Il trovatore se representará en el bilbaíno Palacio de Euskalduna, como conclusión de la temporada de ABAO Bilbao Opera, los días 20, 23, 26 y 29 del presente mes de mayo. Se trata de una nueva producción procedente de la Ópera de Roma, con dirección escénica de Lorenzo Mariani y musical de Francesco Ivan Ciampa.
Por Diego Manuel García
Por su truculencia y desarrollo nocturno, junto a una terrible conclusión, Il trovatore puede considerarse la ópera gótica de Giuseppe Verdi. La acción se desarrolla en Aragón, a principios del siglo XV, durante la guerra civil que enfrentó al conde Jaime de Urgell con el rey Fernando I, también llamado Fernando de Antequera. El protagonista, Manrico, está comprometido con el conde de Urgell y enfrentado al conde de Luna, que lucha a favor de Fernando de Antequera. El argumento muestra el triángulo formado por Manrico, el conde de Luna y la noble dama Leonora, muy enamorada de Manrico y que rechaza las pretensiones del conde de Luna. La acción se complementa con la presencia de la gitana Azucena, a quien mueve una terrible sed de venganza, ya que su madre, acusada de brujería, fue condenada a morir en la hoguera por el padre del actual conde de Luna.
Il trovatore junto a Rigoletto y La traviata forman la famosa trilogía popular verdiana. Durante la composición de Rigoletto (1851) llegó a los oídos de Verdi el gran triunfo que había tenido en España la obra teatral El trovador de Antonio García Gutiérrez, estrenada en Madrid en 1836. Parece ser que, a través de un tenor conocido suyo que actuaba en Madrid, logró hacerse con una copia del argumento, y que fue Giuseppina Strepponi (la compañera sentimental de Verdi) quien lo tradujo al italiano. Verdi se entusiasmó por esta obra hasta el punto de considerar la posibilidad de convertirla en una ópera. Salvatore Cammarano fue el encargado de escribir el libreto.
Diferencias entre la obra teatral y la ópera
El libreto que elabora Cammarano sigue con bastante fidelidad el drama de Antonio García Gutiérrez, aunque resumiéndolo y mostrando solamente su trama esencial. La obra teatral estaba estructurada en cinco actos, llamados jornadas, cada uno con su correspondiente subtítulo: ‘El duelo’, ‘El convento’, ‘La gitana’, ‘La revelación’ y ‘El suplicio’. En el libreto se reducen a cuatro actos subtitulados ‘El duelo’, ‘La gitana’, ‘El hijo de la gitana’ y ‘El castigo’, cada uno de ellos estructurado en dos cuadros que resumen las muy numerosas escenas de la obra teatral.
Los principales protagonistas, Doña Leonor de Sesé, Don Manrique y Don Nuño de Artal (Conde de Luna), se convierten en Leonor, Manrico, Il Conte di Luna, manteniendo el personaje de Azucena su mismo nombre. Los nobles Don Guillén de Sesé (hermano de Doña Leonor) y Don Lope de Urrea desaparecen de la ópera y también las numerosas escenas donde intervienen. Los personajes Guzmán, Gimeno, Fernando y Ortiz, los tres primeros al servicio del Conde de Luna y el cuarto un criado de Don Guillén de Sesé, son refundidos en uno solo: Ferrando, que en la ópera es capitán del ejército del Conde de Luna. El personaje de Jimena (dama de compañía y confidente de Doña Leonor) en la ópera se convierte en Inés, manteniendo idéntica relación con Leonora. Ruíz (lugarteniente de Don Manrique) tiene en la ópera el mismo nombre y cargo.
La segunda jornada de la obra teatral, ‘El convento’, es eliminada casi por completo, manteniéndose solamente las escenas quinta, sexta y séptima, equivalentes al segundo cuadro del Acto II de la ópera, que se desarrolla en un convento. Los Actos III y IV de la ópera se corresponden a las jornadas cuarta y quinta de la obra teatral.
En julio de 1852 fallece Salvatore Cammarano dejando el libreto sin terminar. El joven libretista Leone Emanuele Bardare, bajo la atenta mirada del propio Verdi, será el encargado de versificar casi todo el Acto IV. La partitura estuvo concluida en el otoño de 1852. El estreno tuvo lugar en el Teatro Apollo de Roma el 19 de enero de 1853, con un extraordinario éxito. Il trovatore tuvo una rápida difusión en teatros italianos y de todo el mundo. En España fue estrenado tanto en Madrid como Barcelona en 1854.
Argumento de la ópera
Acto I
Cuadro primero. Se desarrolla en el atrio del Palacio de la Aljafería de Zaragoza. Ferrando conversa con un grupo de soldados y les insta a vigilar los alrededores del Palacio, donde viene apareciendo un misterioso trovador, de quien el Conde de Luna tiene unos tremendos celos, ya que considera que es un pretendiente de Leonora. Ferrando cuenta a los soldados una terrible historia acaecida veinte años antes, cuando una gitana fue condenada a morir en la hoguera acusada de brujería.
Cuadro segundo. En los jardines de ese mismo Palacio, Leonora le habla a su confidente Inés sobre un trovador a quien considera el mismo caballero al que tiempo atrás había coronado como vencedor de un torneo y del que se había enamorado al instante. Seguidamente se juntan en escena Leonora, Manrico y el Conde de Luna y se plantea el antagonismo político entre ambos personajes, el gran amor que Leonor siente por Manrico y su total rechazo a las pretensiones del Conde.
Acto II
Cuadro primero. Se desarrolla en un campamento gitano en Bizkaia, con la entrada en escena de Azucena y un extenso diálogo con su hijo Manrico, a quien había rescatado del campo de batalla con importantes heridas. Azucena le cuenta la truculenta historia ya comentada por Ferrando en el Acto I, añadiendo un detalle aún más terrible, cuando le confiesa que al estar inmersa en un estado de delirio, había lanzado a las llamas, por error, a su propio hijo.
Cuadro segundo. Se desarrolla en un convento cerca de la Fortaleza de Castellor, donde Leonora, al enterarse de la muerte de Manrico —se trata de una noticia falsa— va a tomar los hábitos de monja. El Conde y Manrico, ambos junto a sus soldados leales, también aparecen en el convento y se produce un enfrentamiento del que finalmente sale victorioso Manrico, escapando junto a Leonora hacia la Fortaleza de Castellor.
Acto III
Cuadro primero.Alrededores de la Fortaleza de Castellor, donde se encuentran Manrico y Leonora, que va a ser asaltada por las tropas del Conde de Luna. Allí ha sido capturada una gitana sospechosa que merodeaba por el lugar y que Ferrando reconoce como Azucena, la asesina del hermano del Conde.
Cuadro segundo. Se desarrolla en la Fortaleza de Castellor, donde Manrico ha llevado a Leonora para casarse con ella. La ceremonia es interrumpida por la llegada de su ayudante Ruiz, quien le dice que su madre ha sido apresada por el Conde, y este, con sus tropas, prepara el asalto a Castellor. Manrico abandona a Leonora y se marcha para rescatar a Azucena.
Acto IV
Cuadro primero. Se desarrolla en una torre-prisión, en el Palacio de la Aljafería, donde se encuentran apresados Manrico y Azucena. Durante la noche Leonora se acerca a la torre junto a Ruiz para salvar a Manrico. La joven medita sobre la trágica suerte de su amado. Se establece un diálogo en diferente plano dramático entre Leonora y Manrico. Aparece el Conde, a quien Leonora suplica que libere a Manrico y, para conseguirlo, incluso se compromete a casarse con él. El Conde jubiloso acepta, pero en el transcurso del diálogo Leonora ingiere un veneno.
Cuadro segundo. En un calabozo en el interior de la torre, Manrico se esfuerza en tranquilizar a Azucena, que casi ha enloquecido ante la perspectiva de acabar en la hoguera como su madre. Una moribunda Leonora irrumpe en la celda para comunicar a Manrico su próxima libertad. Leonora muere en los brazos de Manrico. Aparece el Conde, quien al sentirse burlado ordena la inmediata ejecución de Manrico. Azucena le dice que ha matado a su propio hermano.
Música y vocalidad
Il trovatore es la primera ópera verdiana que comienza sin un preludio, solo se produce una breve introducción orquestal en la que se escucha primeramente un triple redoble de timbal al que sigue la intervención de toda la orquesta ejecutando un imponente tema de carácter marcial que se repite en piano con la llamada del corno inglés. Esta introducción concluye con la repetición del tema inicial que enlaza con la irrupción del coro. El Acto II comienza con un vibrante y alegre tema musical concatenado con las intervenciones del coro, que se va repitiendo, y donde el violento golpeteo de martillos sobre un yunque adquiere auténtico protagonismo. En el arranque del Acto III, poderosos acordes reproducen una música de carácter heroico que confluye con dos grandes intervenciones del coro. En total contraposición, el Acto IV comienza con una música camerística de carácter lúgubre, donde solo intervienen los clarinetes y fagotes. La misión fundamental de la orquesta es el acompañamiento a los cantantes.
Decía Arturo Toscanini que para montar un Trovatore en las debidas condiciones había que disponer de los cuatro mejores cantantes del mundo. Leonora requiere de una soprano lírico-spinta con un poderoso registro grave, ancho centro y una extraordinaria franja aguda para expandir la voz repetidamente al La4, Si4, Do5 e incluso a un estratosférico Re5. Además, debe ofrecer dominio del canto ligado, las medias voces y las regulaciones de sonido y de la coloratura. Luce todas estas características en el recitativo-aria-cabaletta del Acto I ‘Tacea la notte placida… Di tale amor che dirsi‘, página de gran exquisitez y fuerte carácter belliniano, donde la soprano debe elevar la voz al Si4. En el final del Acto II, en el arioso ‘Perché piangete…‘, esculpe bellísimas frases que concluyen cuando canta ‘E deggio e posso crederlo? Sei tu dal ciel disceso, o ciel son io con te?‘, estas últimas frases acompañadas de un paulatino ascenso orquestal de piano a forte y, donde al unísono, la cantante debe elevar la voz al Si4. La gran escena de Leonora se produce en el Acto IV, con el aria ‘D’amor sull’ali rosée‘, de un refinamiento extraordinario que requiere de las técnicas belcantistas más depuradas, precisando un especial control del legato y el portamento, junto a un gran dominio de la coloratura, con la inclusión de numerosos trinos y toda clase de agilidades y, en la parte final, la voz debe elevarse a un Si4 seguido de un La4 en pianísimo, con una repetición con ascensiones al Do5 y La4 de nuevo en pianísimo, y una cadencia final que incluye un Re5 y una muy compleja coloratura. De esta brillantísima aria pasamos al ‘Misere‘, con intervenciones de un coro de monjes y los patéticos diálogos de Leonora con un Manrico en la lejanía, cantando desde su celda. Seguidamente debe interpretar la cabaletta ‘Tu vedrai che amore in guerra‘, de muy difícil coloratura. Para concluir toda esta gran escena (verdaderamente agotadora para la soprano), interpreta junto al Conde de Luna el dúo ‘Udiste? Come albeggi… Mira, di acerbe lagrime… Vivrà! Contende il giubilo‘, donde la soprano debe ofrecer gran dominio tanto del registro grave como del agudo, así como de la coloratura en la cabaletta final.
Manrico requiere un tenor lírico-spinto de excelente línea de canto, que sea capaz de interpretar con lánguida emoción su primera intervención solista, la romanza ‘Deserto sulla terra‘ del Acto I. En el Acto III, canta la muy belcantista aria ‘Ah! Si, ben mio‘ con un ritmo balanceante y que requiere una voz timbrada capaz de alternar el canto pleno y la media voz, con dominio de las agilidades, y donde debe incluir un par de trinos (muy pocos tenores lo hacen). Casi sin solución de continuidad pasa a un canto pleno de bravura en la famosísima cabaletta ‘Di quella pira‘, con la ejecución de notas picado-ligadas y ascensiones al Do4 (el Do de pecho), no escrito por Verdi, pero convertido en tradición, hasta el punto de que el público espera con cierta morbosidad si el tenor va a ser capaz de darlo. Manrico también interviene en largos e importantes dúos con Azucena: en el Acto II, donde debe ofrecer un gran dominio de las agilidades, y en el Acto IV, con una predominante utilización del canto a media voz.
Azucena precisa de una mezzosoprano lírica y también dramática para moverse en una amplísima tesitura, desde notas muy graves como el La2 al muy agudo Do5 (muy pocas mezzos cumplen estos requisitos), con dominio de las medias voces, de las regulaciones de sonido y de las agilidades belcantistas, con inclusiones de difíciles trinos. Brilla sobremanera en el Acto II, con su interpretación de la canción ‘Stride la vampa‘, de carácter belcantista, ligando cortas frases con un ritmo sincopado, que contrasta con su muy dramática interpretación del racontto ‘Condotta ell’era in ceppi‘, donde narra a Manrico su terrible historia. Destaca el gran lirismo con el que debe interpretar a media voz las frases ‘Ai nostri monti ritornaremo… L’antica pace ivi godremo!‘ en su dúo con Manrico del Acto IV.
El Conde de Luna precisa de un barítono de amplia tesitura capaz de alternar pasajes líricos con otros de fuerte dramatismo, como en el caso del ya citado dúo con Leonora del Acto IV. Destaca, sobre todo, su gran escena del Acto II, el recitativo-aria-cabaletta ‘Tutto è deserto… Il balen del suo sorriso… Per me ora fatale‘, con un canto de gran lirismo en aria, donde debe alternar el canto pleno y las medias voces con ascensión al Sol3, y en la cabaletta debe mostrar un canto de fuertes y violentos acentos.
Por último, el personaje de Ferrando requiere un bajo de poderosos medios vocales y gran expresividad, en su gran escena del Acto I. Destaca el magnífico trío de Manrico, Leonora y el Conde, al final del Acto I. Y el concertante conclusivo del Acto II, donde, junto al coro, confluyen las voces de estos tres personajes.
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