El oboísta Javier Ayala Romero comparte su experiencia en el certamen Entre Cuerdas y Metales, un hito que marcó sus inicios en la música. Desde sus primeras presentaciones hasta su actual éxito en la Gewandhaus de Leipzig, Ayala destaca la importancia del esfuerzo y la pasión. En su regreso a Cartagena el próximo 6 de febrero en un Concierto Extraordinario de Entre Cuerdas y Metales, aborda el desafío de interpretar el Concierto para oboe de Mozart y celebra a compositores como Ravel en un programa lleno de contrastes junto a la Orquesta Sinfónica de Cartagena, con dirección de Leonardo Martínez.
Por Susana Castro
Entre Cuerdas y Metales ha sido una plataforma para jóvenes músicos durante 27 ediciones. En tu caso, ¿cómo crees que participar en este certamen influyó en tus inicios y en tu desarrollo como músico profesional?
El concurso Entre Cuerdas y Metales fue una de mis primeras experiencias musicales fuera de lo que podría decir que era mi zona de confort (el conservatorio, la banda de música del pueblo…) y por eso creo que fue algo muy positivo para mí. Fue un paso más en el camino que todo estudiante de música recorre a la hora de aprender a afrontar el tocar en un escenario delante de un público que te escucha atentamente o de un tribunal que te evalúa. Al fin y al cabo, muchos de nosotros hemos tenido que hacer audiciones para orquesta, oposiciones, exámenes de ingreso… Es por ello que considero que tener la oportunidad de ponerte en esa situación desde tan joven es o muy positivo.
¿Qué recuerdas de tu participación en la XVII edición de Entre Cuerdas y Metales? ¿Cómo fue el proceso de preparación y qué supuso para ti obtener el premio en 2014?
Como cualquier otro concurso, Entre Cuerdas y Metales comienza para los participantes mucho antes de las fechas en las que tienen lugar las audiciones, pues hay que elegir el repertorio y prepararlo. La gran diferencia que supuso Entre Cuerdas y Metales para mí, en comparación con otros concursos en los que he participado más adelante, es que al ser tan joven aún no estás acostumbrado a planificarte tan a largo plazo. En mi caso (y supongo que en el de muchos otros) elegí obras que aún no conocía y que suponían un verdadero reto en esos momentos. El ser capaz de organizarme y preparar bien el repertorio, compaginando el instituto y el resto de clases del conservatorio, fue algo que, sin duda, me hizo aprender a planear mejor el estudio a largo plazo.
El certamen se caracteriza por recuperar a músicos que han cosechado grandes éxitos tras su paso por él. ¿Qué significa para ti regresar a Cartagena como solista en el Concierto Extraordinario y ser parte de esta tradición?
Siempre es un placer tocar en tu tierra, especialmente cuando estás viviendo en el extranjero. Me hace también especial ilusión formar parte de este ciclo, ya que conozco a varios de los solistas de otras ediciones, entre ellos Miriam Pastor, quien es una increíble oboísta y ha sido siempre un referente para mí, y mi prima M.ª Ángeles Ayala, quien es también una gran pianista.
Teniendo en cuenta que a menudo los músicos clásicos españoles son más reconocidos fuera de nuestras fronteras, ¿cuáles crees que son los retos y oportunidades para los jóvenes talentos en España? ¿Qué papel juega un certamen como Entre Cuerdas y Metales en este contexto?
Lo cierto es que las orquestas y conservatorios europeos están llenos de músicos españoles. Esto hace que el estar tan lejos de casa se lleve mejor, pues allá donde vayas siempre es agradable encontrarse con gente que habla tu idioma y tiene las mismas costumbres que tú. En España hay muy buenas orquestas y sitios para formarse, sin embargo, hay menos oportunidades de trabajo que en otros países, lo cual lleva a mucha gente a tener que irse al extranjero.
Creo que es importante y necesario apoyar la cultura y, en nuestro caso, el mundo de la música clásica. Tenemos que valorar lo que tenemos en España y fomentarlo, por eso iniciativas como Entre Cuerdas y Metales son muy positivas.
El programa del concierto incluye el Concierto para oboe y orquesta en Do mayor de Mozart, una obra de referencia en el repertorio del oboe. ¿Qué representa para ti interpretarla en esta ocasión? ¿Cómo afrontas este desafío artístico?
Aunque no es la primera vez que interpreto este concierto acompañado de una orquesta, lo cierto es que tengo muchas ganas. El Concierto de Mozart es una pieza clave en nuestro repertorio de solista, pero también es la principal obra obligada en las audiciones de orquesta. Es por esto que en ocasiones podemos llegar a desarrollar una especie de relación amor-odio con la obra. Sin embargo, a la hora de interpretarlo para el público y acompañado de una orquesta, la cosa cambia, y al menos en mi caso, veo la pieza con otros ojos y la disfruto mucho más.
En cualquier caso, es una obra genial en la que se pueden explorar las capacidades expresivas y virtuosísticas del oboe y que además suele gustar mucho al público.
Además de Mozart, el concierto celebra el 150 aniversario del nacimiento de Maurice Ravel con obras emblemáticas como Alborada del gracioso y Bolero. ¿Qué opinas del contraste entre estos dos compositores y cómo ves el papel del oboe en este programa?
Va a ser un programa muy interesante, pues existe un gran contraste estilístico entre Mozart y Ravel. Además, bajo mi punto de vista, la música de ambos compositores rebosa vitalidad y sensibilidad a partes iguales, lo cual hace que sean más parecidas de lo que uno podría pensar en un primer momento.
Sin duda el oboe va a tener un papel muy relevante en el concierto, no solo por el concierto de Mozart, sino por el resto de piezas. En especial Tombeau de Couperin, que es una de las piezas más importantes del repertorio orquestal francés para el oboe.
En tu trayectoria, has trabajado con orquestas y directores de renombre internacional. ¿Cómo ha sido esta experiencia y qué aprendizajes destacas de tus colaboraciones en escenarios como la Gewandhaus de Leipzig?
Tocar en Gewandhaus es una experiencia musical increíble. La orquesta posee una plantilla de músicos enorme, con más de 180 miembros. Esto es así porque hacemos paralelamente conciertos sinfónicos, ópera y ballet. Además, cada fin de semana interpretamos música de Bach en la Thomaskirche (iglesia en la que el compositor trabajó durante muchos años y donde está enterrado). Gracias a esto he tenido la oportunidad de aprender todo tipo de repertorio, y desarrollarme profesionalmente.
El público del certamen incluye jóvenes y escolares, muchos de los cuales podrían estar iniciándose en la música. ¿Qué mensaje les darías sobre la importancia del esfuerzo y la pasión en la carrera musical?
Les animaría a que nunca pierdan la ilusión ni las ganas de hacer música. Nuestra profesión puede ser a veces dura, pero con constancia y esfuerzo todo acaba llegando. Muchas veces nos proponemos metas que, por un motivo u otro, no llegamos a alcanzar. Sin embargo, en el camino hacia esa meta surgen alternativas o ‘bifurcaciones’ que tenemos que saber valorar y aprovechar.
¿Cómo describirías tu evolución personal y profesional desde tus inicios en Totana hasta tu posición actual como oboe solista en una de las orquestas más prestigiosas de Europa?
Está siendo un camino largo y de constante aprendizaje. Creo que un músico de orquesta nunca deja de aprender, pues siempre está en contacto con gente con gente muy diferente que aporta ideas nuevas o puntos de vista diferentes a los tuyos.
Desde muy joven tuve claro que quería dedicarme al oboe y probar suerte en Alemania, aunque en esa época no sabía muy bien cómo funcionaban las cosas y probablemente no estaba preparado para irme al extranjero a vivir. Fue gracias a mi paso por los conservatorios de Lorca y Murcia y la Escuela Superior de Música Reina Sofía y el contacto con los profesores y los compañeros que fui evolucionando profesional y personalmente hasta finalmente di el paso y me fui a estudiar a Alemania. Finalmente he acabado tocando una orquesta, pero esto no habría sido posible sin la ayuda de todos los profesores que he tenido por el camino ni el apoyo de mi familia.
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