Iolanta regresa a los escenarios españoles, esta vez de la mano de la Orquestra de la Comunitat Valenciana y el Cor de la Generalitat Valenciana, conducidos por Henrik Nánási. Esta puesta en escena, a cargo de Mariusz Trelinski, nos devolverá la luz de la princesa Iolanta, interpretada por Lianna Haroutounian. Los roles del rey y de Vaudemont serán interpretados por Alexander Roslavets y Valentyn Dytiuk, respectivamente, quienes junto al resto del reparto se presentarán al público los días 22, 24, 28 y 31 de marzo en el Palau de les Arts Reina Sofía
Por Fabiana Sans Arcílagos
Argumento
En un único activo con ocho escenas y un final, la historia se desarrolla a mediados del siglo XV, en las montañas del sur de Francia.
Iolanta recoge flores y frutas de los árboles en el jardín del palacio. Con ella se encuentran sus amigas Laura y Brigitta, además de Marta y varios sirvientes que ayudan a la joven ciega a recolectar y cargar los frutos mientras cantan. Iolanta, desconsolada por momentos, se pregunta si algo le falta. La joven desconoce su ceguera, todos deben ocultarlo.
Iolanta y Marta se sientan en un banco a conversar. La sirvienta le pide a la joven que no atormente su alma. Mientras, Brigitta, Laura y otras muchachas le llevan flores para que se anime con su olor. La princesa agradece a sus amigas Brigitta y Laura, y a Marta le pide que la sostenga en su hombro mientras le canta una canción que le recuerda a su infancia. Iolanta se queda dormida.
El portero del palacio (Beltrán) oye una llamada de corneta, es Al’Meriq que anuncia la llegada del rey. Este vendrá acompañado de un médico árabe que ayudará a Iolanta a recuperar la vista. Al’Meriq se sorprende ante la noticia de que la joven princesa es ciega. Beltrán y Marta le indican al nuevo escudero que nadie en el palacio debe hablar de la belleza, la luz o llamar majestad, monarca o rey al padre de Iolanta; ella desconoce todos estos detalles. Iolanta está prometida con Roberto, duque de Borgoña, quien también ignora que la joven es ciega.
Llega el rey con Ibn-Hakia, el médico, que la va a examinar. El médico diagnostica que sí es posible sanar a la joven, pero indica que ella debe ser consciente de su mal. El rey rechaza el tratamiento, temiendo por la felicidad de Iolanta.
Roberto y Vaudemont se encuentran en una jornada de caza, pero en medio de la oscuridad se pierden. Encuentran una puerta en medio de las rocas y deciden entrar. Se encuentran dentro del jardín del palacio y, a pesar de las advertencias de ‘¡Alto!’ y ‘Prohibido el paso’, se adentran en el jardín.
Roberto desea que el rey rompa el compromiso con Iolanta, ya que piensa que es fría e insensible, lo contrario a Matilde, que es picante y deliciosa. Vaudemont advierte a su amigo sobre los encantos y fugacidad de la belleza. Los jóvenes se adentran en la terraza y Roberto, al ver a la joven, piensa que es una bruja. En cambio su amigo queda prendado de la belleza e inocencia de Iolanta.
Tras conversar con la joven, Vaudemont se percata de que Iolanta desconoce su ceguera. El muchacho le relata a la princesa el significado de la luz; ella las posibilidades de encontrar la luz de otra manera. Tras la conversación, los jóvenes se enamoran de inmediato.
Entran a la habitación Marta, Laura, Brigitta, las sirvientas y el rey. Todos se sorprenden al ver que Iolanta se encuentra acompañada de Vaudemont. El rey increpa al joven y le pregunta si le ha contado algo que no sabía, pero es Iolanta la que con alegría responde que ya conoce qué es la luz. El rey maldice al muchacho, pero Ibn-Hakia se alegra porque eso supone la curación de Iolanta. Sin embargo, el rey Renato amenaza de muerte a Vaudemont si el tratamiento del médico falla.
Regresa Roberto con soldados a salvar a su amigo, que cree que está en peligro. Para su sorpresa se percata de que su amigo se encuentra con los sirvientes, Brigitta, Laura, Marta, Beltrán, el médico, Iolanta y el rey. El joven es increpado por su amigo para que rompa su compromiso con Iolanta y le deje la libertad para desposarse con ella. Roberto le solicita al rey que cancele el compromiso; este acepta y da la mano de Iolanta a Vaudemont. El remedio funciona y Iolanta puede ver.
Los hermanos Chaikovski
Enmarcado en la historia de la música como uno de los compositores nacionalistas del período romántico se encuentra el ruso Piotr Ilich Chaikovski. Graduado por el Conservatorio de San Petersburgo, tuvo entre sus maestros y mentores al gran Antón Rubinstein y a Mili Balákirev. Chaikovski es mayormente conocido por sus sinfonías, conciertos y música para ballet, entre las que se encuentran La bella durmiente, El lago de los cisnes y El cascanueces.
Pero este compositor cuenta en su catálogo con diez óperas, de las cuales El voivoda fue reconstruida póstumamente a partir de esbozos, Undina no fue terminada y otras simplemente no han contado con el favor del público actual. Sus óperas más famosas son EugeneOneguin y La dama de picas. La última de su catálogo es el drama lírico Iolanta.
Estrenada en el Teatro Mariinski de San Petersburgo el 18 de diciembre 1892, Iolanta contiene los aspectos de un compositor maduro, que domina perfectamente las hermosas melodías, una clara estructura musical y las variantes propias del músico. La ópera compartió programa con El cascanueces y fue dirigida por Eduard Nápravník. Formaron parte del estreno los cantantes y esposos Figner (Medea y Nikolai), músicos con los que el compositor ya había trabajado y a los que había escrito los roles de Herman y Liza en La dama de picas. En esta ocasión, Chaikovski compuso para el matrimonio el papel de Iolanta y Vaudemont, dedicándole a este último el aria ‘No, the charm of caresses‘. Acompañaron a la pareja los cantantes Konstantin Serebryakov, Leonid Yakovlev, Aleksandra Ruge y Mariya Dolina, entre otros.
Curiosamente, el libreto de esta ópera basada en la obra danesa La hija del rey René de Henrik Rudolf Hertz fue escrito por Modest Chaikovski, hermano del compositor, quien había sido el libretista de La dama de picas. Modest era el hermano menor de Chaikovski y su primer biógrafo. Además, se convirtió, tras el fallecimiento del músico, en el fundador y director de la casa-museo Chaikovski en Klin.
Modest y Piotr tuvieron una relación muy cercana, tanto que el hermano menor del compositor quiso ‘copiar’ en muchos casos a su mentor. Pero, a pesar de que algunos historiadores califican a Modest como un rival frustrado de Chaikovski, lo cierto es que destacaba como pedagogo, tanto que se le recuerda como un gran maestro para el joven sordomudo Nikolai Konradi, con quien fundó una compañía que duró diecisiete años. Pero lo que realmente deseaba el menor de los hermanos Chaikovski era ser artista. A pesar de que su hermano Piotr no lo alentaba ni en el ámbito musical ni el de las artes dramáticas, sí vio potencial en su vena literaria. Sobre esto, queda vestigio en una carta escrita por el compositor a Modest, en el que le anima a convertirse en autor.
Comienza entonces su carrera como escritor, a través de la colaboración en piezas musicales y teatrales, además de la realización de críticas y artículos para la prensa. Antón Chéjov llego a elogiar su trabajo por la obra The Symphony,relato quepuede verse como una ‘venganza’ hacia los críticos incompetentes y corruptos de la música, personajes que atacaron duramente al genio musical ruso.
Pero la relación afectiva y de idolatría que sentía Modest por su hermano Piotr lo mantuvo firme en su idea de colaborar juntos en alguna de las óperas del compositor. El primer intento de propuesta lo realiza Modest con una historia ambientada en la Edad Media titulada Constanza, que no se conserva. Posteriormente, el joven en una carta le expone su continuo deseo de buscar un tema para que Piotr ‘escriba música sobre su tema’. En la primavera de 1877, el joven propone el libreto y el montaje para una ópera, Inés de la Sierra, basada en la novela de Charles Nodier. Piotr no duda en expresar su sensación hacia la propuesta, dejando claro que Inés no despierta ningún interés en él, ni el menor deseo, ni nada, concluyendo que esa historia no tiene potencial para una buena ópera.
Tras una década sin reincidir en la petición de trabajar juntos, Ivan Vsevolozhsky, director de los Teatros Imperiales, les propone que realicen una obra que combinara siglo XVIII, canto y baile. Pero, a pesar de que esto finalmente no se realizó, sí se dio la cercanía para que Piotr confiara en la pluma de su hermano menor. Así, en noviembre de 1889, el compositor recibe una oferta para componer La dama de picas, y este no duda en llamar a Modest (quien había preparado el libreto años antes para Klenovsky), para que escriba la ópera.
El éxito de la dupla Chaikovski fue inminente y esto llevó a los hermanos hacia una nueva colaboración, la creación de Iolanta. Piotr había leído la novela diez años antes y le propuso a su hermano realizar el libreto sobre esta historia. La satisfacción del hermano mayor no se hizo esperar, pero el compositor, que pasaba por momentos de gran estrés y solo pensaba en finalizar El cascanueces, no lograba iniciar la composición de la ópera. Tras una dura batalla entre su ánimo y el entusiasmo por el tema, no fue hasta mediados de julio de 1891 cuando el músico comenzó a escribir la su drama lírico.
El trabajo en conjunto se llevó en armonía y, tras su estreno, a pesar de las dudas del músico, la crítica tuvo buena recepción en el aspecto compositivo, pero no así en el texto, ya que la mayoría desaprobaron el libreto. Los hermanos no volvieron a colaborar nunca más, pero Modest cumplió su deseo de compartir firma con su hermano mayor; fueron ‘los Chaikovski’.
Las representaciones
Uno de los agradecimientos que como sociedad le debemos a Modest fue haber mantenido viva la historia de su hermano Piotr a través de la recopilación de sus cartas, críticas, etc. Gracias a esto se ha podido reconstruir tanto su vida como sus sensaciones y emociones ante los acontecimientos que vivió. Así, en una carta escrita el día después del estreno de Iolanta (19 de diciembre de 1892), Chaikovski le escribe a su hermano Anatoly (mellizo de Modest) algunos detalles del antes y después del estreno. En esta carta comenta que el emperador los acompañó la noche anterior al ensayo y que quedó fascinado con la ópera, tanto que le profirió algunas palabras de elogio. Chaikovski continúa su carta diciendo que tanto la ópera como el ballet tuvieron gran éxito, aunque particularmente la primera fue del agrado de todos.
Pero esta emoción no se hizo extensiva en los días sucesivos. El compositor advierte a su hermano que la prensa ha estado atenta a su ópera y que, como en otras ocasiones, su trabajo ha sido cuestionado por algunos críticos. Continúa narrando que él es indiferente a todo esto, pero que ha entrado en un estado de apatía y repulsión hacia el trabajo, además de un sentimiento de vacío, propio de quien ha estado preocupado por algo largo tiempo. Tras esta carta, Chaikovski, quien debía iniciar una gira para la presentación de Iolanta, cambia en último momento su ruta y decide ‘abandonar’ su última creación lírica. El primer país fuera de Rusia en recibir la ópera fue Alemania. La ciudad de Hamburgo fue la encargada de escuchar la historia de la princesa que no conoce la luz. La representación se llevó a cabo los primeros días de enero de 1893, dirigida por el extraordinario Gustav Mahler. De esta presentación, Chaikovski comenta al final de una carta que recibió un aviso de que Iolanta tuvo un gran éxito en la ciudad. El opus 69 del genio ruso tuvo una nueva oportunidad en el Teatro de Ópera de Hamburgo, esta vez con el libreto traducido al alemán.
Posterior a esta fecha, y tras la muerte del compositor en 1893, Iolanta tuvo su primera representación en Moscú. Pero fue el estreno en Viena en 1900 conducido nuevamente por Mahler el que nos aporta otro dato curioso, y es que según relata Henry-Louis de La Grange: ‘la noche del estreno, el tenor Franz Naval se quedó sin voz y la representación hubo de concluir antes de la escena final’. En aquella ocasión, la crítica emitió un juicio bastante severo sobre lo que Hanslick llamó ‘el refinado trabajo de un gran artista’.
Pero de grandes artistas, representaciones, compositores, se ha construido la historia, y aunque sabemos que Iolanta no es de las obras más conocidas, ni de las más interpretadas, no debemos dejarla de lado y olvidar los estupendos momentos musicales que plasmó Chaikovski en su ópera. Uno de los más característicos es la abundancia de solos instrumentales, especialmente los dedicados a la cuerda, además del arioso inicial de Iolanta, la oración del rey y la famosa aria de Roberto.
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