Hugo Gómez-Chao Porta ha sido el ganador de la XXIX edición del Premio Jóvenes Compositores Fundación SGAE-CNDM 2018, que convocan conjuntamente la Fundación SGAE y el Centro Nacional de Difusión Musical (CNDM).
El gallego ha obtenido así el primer premio ‘Xavier Montsalvatge’, dotado con 6.000 euros en metálico, por su obra Límites del Negro.
José Luis Valdivia Arias logró el segundo premio ‘Carmelo Alonso Bernaola’, con 3.000 euros, por Gouache.
El tercer galardón (1.500 euros), ‘Francisco Guerrero Marín’, recayó en Román González Escalera, por Espejismo Volátil.
Finalmente, la mención honorífica ‘Juan Crisóstomo Arriaga’ (1.200 euros) fue para Inés Badalo López, por Evanescente Latir.
Todos ellos cuentan con menos de 35 años. Además, y como en cada edición, la Fundación SGAE edita un disco promocional que reúne las cuatro obras ganadoras del certamen, con el fin de contribuir a su posterior promoción y difusión.
Al primer premio, se suma también la designación de Hugo Gómez-Chao Porta como Compositor Residente de la Red de Músicas de Juventudes Musicales de España durante la temporada 2019-2020. Recibirá el encargo de tres obras de música de cámara que serán estrenadas e interpretadas dentro del circuito de Red de Músicas.
El concierto final del Premio Jóvenes Compositores Fundación SGAE-CNDM 2018 se celebró en el Auditorio 400 del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en Madrid. Las cuatro obras finalistas fueron interpretadas por el Ensemble Sonido Extremo, bajo la dirección de Jordi Francés.
El jurado estuvo integrado por los compositores Alicia Díaz de la Fuente, Juan José Eslava Cabanellas, Jacobo Gaspar Grandal, José Miguel Fayos Jordán y Diana Pérez Custodio.
Un total de 23 obras han sido presentadas a concurso en esta edición de 2018.
Acerca del Premio ‘Jóvenes Compositores’
El Premio Jóvenes Compositores fue creado en 1987 para estimular la creación en el campo de la música clásica contemporánea entre los jóvenes creadores de hasta 35 años, con el propósito de contribuir al desarrollo y conocimiento social de nuevos lenguajes, tendencias y modos de expresión musicales.
Entre los ganadores de sus veintiocho ediciones destacan nombres ya consolidados dentro del panorama de la composición actual, con carreras internacionales que demuestran la buena salud de la creación musical española: Agustín Charles, Mauricio Sotelo, José María Sánchez-Verdú, Jesús Rueda, Jesús Torres, Pilar Jurado, Gabriel Erkoreka, Ramón Humet, Juan Cruz Guevara, Jesús Navarro, Oliver Rappoport o Nuria Núñez, entre muchos otros, han sido protagonistas de esta cita indispensable en el apartado de la composición para ensemble a nivel nacional.
Hugo Gómez-Chao Porta (A Coruña, 1995)
Estudió el Grado Superior de Composición con David del Puerto Jimeno en Madrid, acabando sus estudios con las máximas calificaciones. Actualmente cursa en la Kunstuniversität de Graz el Máster de composición, siendo alumno de Beat Furrer y Clemens Gadenstätter. Ha sido becado por la Diputación de A Coruña con las “Becas de perfeccionamiento artístico” durante los cursos 2017-2018 y 2018-2019. Ha recibido clases de compositores como Fiedrich Haas, Sergio Luque, Jesús Rueda y Bernhard Lang. Ha estrenado obras y recibido encargos gracias a entidades como Fundación SGAE, Asociación de Orquestas Españolas (AEOS), Orquesta Sinfónica de Galicia, Festival de Tres Cantos de Música Contemporánea, La Phármaco, Museo de Bellas Artes de A Coruña, Museo Provincial de Pontevedra, entre otras. Es uno de los miembros fundadores del Festival RESIS de Música Contemporánea de A Coruña, del cual es actualmente director artístico.
Acerca de ‘Límites del Negro’
El compositor explica: “Pienso siempre en grandes bloques de sonido en continuo movimiento; y, para mí, movimiento es desarrollo. Estos bloques están formados por distintos materiales musicales que evolucionan con procesos diferentes, como líneas independientes que conviven y comparten el espacio; que, tal vez, se relacionan entre sí de alguna manera, se apoyan o, por el contrario, colisionan, se imponen las unas sobre las otras y allí encuentran su fuerza, se interrumpen, desesperan y se agitan hasta que, finalmente, triunfan sobre el resto o desaparecen. En Límites del Negro imaginé más intensamente los contrastes entre un bloque y otro; entre un desarrollo individual y un proceso general. Así, cada bloque está tratado con una dirección propia, interrumpido, como luces más brillantes que fueran apareciendo sobre otras luces, que abriesen nuevos espacios en los que poder resonar y cobrar fuerza; que se volvieran oscuras por el peso de su propia cadencia; pesadas pero ligeras al mismo tiempo por la gracia de su ritmo y volaran empero al peso de esa cadencia; que se impusieran y silenciaran a todo lo demás gracias a la fuerza de su ira. Plasmar la fuerza de esa ira con la única herramienta del sonido”.
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