Joseba Olano se ha especializado en tratar a músicos clásicos profesionales que padecen miedo escénico. Su metodología, desarrollada en su proyecto La Mente del Músico, se centra en localizar las reacciones y pensamientos negativos que los intérpretes asocian a una actuación, y abordarlas para que estos recuperen la confianza.
Por Manuel Pacheco
¿De dónde proviene tu interés por tratar el miedo escénico?
De sufrirlo en mis carnes. Sé lo que es subirse a una audición y tener el corazón dando cañonazos, o estar en una clase magistral con un gran músico como Sergio Prieto y dar un nivel ridículo en comparación con mi nivel real. Sé por experiencia lo frustrante que resulta, sufrirlo en silencio y que vaya minando tu confianza. Cuando lo padecía, nunca me planteé que hubiese solución, simplemente pensaba que era así. Hasta que años más tarde conocí a Roser Selles y con ella me quité los nervios al hablar en público. Al descubrir que, desde entonces, podía estar tranquilo delante de la gente, me quedé tan impactado que empecé a estudiar el comportamiento mental ante el miedo y los nervios.
¿Qué formación seguiste para especializarte en el entrenamiento de músicos clásicos?
Me convertí en un obseso del modelado del comportamiento humano en lo que concierne a la mentalidad, especialmente la dirigida al alto rendimiento. Estudié Programación Neurolingüística hasta el nivel máster, con el certificado firmado por el creador de este modelo, Richard Bandler. Él fue quien inició este tratamiento para fobias, miedos y ansiedad, y el que lo desarrolló hacia el modelado de excelencia. Lo que él aplicó a deportistas de élite, yo lo traslado al mundo de los músicos clásicos profesionales.
A grandes rasgos, ¿en qué consiste la metodología específica que sigues en tu proceso de mentorización?
El concepto sobre el que se sostiene es que el miedo escénico es una conducta aprendida. Nacemos solo con dos miedos preinstalados: uno es el miedo a los ruidos fuertes y el miedo a caer desde las alturas. Todos los demás son aprendidos. Si hemos aprendido a sentir nervios en el escenario, eso significa que podemos desaprenderlo y aprender otra reacción como, por ejemplo, estar tranquilo y conectado con la música.
La metodología que aplico tiene como concepto clave el hecho de que cualquier reacción emocional es consecuencia de algo que representamos en la cabeza. No somos aleatorios, el ser humano no se siente mal de repente sin más. Siempre hay algo que activa o dispara cada secuencia negativa. Y ese algo son las representaciones mentales, que son las cosas que nos imaginamos, recordamos o nos decimos en nuestra mente. Las representaciones pueden ser buenas, como cuando piensas en la persona que quieres: la ves en tu mente en una imagen y te sientes bien. Esa imagen es la que causa la sensación positiva. Pero también pueden ser negativas, como cuando al pensar en su siguiente recital, el músico se imagina a sí mismo en el escenario fallando y con nervios.
Cuando un músico tiene una representación mental que le causa nervios o dudas solo se da cuenta de la sensación, del agobio, de la falta de conexión o de lo diferente que es la experiencia comparada con estar en su casa. Pero antes de la sensación siempre hay un pensamiento, una creencia, en forma de imágenes internas o diálogo interno, que son las
que activan la secuencia de nervios y miedo. Todo mi trabajo consiste en detectar esas representaciones mentales. Para ello utilizo mi entrenamiento en leer el comportamiento no verbal y guío a la persona hasta que encontramos la secuencia, o patrón mental. Entonces, mediante técnicas avanzadas de programación neurolingüística, la sustituimos por otras o eliminamos la carga emocional asociada.
En cierto modo es como si la mente se reprogramara, eliminando el camino hacia la emoción negativa. Cuando tienes un pensamiento negativo da la impresión de que no puedes evitarlo. En realidad, no es que no se pueda, sino que la mente ha aprendido a ir por ese camino y solo tiene esa opción disponible. Por eso los cambios de mentalidad son tan sorprendentes a veces.
¿Los objetivos se centran únicamente en la interpretación en el escenario, o afectan a otros aspectos de la vida del músico?
Los objetivos se centran en la preparación, en los días previos, y en la interpretación en el escenario. Lo principal es desbloquear todas las reacciones emocionales negativas para que el músico pueda actuar con confianza y concentración, como si estuviera en el salón de su casa, incluso en los momentos de presión. Pero, como en cualquier profesión que sea típicamente vocacional, al mejorar la vida profesional se mejora la vida de la persona. Por eso, aunque los objetivos se centren en la música, en la gran mayoría de los casos las personas suelen ver cambios importantes en su vida personal. Ya sea en su paz mental, su confianza, su motivación, o en su relación con otras personas.
¿Tus clases se orientan a algún tipo de intérprete, o tratas a músicos de cualquier especialidad y nivel?
He tenido el privilegio de trabajar con artistas profesionales de varios países, instrumentistas de todas las secciones de orquesta, y también cantantes líricos e incluso con un director que ahora trabaja en Alemania. También he trabajado con solistas de renombre que actúan en escenarios emblemáticos de Europa, y que aparecen regularmente en radio y televisión. De vez en cuando, trato con algún estudiante avanzado o con algún músico de jazz.
¿Qué dinámica sigue una de tus sesiones de trabajo? ¿Tienen una orientación más teórica o práctica? ¿Es online o presencial?
Mi orientación es totalmente práctica, no existe otra manera. La mentalidad no es algo que se estudie, es algo que se cambia. Con cada músico paso por siete fases, cambiando la mentalidad en un aspecto concreto: el recuerdo de situaciones pasadas de nervios, el agobio al pensar en las actuaciones que se acercan, la sensación de sentirse observado o juzgado, el diálogo interno negativo, las dudas, la falta de confianza en el momento de la verdad, el miedo a fallar y el efecto del fallo, la autopercepción o el síndrome del impostor y los momentos antes de entrar al escenario.
¿Cuentas con testimonios de músicos que hayan tratado su miedo escénico?
Muchos. Algunos de ellos están publicados en la página web como muestra de los resultados que están obteniendo los músicos.
¿Cómo se puede contactar contigo para recibir más información o iniciar las clases?
En la página web de La Mente del Músico está lo necesario para contactar y dar el paso.
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