Con una técnica elegante, expresiva e impecable y un extenso y polivalente currículum, Isabel Dobarro es una de las pianistas españolas con mayor proyección internacional. Su piano es indisoluble de sus valores: la investigación y difusión de compositoras históricas, actuales y españolas y su compromiso con los Objetivos de Desarrollo Sostenible en relación con las artes.
Por Patricia García Sánchez
¿Cuándo y cómo surgieron tus aspiraciones musicales? ¿Dónde desarrollaste tu formación como pianista?
Provengo de una familia de melómanos, ya que en mi infancia el ambiente del hogar era muy musical. Mi hermana mayor tocaba el piano muy bien y yo seguí sus pasos. La pieza que despertó mi inquietud pianística fue la Andaluza de Granados. Yo escuchaba cómo mi hermana la estudiaba y quise imitarla a muy temprana edad. De esta forma, mis primeros pasos en el mundo del piano fueron de la mano de la profesora armenia de la escuela de Moscú, Marina Shamagian. Así, con 10 años, participé en el prestigioso concurso del Conservatorio Chaikovski de Moscú, lo que supuso una gran experiencia en la que descubrí la realidad del mundo pianístico y la obligada y constante dedicación, trabajo y tesón que conlleva.
En esa época estudié con tres profesores a la vez: Manuel Carra, Antonio Iglesias y Ramón Castromil. Más tarde, a los 15 años, hice las pruebas de acceso al Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Al terminar, conocí a José Ramón Méndez, que se convirtió en otra referencia decisiva en mi formación. Él y su mujer me invitaron a continuar mis estudios en New York. Allí, hice el Máster en Piano en la New York University. Un año más tarde empecé a dar clases como profesora adjunta. Continué mis clases en otras universidades de EE. UU. y realicé el doctorado. A la vez, seguía estudiando piano de la mano del gran José Ramos-Santana. Simultáneamente, cursé Derecho por la UNED y, más tarde, obtuve el Certificado en Relaciones Internacionales en la Universidad de Harvard.
¿En qué momento surgió tu interés por la recuperación de obras de compositoras de la historia?
Fue en mi época de profesora. Parte de mi alumnado que provenía de otras ramas artísticas me preguntó si había compositoras en la historia de la música culta occidental. En ese momento fui consciente de mi desconocimiento del tema y comencé a investigar para poder darles respuesta. En mi formación, exceptuado a Clara Schumann, nunca había estudiado o escuchado a una mujer compositora. Esta causa me impactó de un modo especialmente notable, sobre todo porque me percaté de la injusticia cometida para con las mujeres y de su invisibilización a lo largo de la historia. Me parecía algo salvaje y entendí la necesidad y la urgencia de darles su valor. Decidí investigarlo a fondo y convertirlo en una misión de vida y en una tarea consciente, determinada y disciplinada, no podemos negar a la mitad de la humanidad. Llegué a la conclusión de que el trabajo debe ir encaminado en una doble vertiente: una divulgativa general, en la que se den a conocer un buen número de compositoras, como es el caso de los conciertos en los que se presentan piezas de diferentes mujeres; y otra más académica y particular, que incluya trabajos de fondo sobre una sola figura, analizándola de forma exhaustiva, como hicimos en el caso de Pauline García Viardot.
¿Qué opinas sobre la falta de equidad entre hombres y mujeres compositoras en las programaciones de las grandes salas españolas?
Es un círculo. Si los estudiantes no tienen acceso a obras de compositoras, no las estudian y, después, no pueden interpretarlas en las salas. Pero, a su vez, si las instituciones no programan estas obras tampoco hacen que sean estudiadas en los conservatorios. Un círculo constante del que es muy difícil salir pero que es necesario romper. El profesorado de los conservatorios debe hacer un ejercicio de búsqueda de nuevas obras para proponer a su alumnado, siempre desde un ámbito de compromiso y curiosidad. A su vez, el alumnado puede demandar dichas obras. Además, el público debe conocer este repertorio y acostumbrarse a él, incluso preguntarse el porqué de su ausencia en los programas de concierto. Por su parte, los programadores también deben comprometerse. Todas las partes de este engranaje pueden moverse para generar cambios en los demás. Las nuevas generaciones vienen con otras ideas y las cosas están cambiando, comienza a haber cambios. Hay que confiar en que este círculo constante se rompa. Incluir y exigir obras de compositoras, tanto en los exámenes finales de los conservatorios como en los concursos, es un aspecto fundamental para que las mismas puedan entrar en circulación.
En los últimos tiempos has interpretado dos conciertos fundamentales referidos a compositoras históricas. El primero es el Concierto para piano y orquesta en Sol mayor de Marianne von Martinez y el segundo es el Concierto para piano opus 7 de Clara Schumann. Ambos representan dos ejemplos de géneros históricamente no relacionados con la composición femenina. ¿Qué destacarías de cada uno de ellos y de sus compositoras?
Marianne von Martinez es un caso maravilloso, es un ejemplo de compositora que utiliza un concierto de cámara para llegar a lo sinfónico, uno de los recursos más utilizados de las mujeres de la época. Curiosamente, su obra fue muy reconocida e interpretada en vida, pues fue alumna de Haydn y Metastasio, y se codeó con los mejores músicos de la sociedad vienesa. Su salón era uno de los más frecuentados del momento y en Italia tuvo un éxito sin precedentes, para después caer en el olvido. Es increíble que algo así ocurriera, pues la calidad de su música está al mismo nivel que la del propio Mozart.
Por otro lado, el concierto de Clara Schumann es si cabe más extraordinario. Una obra de una niña de 13 años que incorpora una serie de novedades insólitas y sorprendentes: un solo movimiento con forma cíclica donde un mismo tema aparece y reaparece con características diferentes. Dentro de la musicología feminista, algunas autoras como Susan McClary o Marcia Citron han investigado sobre la diferencia y oposición entre los dos temas característicos de la forma sonata, donde el primero es heroico y asociado al ámbito masculino y el segundo, más lírico y poético, está relacionado con todo lo femenino. Algo curioso y muy interesante en esta obra de Clara, y que no sabemos lo hizo de forma consciente o no, es que el tema heroico o masculino aparece exactamente igual como tema femenino o lírico, es decir, los hace coincidir, pero trabajados de diferente forma. En este caso, el tema femenino tiene mucho más peso con un piano cromático y bello. Por su parte, el tema masculino, llevado por el violonchelo, entra después y se va diluyendo poco a poco perdiendo importancia. Además de lo señalado, hay que añadir que la obra se caracteriza por un virtuosismo técnico extraordinario, muy difícil para la mano y que requiere mucho trabajo.
Me gustaría destacar que, en ambos casos, tanto en el concierto de Marianne von Martinez como en el de Clara Schuamnn, he trabajado con directores hombres y mujeres (las directoras Clàudia Dubé o Beatriz Gutiérrez). Hay muchos hombres que creen en esta causa y luchan por la misma. Me gusta destacar este aspecto.
Por otro lado, también es destacable tu compromiso con las compositoras actuales y españolas. ¿Por qué es importante para ti la difusión de este tipo de repertorio?
Siendo española, siento la necesidad de contribuir a la visibilización de la cultura española y de las obras de nuestro propio repertorio. Me gusta mucho colaborar tanto con compositores como con compositoras actuales. En mis programas, intento que haya una perspectiva intergeneracional: jóvenes como Sonia Megías, Graciela Jiménez, Clara Gil o Carme Rodríguez, y otras con trayectorias más consolidadas. Además, toco obras de compositoras internacionales como la argentina Claudia Montero. Tengo una visión global e internacional del tema, aunque pongo el acento en nuestra cultura y su promoción, el acceso directo a la música española y la necesidad moral de promocionarla.
Otro proyecto fascinante es que el tienes sobre las canciones de Pauline García Viardot grabadas en el disco ‘The Unknown Pauline Viardot: Chamber Songs and Duets’, junto a Anna Tonna y Corina Fernández Feldkamp y Patricia Kleinman. ¿Qué destacas de este proyecto y de su compositora?
El proyecto surgió de las investigaciones de la musicóloga Patricia Kleinman,que llevaba muchos años trabajando en la música de Pauline García Viardot. Ella se puso en contacto con nosotras, pues sabía de nuestro activismo. Entre todas surgió una sinergia muy especial y creció de forma muy natural y orgánica, además de seria y disciplinada. El disco está compuesto, en su mayoría, de obras inéditas de la compositora. Pero no solo es un disco, sino que es un proyecto global y completo pues, a partir de él, se han realizado conferencias, charlas y conciertos en diferentes universidades y rincones del mundo. Desde que se publicó, en octubre del 2021, ha cosechado muchos y variados éxitos, entre los que nos enorgullece el Melómano de Oro, otorgado por esta revista. Continuando con este trabajo exhaustivo y desde diferentes perspectivas, próximamente estrenaremos una obra inédita de la hermana de Pauline, María Malibrán. Además de todo esto, Patricia Kleinman ha realizado la edición crítica de algunas de las piezas que lo componen (las españolas y las francesas) con algunas de las editoriales musicales más especializadas en el tema.
Este proyecto pone de manifiesto la necesidad del trabajo colaborativo entre diferentes sectores de la música: musicólogos, intérpretes y especialistas en grabación, ¿qué piensas al respecto?
Efectivamente. Debo señalar la importancia de la labor del proceso de grabación del disco de Javier Monteverde y Marcelo Bellagamba, de los estudios de grabación Cezanne Producciones, que nos han apoyado en todo y han sido aliados fundamentales para desarrollar un trabajo de alta calidad tanto a nivel técnico como humano. En general, creo en el trabajo en equipo, colaborativo e interdisciplinar. Juntas, juntos, vamos a llegar mucho más lejos, ya que una gran empresa o proyecto tiene la riqueza de las colaboraciones especializadas. Los proyectos crecen mucho más con la aportación de diferentes perspectivas artísticas. Considero que lo más importante que aportamos a la sociedad es lo que se construye como equipo, no la actividad personal individual.
¿Nos puedes hablar sobre el proyecto ‘Women in Music’, sus objetivos y futuros retos?
Empecé a trabajar y colaborar con Anna Tonna en al año 2016, cuando creamos el proyecto ‘Women in Music’,cuyoobjetivo fundamental es la divulgación de obras de compositoras a partir de la colaboración entre diferentes países, instituciones y asociaciones y que tiene por sede New York.
En la primera edición se establecieron relaciones entre la asociación Women Composerde New York y Mujeres en la Música de España. Las socias de ambos países propusieron obras para trabajar y se hizo una selección de las mismas. Finalmente, se eligió un tema como eje vertebrador: El Quijote. En la segunda edición, incluimos una vertiente intergeneracional y el estreno de obras de niñas de la escuela de New York junto con figuras de referencia del ámbito femenino compositivo internacional. También se incluyeron algunos Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Durante el presente año, en la tercera edición, se está trabajando con Alemania. Los días 9 y 10 de septiembre han tenido lugar dos conciertos para gran público en las ciudades de Leipzig y Berlín donde se han interpretado obras de compositoras históricas y actuales por el trío formado junto al tenor Manuel Gómez Ruiz y la soprano Anna Tonna. Estos conciertos, por primera vez en todas las ediciones, ha incluido una vertiente didáctica donde hemos contado con la colaboración de Patricia García Sánchez, escritora y especialista en didáctica de la música desde una perspectiva de género y de Mari Carmen Picacho Fumadó, ilustradora, en la creación de los materiales pedagógicos. Este material es fundamental para acercar a los niños y niñas a las compositoras y poderlos emocionar y conectar con el mundo de la música clásica y la cultura. La emoción es fundamental en el acto de escuchar e interpretar.
Abanderas una serie de valores muy interesantes en cuanto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidad se refiere y su relación con las artes, y en especial con la música. ¿Puedes explicarnos en qué consiste esta labor?
Entré en contacto con las Naciones Unidas en una conferencia internacional a la que me invitaron a participar como pianista. Me comenzó a obsesionar la idea de cómo hacer que los artistas dejáramos de ser meros adornos para comprometernos de forma activa en las diferentes causas sociales. No entiendo el papel del artista desvinculado de la función social. Así, generé varios grupos de artistas y conversaciones para ver cómo podíamos encauzar este tema. Escribí un artículo sobre desarrollo sostenible y música clásica. Mi tesis se fundamenta en cuatro pilares fundamentales: sensibilización, innovación, diálogo y educación musical. Los conceptos de Derechos Humanos y Objetivos de Desarrollo Sostenible está por encima de cualquier ideología política. La música es ciencia y arte a la vez, y está muy relacionada con la innovación y la creatividad. Es motor de cambio de social y generadora de emociones y actitudes. El verdadero objetivo de un músico debe ser darse a la sociedad.
Por último, me gustaría que habláramos sobre nuevos retos con respecto a la reconstrucción de la historia desde una perspectiva femenina. ¿Qué repertorio te gustaría abordar?
Durante el próximo año, mi idea es centrarme en la figura de Marianne von Martinez, es mi nueva Viardot. Un proyecto que se va a traducir en artículos, discos y otras trabajos que desarrollaré poco a poco. También trabajaré en la investigación y divulgación de la compositora belga Marie Jäell, que tiene unos conciertos para piano y orquesta excepcionales. Por otro lado, seguiré trabajando en un proyecto de recuperación de compositores y compositoras gallegos y continuaré mi dúo con el violinista Miguel Borrego en el Teatro de la Zarzuela y haremos gira por Sudamérica.
Tengo mucha ilusión de estrenar una obra de Andrea Casarrubios, una jovenprometedora y excepcional compositora. Además, inauguraré el ciclo COMA22 durante este mes de octubre en los Teatros del Canal, donde se van a estrenar e interpretar obras de compositoras como Mercedes Zabala, Consuelo Díez y Ana Vázquez Silva, entre otras. También participaré en un ciclo de conciertos pedagógicos con Fernando Palacios en la Fundación Juan March con repertorio de mujeres compositoras.
Por supuesto, continuaré implicándome activamente en la misión de mostrar al mundo el papel de la mujer en diferentes ámbitos de la música: compositoras, intérpretes, directoras, gestoras, etc.
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