Dramma buffo en dos actos. Il turco in Italia se estrenó el 14 de agosto de 1814 en la Scala de Milán, conducida por Alessandro Rolla. Libreto de Felice Romani, basado en el libreto de Caterino Mazzolà. La ópera se presenta a través de los ojos de Prosdocimo, personaje metateatral, que busca en esta historia la inspiración para escribir su propia ópera.
Por Fabiana Sans Arcílagos
Argumento Il turco in Italia
Acto I
En un lugar solitario a las afueras de Nápoles, un grupo de gitanos se divierten mientras realizan sus faenas diarias. Entre ellos se encuentra Ziada, hermosa joven que ha perdido a su amor. En la distancia, el poeta Prosdocimo quiere crear un drama divertido, pero no encuentra el argumento. Geronio, ayudante del poeta y esposo de Fiorilla, busca consejo sobre su vida con Zaida, quien le lee la mano pero al que termina atemorizando. Por su parte, el poeta retiene a la gitana y a su compañero Albazar, quienes le cuentan la tragedia de su vida. Provenientes de un harén turco, ella era la esclava del príncipe Selim. Él se enamoró de la joven y quiso contraer matrimonio con ella. Al conocerse la noticia, Zaida fue traicionada por un grupo de mujeres celosas acusándola de infidelidad y el príncipe la mandó ejecutar. Debido a esto, ella huyó y fue salvada por Albazar. Prosdocrimo, interesado en historia, le comenta a la joven que un príncipe turco arribará a puerto, curioso por conocer las costumbres europeas.
Mientras Fiorilla canta una canción de amor, observa un barco que llega a puerto. En él se encuentran Selim y su cortejo. El príncipe desembarca y aparece Fiorilla con sus amigas, y queda prendada por la belleza del turco. La joven se acerca a Selim y los dos comienzan a flirtear. Mientras, el poeta se aprovecha la situación para escribir su historia. Narciso, admirador de Fiorilla, celoso por la situación, se encuentra con Geronio, que se encuentra espantado por la infidelidad de su mujer. El poeta está entusiasmado por tener el argumento de su historia.
En la casa de Gerónimo, su mujer toma té con Selim. Este queda prendado de la joven, le ofrece todo su amor y le propone escapar juntos. Entran Geronio y Narciso, quienes reprenden a Fiorilla, siendo el primero quien prohíbe recibir a los turcos de nuevo en su hogar. El poeta interviene en la escena, escribiendo la primera parte de su argumento.
En la orilla del mar se encuentran trabajando los gitanos. Zaida es perdonada por Selim. Fiorilla, quien tiene el rostro cubierto con un velo y Selim la confunde con Zaida. La joven se quita el velo y se enfrentan las dos mujeres. El poeta ha conseguido la gran escena para su drama.
Acto II
En la habitación de una posada se encuentran Geronio y Prosdocimo bebiendo y hablando sobre los caprichos de Fiorilla. Selim irrumpen la conversación y le propone comprar a su mujer. Geronio rechaza la oferta y el turco jura raptarla. Fiorilla, que desea a Selim solo para ella, organiza un encuentro con Zaida y su amante; esta lo obliga a escoger a una de las dos. El turco, indeciso, hace que Zaida se disguste. A pesar del enfado Fiorilla y el príncipe se reconcilian.
El poeta anuncia a Geronio el plan de Fiorilla: en una fiesta esperará la joven enmascarada para escapar a Turquía. Prosdocimo, envía a Zaida a la fiesta con una máscara semejante a la de su rival. Ya en el baile se encuentran todos los personajes. Entre sombra y penumbras, Fiorilla no encuentra al turco. Narciso, que sí la ha reconocido, se hace pasar por Selim. Zaida engaña al príncipe y juntos entran en la fiesta. Geronio, desesperado, busca a Fiorilla y, confundido por encontrar a las dos parejas iguales, se abalanza sobre ellos logrando que cada una escape de la fiesta.
De vuelta a la posada, Geronio y el poeta se encuentran. Estos comentan sobre la verdad de cada pareja; Geronio se entera de que Selim y Zaida se han reconciliado y que Narciso y Fiorilla se han escapado. Fiorilla, que se percata del error cometido yéndose con Narciso, huye en busca de Selim. La joven, que ahora conoce la verdad, se enfrenta a su nueva verdad: su marido le ha dejado una carta de divorcio y ha sacado de su casa sus pertenencias. Fiorilla es abandonada por todos. Finalmente Selim y Zaida parten a Turquía. Fiorilla, arrepentida, se topa con Geronio, quien la perdona. El poeta definitivamente tiene el complemento para su historia.
El genio de la buffa
A pesar de que Rossini se retiró muy temprano de la composición de óperas, siempre tuvo claro que su gran popularidad se debía al éxito de sus óperas buffas. Pero lo cierto es que el mérito de la narrativa debe ser compartido a partes iguales con sus libretistas, Felice Romani (autor del texto de esta ópera) y Jacopo Ferretti. Por norma general, las tramas sobre las que Rossini basaba sus óperas estaban inspiradas en historias preexistentes. En el caso de la obra que nos ocupa, se trata de una adaptación de un texto de Caterino Mazzolà, escrito en 1788.
Pero parte de la clave del éxito de las óperas cómicas de Rossini reside en los personajes, sobre todo los encarnados por los bajos, en el caso de esta obra encarnados por Don Geronio y Selim, que se corresponden con los perfiles de buffo caricato y basso cantante. El primero de ellos, encargado de las partes más cómicas, con arias en las que prima la velocidad y que requiere, además, de dotes interpretativas humorísticas. El segundo, con una tesitura ligeramente más aguda, se encarga de líneas más líricas y cantabile. La diferencia entre estos dos tipos de personaje puede apreciarse claramente en el segundo acto de esta ópera, en la escena en la que Selim le hace una oferta a Don Geronio con el objetivo de comprar a Fiorilla, momento en el que cantan el dueto ‘D’un bell’uso de Turchia‘, donde salen a relucir todas las diferencias interpretativas entre ambos. Uno de los elementos más característicos de este tipo de número es el gusto de Rossini por realzar los efectos cómicos de la escena mediante el juego de palabras y onomatopeyas.
Se trata de uno de los dúos más memorables de la producción rossiniana, donde además de desplegar la estructura tradicional de tres movimientos, aprovecha al máximo la similitud de las voces para desarrollar una sarcástica escena de dos hombres peleándose. No debemos olvidar que la situación parte del hecho de que Selim está de vacaciones en Italia en busca de mujeres hermosas y es entonces cuando conoce a Fiorilla, harta de su marido y de su amante Don Narciso. Cuando Selim le propone la transacción a Narciso, se da ese célebre momento en el que dice ‘della moglie che gli pesa il marito è venditor‘, es decir: ‘cuando una esposa se convierte en una carga, su marido se convierte en vendedor’, asegurándole al marido que esta es una costumbre turca. La melodía inicial de Selim es una delicada línea que se va tornando paulatinamente más agresiva. Geronio muestra su rechazo ante tal oferta, empleando la misma melodía. No obstante, emplea menos tiempo que el turco en explicarle cuál es la costumbre italiana: un puñetazo en la nariz. La tensión va en aumento según se va desarrollando el número, pero Rossini juega con el público pues, en lugar de dar pie una pelea, vuelve a la melodía inicial, momento en que los dos personajes cantan juntos por primera vez.
La segunda sección de este dúo se desarrolla en un tempo ternario, en el que Selim vuelve a tomar la iniciativa: ‘¡Te daré suficiente dinero para comprar tres Fiorillas!’, donde la orquesta ayuda a subrayar enérgicamente sus gritos de ‘¡tre, tre, tre!’. Por su parte, Geronio sigue en la negativa: ‘¡Yo me quedaré con mi esposa!’. El movimiento culminará con una sección contrastante en la que, finalmente, ambos coincidirán en una idea: ‘Yo apuesto a que no hay mayor tonto en el mundo que este’.
Una última sección de transición hace que los hombres intercambien una vez más frases cortas, da lugar a la siguiente situación: si Geronio no va a vender a Fiorilla, Selim conoce otra costumbre: ‘¡involarla!‘, es decir, robarla. La velocidad prima en este final de número, llevando a los cantantes al límite. Selim vuelve a cantar en primer lugar, y será seguido por Geronio que imita no solo sus melodías, sino también sus amenazas. El dúo vuelve a concluir con una sección en la que cantan los dos, volviendo a llegar a un acuerdo: lucharán con armas.
Por otro lado, cabe destacar cómo Rossini se salta las convenciones de la época en la estructuración del discurso musical. Por ejemplo, en el presente caso, es llamativo cómo ninguno de esos dos personajes, ni Don Geronio ni Selim, cantan el doble aria convencional cuando hacen su primera aparición. Otro punto interesante se da en el primer acto, cuando enlaza el dueto entre Fiorilla y Selim ‘Siete Turchi! Non vi credo‘ con el cuarteto con Narciso y Don Geronio. Estos cambios en el discurrir habitual de la ópera vienen dados por una doble motivación: por un lado, dota a la acción de más versatilidad y movimiento, y, por otro, juega con las expectativas del público.
Il turco en escena
Cuando Rossini compuso Il turco in Italia contaba con tan solo 22 años. A pesar de la juventud del compositor, esta se trataría de su decimotercera ópera y la tercera estrenada en La Scala de Milán.
Sería aventurado tratar de esclarecer a estas alturas si fue causa de su inmadurez o de un cínico sentido del humor, pero lo cierto es que el autor eligió trabajar sobre un libreto que no le traería pocos problemas. Y es que el texto de Felice Romani era mucho más transgresor de lo que estaba acostumbrado el conservador público de la época. La consternación que supusieron las travesuras de la protagonista, vistas como inmorales por la audiencia asistente al estreno que tuvo lugar ese 14 de agosto de 1814, fueron el motivo de que este título desapareciera de los teatros durante más de cien años.
Pero no fue solo la acogida del público la que hizo que Rossini y su libretista realizaran algunas revisiones de la ópera. Los críticos catalogaron el dramma buffo como el ‘marido’ innecesario de La italiana en Argel, ópera en dos actos estrenada en 1813. A pesar de esto, la composición se destaca entre las más sofisticadas y resaltantes del compositor, tanto por el excelente sentido de la orquestación como por el desarrollo de los elementos melódicos con los personajes, sin llegar a las extravagancias de la música descriptiva.
En España, el estreno tuvo lugar en 1820 en el Teatro del Príncipe representado en las voces de Lorenza Correa, Teresa Laviña, Miguel Schira, Dionisio López, Gregorio Alverá, Antonio Llord y Joaquín Lledó, siendo a partir de ese momento cuando Rossini se vuelve un referente de las programaciones musicales de las principales salas españolas.
Sin embargo, la premier de Il turco en Estados Unidos tuvo otra acogida. Estrenada el 14 de marzo de 1826, en el Park Theatre de Nueva York, contó con la participación de tres de los cantantes más valorados de la época que, además, eran de nacionalidad española: Manuel del Pópulo García, tenor predilecto de Rossini, y sus hijos Manuel García y María Malibrán, dando voz a Narciso, Prosdocimo y Zaida, respectivamente.
Como hemos dicho, esta ópera no fue interpretada en Europa en un periodo de ciento treinta y seis años, cuando Luchino Visconti volvió y el Teatro Eliseo de Roma decidió ponerla en escena con la inestimable aparición de la gran Maria Callas. Cinco años después de la representación en Roma, la Callas regresa como Fiorilla a La Scala, bajo la producción de Franco Zeffirelli. Este salto en el tiempo produjo que la temática de esta obra fuera entendida desde otro prisma, consagrándola como una de las óperas cómicas de Rossini mejor valoradas.
Deja una respuesta