Johannes Pramsohler, con un doctorado en Interpretación Históricamente Informada por la Royal Academy of Music y una aclamada discografía, es una figura destacada en la música antigua. Nacido en Tirol del Sur y residente en París, combina su labor como director artístico y primer violín del Ensemble Diderot, que fundó en 2008, con su faceta como solista y director. Su enfoque innovador y su pasión por el repertorio poco conocido aportan una energía única a cada interpretación.
Por Susana Castro
¿Cómo nació tu interés por la interpretación con criterios históricos?
Estudié con profesores que hacían música barroca. Me animaban a preguntarme qué quería decir el compositor con su obra, no qué era lo que quería decir yo como intérprete. Hay muchos profesores que priorizan lo que quiere hacer el alumno y, aunque se puede hacer lo que uno quiera, a mí me enseñaron a buscar algo que sea fiel a cómo imaginamos la visión del compositor. Cuando me fui a estudiar violín moderno a Londres la gente me decía: ‘tú lo tocas todo un poco barroco’ [risas]. Conocí a Rachel Podger y fue una revelación, a las pocas semanas ya tenía un violín barroco. Ahora me estoy alejando de la música barroca porque estoy estudiando dirección, pero sigo haciéndome esas preguntas: qué me dice la obra, en qué contexto se compuso, etc.
A lo largo de tu trayectoria, ¿has notado que el interés por la interpretación históricamente informada aumenta?
Depende los músicos. Hay muchos que, aunque no tocan con criterios históricos, se interesan por ello; pero hay otros que tocan con su propia visión. Creo que cómo tocamos es el resultado de nuestra propia experiencia. He tenido la suerte de trabajar con profesores que coincidían conmigo en la visión de la música y el mayor shock me vino de la mano de Reinhard Goebel, que es más radical en este pensamiento.
¿Cómo se logra interesar al público por esta forma de hacer música?
El público quiere que los músicos sean honestos, y es lo que sucede cuando tocamos con estos criterios. La música barroca apela directamente a la gente porque está basada en la retórica. Creo que siempre es mejor ir más lejos en la interpretación y buscar verdad en la obra. Si hoy en día tocas un concierto de Bach como se hacía hace treinta años, se quedaría como una versión inaccesible y, precisamente, lo que hacemos con estos criterios es que la música sea más comprensible para el público.
Realizaste tu tesis doctoral sobre la sonata en trío en Inglaterra y Francia. ¿De dónde viene tu fascinación por esta formación?
Creo que a todos los violinistas nos encanta tocar cuartetos. Cuando empecé con la música barroca todo el repertorio era para orquesta o solista, me faltaba la sensación de hacer música en pequeño grupo; mi sueño era tener un grupo que se dedicase a la música de cámara. La forma camerística de los siglos XVII y XVIII era la sonata en trío y de ahí surgió todo lo demás. La sonata en trío es el núcleo de todo, tenemos dos mil obras en bibliotecas de todo el mundo, así que el trabajo que hacemos con el Ensemble Diderot es ver qué hay y seleccionar aquello que tiene interés para grabar o tocar en concierto. Tratamos de crear un repertorio canónico para esta formación.
Este mes estaréis en el Espacio Turina de Sevilla (día 23) para ofrecer un concierto con sonatas en trío. Se repetirá en el Palau de la Música de València (25 de febrero) y en el Teatro Jovellanos de Gijón (26 de febrero). ¿Qué se escuchará en estos conciertos?
Interpretamos sonatas en trío francesas. La primera mitad del concierto se relaciona con la investigación de mi tesis doctoral, ya que presenta los inicios de la sonata en Francia. Es muy interesante porque todo está conectado con la política y la evolución del país que, tras la muerte de Luis XIV, se abrió hacia Italia. En la segunda parte seguimos explorando esta formación en Francia hasta mitad del siglo XVIII, cuando empezó el periodo clásico con el cuarteto. El público podrá realizar un viaje de sesenta años por la historia de la música con sonatas increíbles.
Esta formación en trío es la que dio origen al nacimiento del Ensemble Diderot, pero, a día de hoy, ¿en qué momento os encontráis?
Estamos en un momento magnífico, nos llegan oportunidades constantemente. Tras quince años de trabajo, diez con los mismos colegas, vemos cómo se van cumpliendo nuestros sueños, como tocar en la Philharmonie de Berlín o en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. Estamos muy orgullosos porque nos invitan a hacer conciertos con nuestro repertorio, no porque acompañamos a otros [risas]. Realizamos un trabajo de fondo, vamos poco a poco. Se podrían obtener conciertos tocando obras más conocidas o haciendo colaboraciones con artistas famosos, sería más fácil, pero nosotros elegimos esta manera de hacer las cosas: queremos hacer la música que nos interesa.
Vuestro último disco, Berlin Harpsichord Concertos, está cosechando muy buenas críticas. ¿Cuál es su hilo conductor?
Llevamos varios años desarrollando un proyecto sobre la música de Berlín que comenzó con The Berlin Album, siempre partiendo de la sonata en trío. Es un repertorio que nos plantea muchas preguntas, ya que no está claro cómo tocar los ornamentos y es muy difícil técnicamente. Son manuscritos que requieren un estudio previo al análisis con el resto de compañeros. Queremos explorar todo este repertorio poniendo cada uno nuestra visión, por eso nuestra chelista Gulrim Choï también grabó el álbum Cello Concertos from Northern Germany, con obras fundamentalmente de Berlín. Yo también hice un triple disco con nuestro clavecinista, Philippe Grisvard, con sonatas de Bach cuyos manuscritos están en Berlín y otros compositores contemporáneos. También hicimos un proyecto sobre la Ofrenda musical de Bach, que está muy conectada a Berlín ya que Bach se la regaló a Federico II. Este Berlin Harpsichord Concertos, con Philippe Grisvard, es una pieza más en este proyecto, que todavía no está terminado, ya que queremos explorar las conexiones que había con Francia.
Este mes de noviembre saldrá al mercado Fra l’ombre e gl’orrori(Entre sombras y horrores), junto al bajo argentino Nahuel Di Pierro.
En 2018 grabamos un disco de cantatas alemanas con Nahuel y desde entonces teníamos la idea de hacer algo con música italiana, ya que en las óperas las estrellas son los tenores y las sopranos [risas], pero el bajo muchas veces es la llave que guía toda la historia, y en eso queríamos centrarnos. Tratamos de mostrar la evolución de la orquesta en el Barroco, desde el principio de la ópera, con Rossi y Monteverdi, hasta Haendel y Vivaldi; un viaje de casi cien años. También consideramos que hay un agujero musical de sesenta años, ya que se interpreta música de principios del XVII o del XVIII, así que queríamos mostrar a los compositores de ese tiempo a través de arias muy interesantes que hemos grabado por primera vez.
¿El concepto de ‘viaje musical’ es un sello distintivo del Ensemble Diderot?
Sí, me gusta que haya elementos didácticos para el público, pero sin que se den cuenta; que escuchen un disco o vayan a un concierto y salgan más inteligentes [risas]. Nos gusta que el viaje sea temporal pero también espacial, conectando distintos lugares, por eso surgió nuestra colección de discos sobre ciudades: París, Londres, Berlín y, próximamente, Venecia y Roma.
Para dar soporte a todas estas grabaciones hace más de una década creaste el sello Audax Records. Me ha llamado la atención vuestro lema, ‘stay curious‘ (‘mantente curioso’). ¿Cómo se materializa esta idea en vuestro catálogo?
Registramos obras que no son conocidas y hacemos programas para que el público aprenda algo nuevo. No me gustan los discos que funcionan como una tarjeta de visita para tener conciertos, tienen que ir más allá tanto artística como temáticamente. Los títulos de nuestros discos a veces son un poco secos [risas], pero reflejan de forma explícita cuál es el hilo conductor. Además, Audax Records es una plataforma de creatividad para los músicos del Ensemble Diderot.
Precisamente este mes publicáis el álbum Bach: Works for lute (Vol. 2) con Jadran Duncumb.
Jadran es parte del Ensemble Diderot, siempre que tenemos un laúd o una tiorba, toca él. Hicimos un primer disco juntos con obras de Bach y Weiss, pero él quería hacer proyectos de solista, así que este es su tercer trabajo a solo, el segundo volumen con obras de Bach. El primero tuvo un éxito increíble. Con Jadran tenemos un proyecto futuro para grabar obras de laúd y orquesta con el Ensemble Diderot.
El año que viene publicaréis un nuevo registro en formación de orquesta, junto a la soprano Adriana González, dirigidos por Iñaki Encina Oyón, con arias de Mozart y contemporáneos. ¿Qué puede esperar el público de este disco?
El público se encontrará con la magnífica voz de Adriana González. En este momento está cantando roles de Mozart, como Fiordiligi o la Contessa en Le nozze di Figaro, y con el sello lo que me gusta es acompañar a los cantantes en su carrera, hacer en cada momento los repertorios que están interpretando. Adriana es joven, tiene una voz increíble, y quiero apoyarla en este proceso, ya haremos más tarde Puccini u otros. El programa gira en torno a la cantante Adriana Ferrarese del Bene, la primera Fiordiligi de Mozart, que tuvo una vida increíble, y de la que descubrimos que viajaba con sus propias arias. En la época había un aria que se llamaba rondò, la más importante de la ópera, una para la prima donna y otra para el primo uomo, que variaba en función del cantante. Los cantantes interpretaban la ópera que hubiera escrito el compositor, pero el rondò podía ser de otro compositor que lo hubiera escrito expresamente para ese cantante. Este era el caso de Ferrarese, así que en este álbum se podrán escuchar tres rondòs de Mozart y otras arias grabadas por primera vez.
Para ti es importante que la gente descubra nuevas músicas y aprenda sin darse cuenta. Esto os ha llevado a crear un proyecto didáctico para niños, así como proyectos interactivos con uso de elementos audiovisuales. ¿Te preocupa la creación de nuevos públicos?
Creo que los responsables de llevar público a las salas son los programadores, pero me gusta compartir la música que amo y por eso creo proyectos que la acercan a la gente, también a públicos nuevos. Tengo amigos que no van habitualmente a conciertos y cuando vienen se quedan muy sorprendidos. Pueden ayudarles otros elementos como el vídeo, las luces, etc., y que tocamos en espacios que no son los habituales. Me gusta crear sinergias entre diferentes elementos y poder acceder a nuevos públicos, aunque no es mi primer objetivo.
Aparte del Ensemble Diderot, estás formándote como director. ¿Cuáles son tus planes a este respecto?
Todavía no lo sé [risas]. Ya he dirigido algunas óperas en Buenos Aires y París, con el Ensemble intentamos hacer cada dos años una ópera, y me gustaría seguir haciéndolo. Por ejemplo, esta temporada montaremos una obra sacra de Zelenka con orquesta un poco más grande, pero la dirigiré desde el violín. Acabo de estudiar tres años de dirección de orquesta, me ha abierto mucho la mente y estoy decidiendo qué hacer. Hace tiempo comenzaron a invitarme a dirigir y quería estar preparado antes de dar ese salto, no quería ponerme delante de una orquesta como un tonto, sin saber qué hacer con las manos. He querido hacerlo de forma seria y formarme para dirigir de verdad. Como violinista y con el Ensemble estamos en un momento álgido, pero con la dirección es todo novedoso.
Además de los compromisos que ya hemos comentado, ¿os veremos más en España esta temporada?
Estaremos en el Auditorio de Tenerife (13 de febrero) con el repertorio del disco Sonate a quattro, que son los principios del cuarteto de cuerda pero todavía con bajo continuo. También participaremos en Musika Música de Bilbao en marzo con dos conciertos en formato de orquesta.
He visto en redes sociales que haces mucho deporte y que tienes algunos hobbies que se alejan del mundo de la música…
Supongo que te refieres al indoor skydiving [risas]. Me encanta, es un deporte súper completo. Estar flotando en el aire y tener que gestionar tus movimientos te ofrece una sensación de libertad tremenda. ¡Soy adicto! Los músicos somos como atletas, aprender a hacer algo nuevo con tu cuerpo es muy beneficioso.
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