo piccolo obligado. Aunque a veces con grupos grandes también he liderado desde el instrumento. Recuerdo un concierto en la Catedral de Varaždin (Croacia) para la televisión croata en el que estuve dirigiendo desde el violonchelo y éramos más de veinte personas. Es el máximo posible para hacerlo desde el instrumento.
Las arias de Il giardinodi rose cuentan con una escritura virtuosística. ¿Con qué colaboradores habéis trabajado en el apartado vocal?
Todos los cantantes son habituales de La Ritirata, excepto el bajo José Coca-Loza, con quien trabajamos por primera vez cuando estrenamos este oratorio (si bien yo ya había tenido ocasión de trabajar anteriormente con él en una producción de L’Orfeo de Monteverdi en Salzburgo). Encabeza el reparto la soprano Núria Rial; con ella hemos hecho, entre otras cosas, el Stabat Mater de Boccherini, aunque es la primera vez que grabamos un disco con ella y ha sido un verdadero placer. También contamos con la soprano Alicia Amo, junto a quien ya lanzamos otro trabajo discográfico dedicado a Scarlatti, Quella pace gradita. Trabajar con ambas ha sido un acierto por la buena conjunción de sus voces. También intervienen la mezzosoprano Luciana Mancini, que estudió conmigo en La Haya y que grabó con nosotros el disco dedicado a Antonio Caldara; y el tenor Víctor Sordo, con quien aún no habíamos tenido ocasión de grabar. Un elenco de verdadero lujo. Por otro lado, en el apartado instrumental tenemos a todos los habituales de La Ritirata.
Se trata de una partitura que ya habéis ofrecido en concierto de manera previa. ¿Planeáis seguir interpretándola en fechas próximas?
La primera interpretación la hicimos en un concierto en la Semana de Música Religiosa de Cuenca hace tres años, nunca lo olvidaré. Fue la primera vez que dirigí este oratorio, que tiene una duración considerable y con muchos tempi diferentes que recordar. Además, era un concierto matinal con grabación en directo de Radio Nacional, fue todo un hito para La Ritirata. Este concierto abrió paso para que llevásemos la obra a los auditorios de Madrid y Oviedo, la Martinskirche de Basilea, el Palau de les Arts Reina Sofía de Valencia o la Sociedad Filarmónica de Bilbao, donde acabamos de interpretarla. Nuestra próxima parada será el Festival Internacional de Arte Sacro de la Comunidad de Madrid, donde intervendremos el 13 de marzo en la Iglesia de San Miguel.
La publicación de este álbum llega tras el éxito de vuestra grabación anterior, Fandango. ¿Qué acogida ha recibido este disco?
La verdad, estoy encantado con cómo ha funcionado este disco. Hacía muchísimo tiempo, casi diría que desde los inicios de La Ritirata, que vengo interpretando algunos de los maravillosos quintetos de cuerda de Boccherini, pero nunca llegaba el momento de grabarlos. Me ha alegrado mucho poder hacerlo con una selección de sus quintetos más llamativos, y además combinando en el mismo disco la formación de quinteto con dos violonchelos y la de quinteto con contrabajo. Alternar entre ellas le ha dado un color muy interesante. El disco ha recibido muy buena crítica y ha funcionado muy bien comercialmente.
¿Seguís interpretando el repertorio de Fandango en concierto?
Sí, lo seguimos moviendo. Estas próximas semanas lo hacemos en el Festival Raíces en Málaga y en el Ciclo de Música de Cámara de la Asociación Qultura en Cádiz. Luego lo llevaremos al Festival de Música Antiga dels Pirineus. Más adelante vamos a incluir alguno de estos quintetos para completar nuestro programa del Stabat Mater de Boccherini junto a Núria Rial, ya que es una pieza para soprano y quinteto de cuerda que dura cuarenta minutos y resulta muy apropiado acompañarla de uno o varios quintetos del mismo autor. Esto será cuando volvamos a ponerlo en gira tras el verano.
La intensa actividad de La Ritirata os ha llevado a participar en la banda sonora de una nueva serie de Movistar Plus+ titulada La vida breve. ¿Qué puedes contarnos sobre el argumento y vuestro papel en el proceso de grabación?
Efectivamente, esto ha sido una novedad para nosotros. Es una serie de seis capítulos que puede verse ya en Movistar Plus+, y la banda sonora saldrá en plataformas digitales el próximo 7 de marzo; va a ser un disco muy entretenido y variado. La serie recrea los acontecimientos que tuvieron lugar durante el reinado más corto de la historia de España (229 días) con el monarca más desconocido: Luis I ‘el Breve’, hijo de Felipe V. También aparece como un personaje fundamental en la trama Carlo Broschi, más conocido como Farinelli. La serie persigue el rigor histórico en los espacios (todo ha sido rodado en Patrimonio Nacional) y el vestuario, pero también busca la irreverencia y el humor con diversas anacronías.
Para la banda sonora nos contactó Adolfo Valor, guionista, showrunner y director de tres de los capítulos, con la idea de crear una música con rigor histórico a partir de música real de la época. Yo había grabado ya bandas sonoras, pero es la primera vez que me hacían la propuesta de crear una desde cero. He trabajado junto con Tamar Lalo para desgranar cada una de las escenas que requerían música y hemos buscado las obras que podrían ser más adecuadas para luego adaptarlas, arreglarlas o en incluso recomponerlas para que cuadrara con la imagen. Un trabajo muy diferente, si bien hemos tratado de grabar de la manera habitual a la que estamos acostumbrados: casi todo en directo, salvo unas pocas pistas que hubo que hacer con claqueta y por separado por necesidades de sincronización —de hecho, la grabación la ha realizado el mismo técnico que los discos Fandango e Il Giardino di Rose, Bertram Kornacher—.
El proceso fue especialmente interesante con el personaje de Farinelli, interpretado por el actor Carlos González (que por cierto tiene unas capacidades vocales asombrosas). Algunas de las pistas las pudo grabar él, pero en otras le doblamos con la voz de Gabriel Díaz, y esto requería ir como supervisores musicales al rodaje para comprobar que el playback fuera preciso, que la colocación de los instrumentistas fuera la apropiada… Toda una aventura.
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