El director de orquesta valenciano José Sanchís vive un momento dulce de su carrera. Tras realizar varios debuts en salas importantes, como el Auditorio Nacional de Música, el Teatro Real o el Teatro Monumental, este año celebra el décimo aniversario de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Complutense de Madrid, de la que es director, con múltiples eventos importantes. Asimismo, se encarga de la dirección artística de los Paseos Musicales del Real Jardín Botánico de Madrid.
Por Susana Castro
Mañana arrancan de nuevo los Paseos Musicales del Real Jardín Botánico de Madrid, en los que usted se encarga de la dirección artística y musical. ¿En qué consiste esta iniciativa?
Estoy muy ilusionado con este proyecto. Aunque ya he sido director artístico y musical en otras ediciones, es la primera vez que lo hago bajo mi propia marca. Organizado por La Fábrica, se trata de una experiencia nocturna, diseñada ex profeso para todos los públicos, en la que un grupo reducido de visitantes disfrutan de un recorrido musical por los rincones del Jardín en un entorno privilegiado donde la naturaleza, la noche, la música y el patrimonio se dan la mano.
En el recorrido encontraremos tres estaciones en las que tres agrupaciones musicales (trío de cuerda, dúo flauta-viola y cuarteto de cuerdas) interpretarán un repertorio diseñado bajo el lema ‘Música y Naturaleza’que constará de una selección de composiciones, principalmente de los siglos VIII y XIX, inspiradas o evocadoras de paisajes y sonidos naturales. En esta edición contaremos con la colaboración de la Escuela Superior de Música Reina Sofia.
¿Cómo ha funcionado en ediciones anteriores este proyecto tan innovador?
Es un formato que se creó en 2020 en plena pandemia. Fue un proceso creativo de adaptación, diseñado entre La Fábrica y yo, con la intención de activar la actividad cultural y musical en aquellas circunstancias excepcionales y que mantuviera la esencia de música y naturaleza respetando las medidas sociosanitarias del momento.
Esa edición fue un éxito total y apostamos por la continuidad de este formato más completo e integral, que no solo permitía disfrutar de la música en cada una de sus estaciones, sino también conocer a través del recorrido los rincones del Real Jardín Botánico siendo una experiencia mucho más atractiva, integradora, dinámica y activa para el público, que se convertía en parte fundamental de los Paseos.
Este año usted está teniendo gran actividad en torno a la dirección artística de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Complutense de Madrid (OSUCM), ya que se celebra su décimo aniversario. El pasado mes de marzo debutaron en el Teatro Monumental con motivo de esta efemérides. ¿Cómo se plantea el trabajo con esta orquesta de jóvenes?
En el ámbito de las orquestas universitarias, la Orquesta Sinfónica de la Universidad Complutense de Madrid (OSUCM) es un referente a nivel nacional. Tener un proyecto consolidado de diez años da muestras de que hay un trabajo detrás interesante, importante y de extraordinario crecimiento.
La parte artística y musical es muy importante, y es algo en lo que trabajo intensamente, pero esa parte social, de apego y de orgullo de pertenencia, también la buscamos. Es un modelo de orquesta que funciona durante todo el curso académico: tiene una programación regular, unos ensayos semanales regulares, una estructura de trabajo ‘profesional’ a la hora de trabajar y planificar y, sobre todo, tiene un proyecto pedagógico, académico y artístico.
El mérito artístico de la OSUCM es excepcional, ya que se trata de una orquesta integrada en su gran mayoría por estudiantes de la Universidad Complutense que, una vez finalizados sus estudios de Grado Profesional, no se decantaron por los estudios superiores de música sino por grados universitarios. Por tal motivo, encontramos en la Orquesta estudiantes de Medicina, Derecho, Psicología, Ingenierías, Física, Matemáticas, Farmacia, Odontología, etc.
Se trata de que todos estos estudiantes que se incorporan a la universidad, y llevan muchos años tocando en agrupaciones, no den por finalizada su etapa de formación musical y que puedan continuar practicando con sus instrumentos en su etapa universitaria. La OSUCM es un punto de encuentro para todos estos estudiantes que tienen estudios musicales, que practican un instrumento. La universidad les da la oportunidad de continuar desarrollándose artística y musicalmente.
Creo que es muy importante aunar las vertientes social, formativa y artística. Ejemplo de todo ello son los casi más de 450 estudiantes-músicos que han pasado por la Orquesta en estos diez años. Por ello, el mérito artístico y musical es excepcional, tal y como se demostró el pasado mes de marzo en el Teatro Monumental y también en escenarios tan importantes como el Auditorio de Zaragoza, Palau de la Música de Valencia, Filarmónica de Oviedo, Lienzo Norte de Ávila o en nuestra sede, el Anfiteatro Ramón y Cajal de la UCM.
En esos días también grabaron un disco con la OSUCM. ¿Cuándo podremos escuchar el resultado? ¿Qué obras han incluido en este álbum tan especial para ustedes?
La semana después de nuestro concierto conmemorativo en el Teatro Monumental nos concentramos en nuestra sede durante tres días para grabar el que será el primer registro sonoro profesional de la Orquesta con el sello Cezanne Producciones.
Estoy muy satisfecho con el resultado de nuestro trabajo. Fueron días muy intensos pero cargados de momentos maravillosos. Ahora nos encontramos en posproducción y esperamos presentar el disco antes del verano.
Las obras que integran el disco son la suite de El Lago de los cisnes de Chaikovski, la obertura Egmont de Beethoven y Capricho español de Rimski-Kórsakov. Obras de una gran exigencia artística que representan el espíritu y la personalidad de la Orquesta Sinfónica de la UCM.
¿Diría que se han cumplido los objetivos que se marcó cuando decidió fundar esta formación?
Todavía no. Creo que el más importante, la consolidación del proyecto, sí. Prueba de ello son estos diez años de actividad y recorrido de la Orquesta convirtiéndose en un referente del panorama nacional en el ámbito de las orquestas universitarias. En mi opinión, el siguiente paso es la internacionalización de la Orquesta y poder estar presente y posicionarnos en el panorama internacional a través de giras y colaboraciones interuniversitarias.
Esto, junto con la presencia de la Orquesta en los principales escenarios de Madrid, en particular, y en España en general, es algo muy importante que reafirma la calidad del proyecto artístico de la Orquesta y que nos convierte en referente en el ámbito de las orquestas universitarias y en sello de identidad de la UCM. Es un proyecto con el que he ido creciendo como director, al que le tengo mucho cariño y en el que creo que todavía me quedan cosas por hacer.
Este año comenzó con mucha fuerza para usted, ya que tras haber debutado anteriormente en el Auditorio Nacional de Música y en el Teatro Monumental —dos plazas importantes para la música clásica en nuestro país—, debutó también en el Teatro Real y la Orquesta Sinfónica de Madrid celebrando la Navidad, con ‘Cascanueces y el Rey de los Ratones’. ¿Cómo recuerda esta experiencia?
Debutar en un teatro, auditorio u orquesta siempre es algo muy especial. Pero hacerlo en el Teatro Real y con la Orquesta Sinfónica de Madrid ha sido para mí algo excepcional y un punto de inflexión en mi carrera como director de orquesta. Trabajar con este grupo ha sido algo maravilloso. Su excelente nivel artístico, calidad humana, profesionalidad y compromiso estuvieron presentes en cada una de las cuatro representaciones que hicimos y en las que se colgaron el cartel de sold out.
Para mí fueron unos días de trabajo muy especiales, desde el primer ensayo hasta la última función. Todo iba fluyendo y creciendo de modo muy orgánico, ensayo a ensayo, y función a función. Estoy muy agradecido a todo el equipo del Teatro Real y a la Orquesta Sinfónica de Madrid por darme la oportunidad de debutar en su programación y confiar en mí para este proyecto. Espero que nuestros caminos se vuelvan a cruzar en un futuro no muy lejano.
Este tipo de proyectos suponen un reto para cualquier director, ya que no debe estar únicamente pendiente de la orquesta, sino que tiene que sincronizar toda la música con las intervenciones del presentador y con las ilustraciones proyectadas. En ello le ayudó su experiencia previa con ‘Callas in Concert’, un espectáculo gracias al cual usted tuvo enorme actividad durante la pandemia, con más de 70 conciertos entre finales de 2020 y principios de 2021. ¿Cómo recuerda esos momentos?
Creo que la versatilidad es una característica en mi carrera como director de orquesta. El mundo sinfónico, operístico, zarzuelístico y las nuevas tecnologías han formado y forman parte de mi desarrollo como un director que puede abarcar diferentes géneros y ámbitos. Creo que todas las experiencias te enriquecen mucho, te hacen crecer y ser un músico más completo con una capacidad de desarrollo y adaptación muy importante.
El haber tenido la oportunidad de dirigir ‘Callas in Concert’, donde se mezcla la ópera, el mundo tecnológico en forma de holograma y la música en directo, me ha enriquecido en la capacidad de sincronizar todos los elementos que aparecen en el escenario, como en ese caso, o como en El cascanueces en el Teatro Real, y poder responder a todo ello de un modo integral. Mi experiencia como director de ópera y zarzuela también es fundamental en este tipo de proyectos, que requieren un trabajo muy minucioso, preciso y detallista.
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