Por Diego Manuel García
El 26 de octubre de 1926 nació en Prince Albert, Saskatchewan (Canadá) el gran tenor Jon (Jonathan Stewart) Vickers, fallecido en Ontario el 10 de julio de 2015. Paradojas de la vida, ese mismo 10 de julio de 2015, coincidió con el 90 cumpleaños de Nicolaï Gedda, otros de los grandes tenores del pasado siglo, quien nos dejó tristemente el pasado 8 de enero a los 91 años. Vickers y Gedda fueron compañeros de reparto en una serie de representaciones de La novia vendida de Bedřich Smetana, que tuvieron lugar en 1978, en el Metropolitan neoyorkino.
El año 1926 produjo una excelente cosecha lírica, ya que, además de Vickers, nacieron las sopranos Joan Sutherland y Leonie Rysanek, también la mezzo Rita Gorr; con todas ellas, el tenor canadiense llegó a coincidir en los escenarios en diferentes momentos de su carrera, sobre todo con la austriaca Leonie Rysanek, compañera de innumerables veladas operísticas tanto en títulos wagnerianos como La Walkiria y Parsifal, en óperas verdianas como Aida y Otello o en la Salomé de Richard Strauss.
La voz de Vickers era oscura, no especialmente bella, pero de gran musicalidad, con un amplio y contrastado fraseo, buena gama de graves, ancho centro y unos agudos que se expandían con facilidad hasta el si bemol. A pesar de poseer una voz voluminosa, podía apianarla hasta convertirla en un leve susurro. Pero, fundamentalmente, era un gran actor, capaz de darle relevancia dramática a cada frase y cada palabra cantada, con una actuación escénica de altísimo nivel, que penetraba de lleno en la psicología de cada uno de los personajes que interpretaba. María Callas coincidió con Vickers en una serie de representaciones de la Medea de Luigi Cherubini, llegando a decir: “Por fin, he encontrado un tenor capaz de combinar una excelente línea de canto con una gran actuación escénica”.
Una larga e intensa carrera
Jon Vickers fue el sexto de ocho hermanos, hijos de un maestro y predicador de la Iglesia Metodista. En su casa había un buen ambiente musical, pero los escasos recursos económicos de la familia -era la época de la gran depresión en EE UU, que también afectó a Canadá- le obligaron a compatibilizar sus estudios con trabajos físicos en granjas, donde, aparte de conseguir ingresos para su familia, fue adquiriendo una gran corpulencia física. Aficionado al canto, desde muy joven actuaba en los servicios religiosos. Terminada la Segunda Guerra Mundial intentó sin éxito ingresar en la universidad para iniciar estudios de medicina. Entonces, con 20 años, se puso a trabajar en unos grandes almacenes donde mostró sus habilidades comerciales, llegando a ser un buen vendedor. Pero su gran afición era el canto, logrando en 1950 una beca para estudiar en el Conservatorio de Toronto, donde tuvo como profesores a George Lambert y Hermann Geiger-Torel.
Su primera actuación tuvo lugar en 1951, en un concierto en el Conservatorio de Toronto. Ya, en 1953, y para la radio canadiense en Toronto, tuvo ocasión de cantar el personaje de Sellem en The Rake’s Progres de Stravinski y Ferrando del Così fan tutte de Mozart. Su debut teatral se produjo en la Ópera de Toronto, en 1954, cantando el duque de Mantua de Rigoletto. Al año siguiente, en ese mismo teatro, interpretará el Alfredo de La Traviata, don José de Carmen, y también Canio de I Pagliacci, en una producción televisiva.
En 1956 realizará sus primeras actuaciones fuera de Canadá con dos nuevos roles: Jasón de Medea y Florestán de Fidelio, que interpretará en forma de concierto, respectivamente en Filadelfia y Nueva York. También ese mismo año, tendrá oportunidad de tener una audición en Londres con David Wesbter, el máximo responsable de la Royal Ópera House (Covent Garden), quien le contratará por tres años como miembro estable del teatro londinense, produciéndose sus primeras actuaciones en el curso de una gira por varias ciudades inglesas, primero en Cardiff, en marzo de 1957, añadiendo a su repertorio un nuevo personaje, el Riccardo del verdiano Un ballo in maschera, que también interpretará en Manchester y Southampton, junto al don José de Carmen, con el que, finalmente debutará en el Covent Garden en abril de aquel mismo año, completando aquella primera temporada en el teatro londinense con la incorporación de dos nuevos personajes: Eneas de Los Troyanos de Héctor Berlioz y Radamés de Aida, a los que añadirá, ya en 1958, don Carlo de la ópera homónima verdiana y Samson de Haendel.
En agosto de ese mismo año se producirá un gran acontecimiento en la incipiente carrera de Jon Vickers, con su debut en el Festival Bayreuth, interpretando el Siegmund de La Walkiria en el famoso Anillo del Nibelungo de 1958. Completará aquella temporada con su debut en la Ópera de Dallas interpretando Jasón de Medea junto a María Callas.
En 1959 debutará en las óperas de Viena y San Francisco, con La Walkiria y Aida respectivamente. En el Covent Garden interpretará por primera vez Parsifal. El año 1960 marcará sus primeras actuaciones en el Teatro alla Scala de Milán con Florestán de Fidelio y en el Metropolitan neoyorkino con Canio de I Pagliacci, iniciando una larga e intensa relación con ese teatro, donde intervendrá durante 22 temporadas hasta 1987. También en 1960 se producirá su debut en la Ópera de Chicago con La Walkiria, teatro en el que seguirá actuando en sucesivas temporadas hasta 1986.
En el Teatro Colón de Buenos Aires cantará por primera en 1963, debutando dos personajes que serán esenciales en su repertorio: el Otello verdiano y Samson de Samson et Dalila de Camille Saint Saëns. También en el teatro bonaerense, en 1971, interpretará por primera vez otro de sus grandes personajes, el wagneriano Tristán junto a la Isolda de Birgit Nilsson. En julio-agosto de 1964 volverá al Festival de Bayreuth para cantar cuatro funciones de Parsifal, con dirección de Hans Knappertsbuch. Su debut en el festival de Salzburgo se producirá en 1966, con Carmen, volviendo al año siguiente con La Walkiria y Carmen, siempre con dirección de Herbert von Karajan.
En 1973 acudirá por primera vez al Festival de Orange para cantar Tristán, volviendo al año siguiente para debutar en dos nuevos roles, insertos en muy diferentes repertorios: el Pollione de la belcantista Norma de Bellini y Herodes de la Salomé de Richard Strauss. La versatilidad del tenor canadiense se puso de nuevo de manifiesto al incorporar un nuevo personaje de ópera barroca, el Nerone de L’Incoronazione di Poppea de Claudio Monteverdi, en siete exitosas representaciones que tuvieron lugar en la Ópera de París, en enero-febrero de 1979.
Su debut en España se producirá en el Palau de la Música de Barcelona en 1979, donde tendrá un extraordinario éxito con dos funciones en versión de concierto de Tristán e Isolda, volviendo de nuevo a ese mismo auditorio en 1981 para cantar Parsifal. Su tardío debut en el Liceu de Barcelona se producirá en 1985 con Samson et Dalila, y con esta ópera misma tendrán lugar en 1987, sus últimas apariciones escénicas, respectivamente en el Metropolitan y la Ópera de Denver en Colorado. Se retirará definitivamente en mayo de 1988, con dos actuaciones en Canadá, con la Orquesta de Kitchener (Ontario), cantado en forma de concierto el acto II de Parsifal. Desde entonces se dedicará a labores docentes, contando entre sus alumnos con el tenor canadiense Ben Heppner.
Un gran tenor wagneriano
Jon Vickers fue uno de los grandes tenores wagnerianos de la segunda mitad del siglo XX. Siegmund de La Walkiria será el rol que más veces interpretará en escena durante toda su carrera, manteniéndolo en su repertorio hasta, prácticamente, el final de la misma. Lo debutará en el famoso Anillo del Nibelungo de 1958, en Bayreuth, con dirección de Hans Knappertsbusch, junto a la poderosa Sieglinde de Leonie Rysanek y la magnífica Brünhilde de Astrid Varnay, su actuación en aquella ocasión será notable. Puede escucharse a través de YouTube la grabación completa de aquella Walkiria.
Vickers irá dándole recorrido teatral a su Siegmund, debutándolo en el Covent Garden, Ópera de Viena y Metropolitan de Nueva York. Por tanto, cuando en 1961, lo graba en estudio para el sello DECCA, ya tenía el personaje bastante madurado, y ello se hace notorio al escucharlo en el dúo final del acto I “Winterstürme wichen dem Wonnemond”, cantado de manera extraordinaria con una voz luminosa, firme y viril de auténtico héroe, cuyo gran volumen sobrepasa la tupida orquesta, empastando muy bien con la exquisita soprano holandesa Grè Brouwenstijn, quien interpreta una Sieglinde de vulnerable feminidad y expresión romántica.
Parsifal fue el segundo rol wagneriano incorporado por Vickers, ya desde un temprano 1959 en el Covent Garden, y que en 1964 le supuso el regreso a Bayreuth, en cuatro funciones dirigidas Hans Knappertsbuch. Vickers estuvo sencillamente espléndido y con una prestación claramente superior a la ofrecida por la mezzo sueca Barbro Erikson en el rol de Kundry. Existe una toma en directo de aquel evento, remasterizada en CD por el sello Golden Melodran. Parsifal nunca fue grabada en estudio por Vickers, aunque existen varias tomas en directo, como la realizada en 1982 en el Gran Teatro de Ginebra, con la excelente dirección de Horst Stein, al frente de la Orquesta de Suisse Romande, y la notable Kundry de Ivonne Minton. Esta grabación puede escucharse completa en YouTube.
Existe una toma en directo -lamentablemente- de muy complicada localización, realizada en 1979 en el Metropolitan, dirigida por James Levine, donde Vickers estaba acompañado por la extraordinaria Kundry de Christa Ludwig. De manera más nostálgica puede señalarse otra toma en directo, de abril de 1985, también realizada en el Metropolitan, con dirección de James Levine, donde Jon Vickers compartía reparto con la Kundry de Leonie Rysanek, su compañera en tantas brillantes veladas operísticas desde aquella Walkiria de 1958 en Bayreuth.
La tercera gran creación wagneriana del tenor canadiense fue el Tristán, que cantó por primera vez en el Teatro Colón de Buenos Aires, junto a la extraordinaria Isolda de Birgit Nilsson, en el transcurso de cuatro representaciones en septiembre de 1971, con dirección de Horst Stein. Una de aquellas funciones fue tomada en directo y comercializada en CD por el sello VAI. Al poco tiempo, Herbert von Karajan realizó una grabación de estudio para Deutsche Grammophon, con la excelente interpretación de Vickers, junto a la inadecuada Isolda de Helga Dernesch y la magnífica Brangaene de Christa Ludwig. Pero, para ver y escuchar las extraordinarias interpretaciones de Vickers y Nilsson, es preciso contemplar la toma en video realizada en el Festival de Orange de 1973, con la Orquesta Nacional de L’Ortf dirigida por Karl Böhm, y comercializada en DVD por el sello Hardy Classic. En YouTube pueden verse fragmentos de esa grabación, como el impresionante final del acto I, cuando se funden las voces de Nilsson y Vickers. Resulta auténticamente fascinante escucharles el largo dúo de amor del acto II, con ese canto suave, de intenso lirismo y extrema musicalidad, donde las voces se complementan, se responden, cantan al unísono, integradas en el fascinante sonido orquestal, ofreciendo momentos auténticamente sublimes.
De manera muy ocasional, solamente en cuatro funciones que se representaron en el Metropolitan en 1965, Vickers interpretó el Erik de El holandés errante, junto a la Senta de Leonie Rysanek.
Aparte de sus creaciones wagnerianas, y dentro del repertorio alemán, Florestán de Fidelio de Beethoven, fue otra de las grandes creaciones del tenor canadiense, siendo uno de los personajes que más veces interpretó a lo largo de toda su carrera. Existen dos grabaciones de estudio realizadas para el sello EMI. La primera data de 1962, con la excelente dirección de Otto Klemperer al frente de la Orquesta Philharmonia, y en ella encontramos a un Vickers en óptima forma vocal, y con esa inmensa capacidad dramática que siempre le caracterizó, acompañado por la gran Christa Ludwig como Leonora. La otra grabación data de 1970, con dirección de Herbert von Karajan al frente de la Filarmónica de Berlín; en ella Vickers muestra una creación aún más madurada de Florestán, esta vez acompañado de la Leonora cantada por Helga Dernesch, de voz excesivamente lírica para las grandes demandas dramáticas de este personaje. Birgit Nilsson fue la Leonora ideal, por vocalidad y empuje dramático, siendo la compañera de Vickers, cuando debutó con esta ópera en el Teatro alla la Scala de Milán en 1960, y también en numerosas funciones en el Metropolitan. Leonie Rysanek también fue una magnífica Leonora y cantó en varias ocasiones Fidelio junto a Vickers. Y, de nuevo, es preciso acudir a una toma en video realizada en el Festival de Orange de 1977, con Zubin Metha dirigiendo a la Israel Philharmonic Orchestra, donde puede contemplarse la imponente actuación de Vickers en la gran escena del arranque del acto II, donde se incluye la brillante introducción orquestal, seguida del recitativo-aria “Gott! Welch Dunkel hier!… In des lebens Frühling”, y también el precioso dúo “O namenlose Freude”, con la discreta Leonora de Gundula Janowitz. Ambos fragmentos están disponibles en YouTube.
Sus brillantes incursiones en el repertorio italiano
Cuando Jon Vickers comenzó en 1957 su relación con el Covent Garden fue incluyendo en su repertorio una serie de roles verdianos como Riccardo de Un ballo in maschera, don Carlo o Radamés de Aida. La interpretación de don Carlo le supuso un gran triunfo cuando lo cantó por primera vez en el Covent Garden, en 1958, en la famosa producción de Luchino Visconti, dirigida musicalmente por Carlo María Giulini, habiendo quedado una toma en directo de aquel evento, donde el tenor canadiense se muestra en un magnífico estado vocal, realizando una gran interpretación del infortunado infante de España, con un reparto que incluía a la elegante y exquisita soprano holandesa Grè Brouwenstijn como Elisabetta de Valois, al siempre teatral Tito Gobbi como el Marqués de Posa, una discreta Fedora Barbieri como Eboli y al imponente Felipe II, interpretado por Boris Christoff.
Radamés fue otra magnífica creación de Vickers, que llegó a cantar en numerosas ocasiones en los más importantes teatros del mundo. Se le puede escuchar en su grabación de estudio para DECCA de 1962, con la suntuosa Aida de Leontyne Price, junto a la vehemente Amneris de Rita Gorr y el violento Amonasro de Robert Merril, con la excelente dirección de Georg Solti al frente de la Orquesta de la Ópera de Roma.
Sin duda, Otello es su gran personaje verdiano, donde podía conjugar una adecuada vocalidad, siguiendo todas las indicaciones de la partitura, y su gran capacidad escénica. Su primera aproximación al moro veneciano se produjo en una grabación de estudio para RCA realizada en 1960, con Tullio Serafin al frente de la Orquesta de la Ópera de Roma, junto a la notable Desdémona de Leonie Rysanek y el truculento Yago de Tito Gobbi. Lo interpretará por primera vez sobre un escenario en el Teatro Colón de Buenos Aires, en mayo de 1963, junto a la exquisita Desdémona de la soprano búlgara Raina Kabaivanska y el notable Yago barítono canadiense Louis Quilico. En noviembre de ese mismo año volverá a cantarlo en la Ópera de San Francisco, con la excelente Desdémona de Sena Jurinac y el Yago de Tito Gobbi. Se pueden escuchar en YouTube las grabaciones completas de la función bonaerense y la de San Francisco, que muestran a un Vickers en plena forma vocal, y ya dominador de los resortes dramáticos requeridos por este complejo personaje. Famosa es la filmación de Otello, dirigida escénicamente por Herbert von Karajan, en 1974, donde se puede escuchar la voz de Vickers en conjunción con su extraordinaria actuación escénica, bien acompañado por la espléndida Desdémona de Mirella Freni, quien luce una voz vibrante y luminosa, con una sensacional actuación en el dúo de amor con Otello, del final de acto I. Peter Glossop interpreta un Yago de sutil actuación escénica y muy discreta vocalidad. Esta filmación fue comercializada en DVD por Deutsche Grammophon, con una banda sonora proveniente de la grabación de estudio para EMI, realizada el año anterior, con Karajan al frente de la Filarmónica de Berlín, e idénticos interpretes.
La aparición en 2011 de una grabación de Otello, comercializada en DVD por Sony, procedente de una retransmisión televisiva realizada en directo desde el Metropolitan, en octubre de 1978, y dirigida por James Levine, nos muestra una interpretación teatral de Jon Vickers, aún más imponente que en la filmación de Karajan, acompañado por la excelente actuación escénica de Renata Scotto como Desdémona. En el monólogo “Dio! mi potevi scagliar”, Vickers está realmente impresionante, con una interpretación plena de matices, donde muestra el sufrimiento y desesperación que le afligen, con un canto declamatorio alternando frases en piano y forte. Vuelve a estar extraordinario en el monólogo final “Niun mi tema”. En esa función también tiene una destacada actuación Cornell McNeill como Yago. Los fragmentos comentados pueden contemplarse en YouTube.
Su otro gran papel de repertorio italiano fue el Canio de I Pagliacci, que incorporó a su repertorio muy tempranamente, en 1955, durante su primera etapa en Canadá, en una representación para la televisión, pudiéndose contemplarse en YouTube los fragmentos “Vesti la giubba” y “No! Pagliaccio non son!” donde Vickers ya dotaba de gran nervadura dramática al infortunado personaje. Fue uno de los títulos que más veces interpretó a lo largo de su carrera. Su impresionante interpretación de Canio, puede contemplarse en una película dirigida por Herbert von Karajan, en el Palacio Ghiaccio de Milán en mayo y junio de 1968, con una banda sonora grabada paralelamente en el Teatro alla Scala de Milán, con Karajan dirigiendo a la orquesta de ese teatro, donde Vickers estaba acompañado por la excelente Nedda de Raina Kabaivanska, el discutible Tonio de Peter Glossop y el magnífico Silvio de Rolando Panerai. Esta filmación fue comercializada en DVD, por Deutsche Grammophon.
De la ópera francesa a Peter Grimes
Jon Vickers afrontó con auténtica maestría varios personajes del repertorio francés. En primer lugar hay que citar el don José de Carmen, uno de los papeles que más veces interpretó a lo largo de su carrera. Para poder enjuiciar su gran interpretación de don José es preciso contemplar la filmación de 1967 del Festival de Salzburgo dirigida por Herbert von Karajan al frente de la Filarmónica de Viena.
Vickers realizó una gran creación del personaje de Eneas en Les Troyens de Héctor Berlioz que interpretó en gran número de ocasiones a lo largo de su carrera. En 1969 participó en la referencial grabación de estudio para Philips, con la Orquesta de la Royal Opera House dirigida por Colin Davis, con un brillante elenco vocal que incluía el Dido de la mezzo francesa Josephine Veasey. Escuchar el famoso dúo “Nuit d’ivresse et d’extase infinie!” del acto IV en las voces de Veasey y Vickers es todo un deleite canoro. Sansom, de Samson et Dalila de Camille Saint Saëns, es el otro gran personaje del repertorio francés cantado por Jon Vickers, esencial durante toda su carrera y que cantó por primera vez en una grabación de estudio para EMI, de 1962, con Georges Prêtre al frente de la Orquesta de la Ópera de París.
De la ecléctica galería de personajes en la carrera de Jon Vickers, una de sus más portentosas creaciones fue la Peter Grimes de la ópera homónima de Benjamin Britten, que cantó por primera vez en el Metropolitan en 1967, dirigido por Colin Davis. Peter Grimes parece escrito para las características vocales y teatrales de Vickers (aunque su interpretación nunca fue del agrado de Britten), capaz de plasmar toda la gama de emociones que emanan de este personaje, en especial su salvajismo y marginalidad. En 1978 lo grabará en estudio para Decca, con dirección de Colin Davis y con la Ellen Orford de Heather Harper, su compañera habitual en muchas representaciones de esta ópera. La interpretación de Jon Vickers resulta excepcional. En 1981, fue tomada en video y comercializada en DVD por Decca, una representación en el Covent Garden, de nuevo con dirección de Colin Davis, donde se puede visualizar la impresionante capacidad teatral de Vickers.